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La doctrina de la Trinidad es la verdad bíblica de que hay un Dios que existe en tres personas.  Tal como lo hicieron con la persona y obra de Cristo, las primeras generaciones de cristianos pasaron mucho tiempo tratando de entender la Trinidad. Me gustaría que quede claro que la Iglesia primitiva no creó la doctrina de la Trinidad; ellos reconocieron lo que la Biblia enseña al respecto. Su objetivo era ser lo más bíblicos posible con respecto a la naturaleza de nuestro Dios trino.

Existen muchos pasajes bíblicos que muestran esta doctrina. Los primeros maestros de la Iglesia buscaron palabras y categorías para describir esta realidad doctrinal. Quisiera que nos enfoquemos en dos de estas palabras que también nos ayudarán a ver las discusiones que los primeros cristianos tuvieron sobre esta doctrina.

1) «Homoousios» o «de la misma sustancia»

Homoousios es una palabra griega que significa «de la misma sustancia». Esta palabra entra en juego en el Concilio de Nicea en 325. Para compartir un poco de la historia de este evento, el tema principal en este concilio fue sobre la naturaleza de Cristo. Pero, por supuesto, Jesús es Dios y, por lo tanto, la naturaleza de Jesús también afecta la forma en que entendemos la Trinidad.

Si Jesús no es verdaderamente Dios y de la misma sustancia de Dios, no puede ser el sacrificio de una vez por todas por nuestros pecados

Había un grupo conocido como los arrianos, quienes creían que Jesús era «de sustancia similar» que Dios el Padre, pero no de la misma sustancia. Enseñaron que hubo un tiempo en que Jesús no existía, que fue creado por el Padre y esencialmente era una deidad inferior. Ahora, algunos pueden preguntarse, «¿esto es un problema o no?» Los padres de la Iglesia entendieron que se trataba de un asunto del evangelio. Si Jesús no es verdaderamente Dios y de la misma sustancia de Dios, no puede ser el sacrificio de una vez por todas por nuestros pecados. Entonces, o afirmamos lo que la Biblia enseña sobre la naturaleza de Jesús y la Trinidad, o perdemos el evangelio por completo.

Entonces, un hombre llamado Atanasio junto con algunos otros usaron el término homoousios para describir la enseñanza bíblica. La Biblia enseña claramente que Jesús es Dios. El mismo Jesús afirmó ser Dios. La Biblia enseña que Jesús estuvo allí en la creación, no fue creado porque es Dios eterno. Él es de la misma sustancia que Dios. Él es tanto Dios como el Padre es Dios. Estas fueron todas las verdades que se afirmaron en este Concilio.

Ahora, mientras que el tema en cuestión era la naturaleza de Jesús, más tarde este mismo entendimiento se aplicó al Espíritu Santo. La Biblia enseña que el Espíritu Santo también es de la misma sustancia (Fil 2:6-11; Col 1:15-20). Atanasio utilizó las Escrituras para enseñar que el Espíritu Santo es homoousios con el Hijo, como el Hijo es de la misma sustancia con el Padre. Entonces, la Trinidad entera es homoousios entre sí y dentro de sí misma. Los primeros cristianos, entonces, entendieron que la Biblia enseñaba que, aunque hay un Dios que existe en tres personas, cada una de estas personas es de la misma sustancia. Cada uno es Dios. No es como si Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo fueran seres menores frente a Dios el Padre. No, todos son Dios. Todos son de la misma sustancia y hay un solo Dios.

Vale la pena decir que esta es una doctrina difícil de comprender. Estamos describiendo lo indescriptible. Para hacer eso, muchas veces tenemos que decir más de lo que algo no es, para ayudarnos a entender qué es. Tenemos que repetir que no es que Jesús y el Espíritu Santo sean seres menores ante el Padre, porque la Biblia enseña que son uno con el Padre. Son de la misma sustancia. Sin embargo, también queremos mantener su distinción. Eso nos lleva a la siguiente palabra.

2) «Perichoresis» o «morada mutua»

Esta palabra significa «morada mutua». La palabra se utilizó por primera vez para describir cómo las naturalezas divina y humana de Cristo habitan la una en la otra. Viven juntas, pero permanece una distinción clara en sus dos naturalezas. Entonces, esa misma idea se usó más tarde para describir la enseñanza bíblica sobre la Trinidad. San Hilario usó la palabra para decir que las tres personas habitan dentro de la Trinidad, una en la otra, pero conservan su carácter distintivo. Juan de Damasco escribió que las tres personas de la Trinidad son inseparables y que mantienen una subsistencia separada una dentro de la otra, sin fusionarse ni mezclarse, sino aferrándose entre sí.

Una vez más, estamos tratando de describir al Dios del universo. Entonces, el entendimiento es que el Hijo está en el Padre y el Espíritu, el Espíritu está en el Padre y el Hijo, y el Padre está en el Hijo y el Espíritu, pero ellos mantienen su distinción. Donde está uno, están los otros y en lo que uno está involucrado, los demás también están involucrados.

En los Evangelios leemos la historia de cómo Jesús sanó a un hombre un sábado y los judíos se escandalizaron por haberlo hecho en día de reposo. Sin embargo, Juan afirma:

«Por eso Jesús les decía: “En verdad les digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera. Pues el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que Él mismo hace; y obras mayores que estas le mostrará, para que ustedes se queden asombrados. Porque así como el Padre levanta a los muertos y les da vida, asimismo el Hijo también da vida a los que Él quiere”» (Juan 5:19–21). 

El énfasis en esta doctrina es que Dios, aunque existe en tres personas, no está dividido. Son tres, pero en ellos hay una unidad perfecta en esencia y ser. Entonces, ¿qué aplicaciones prácticas tiene esta doctrina?

La Trinidad es una doctrina compleja, pero tiene que ver con la naturaleza misma de Dios y por eso vale la pena estudiarla

Como las implicaciones del término homoousios son tan importantes para el evangelio, así también las implicaciones de perichoresis son importantes para la revelación. Los tres miembros de la Trinidad son seres distintos pero a la vez son uno. No hay división entre ellos. 

Como ejemplo práctico, el Espíritu Santo no va a contradecir lo que el Padre ha revelado en su Santa Palabra. Algunos dirán: «Bueno, sé que eso es lo que dice la Biblia, pero el Espíritu Santo me está guiando a hacer cosas contrarias al resto del consejo de la Escritura». ¡Eso no puede ser! Hay unidad completa en la Trinidad. No es como si hubiera tres miembros de un comité y se reunieran cada tanto para decidir cómo manejar el universo. No, ellos están completamente unidos.

La Trinidad es una doctrina compleja, pero tiene que ver con la naturaleza misma de Dios y por eso vale la pena dedicar tiempo y esfuerzo para estudiarla y afirmar todo lo que la Biblia dice al respecto.

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