¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

La pregunta que tenemos por delante es una cada vez más común en nuestros días. De hecho, ni siquiera es tan nueva porque de una manera u otra vemos situaciones similares en el Antiguo Testamento. El asunto es este: a veces una persona empieza un noviazgo y tiempo después conoce al Señor; ahora su alma se siente inquieta por que se da cuenta que su novio o su novia todavía no conoce al Señor y ya los intereses y los gustos de cada uno han variado bastante. O a veces un creyente inicia una relación de noviazgo con un inconverso y el Espíritu Santo le va inquietando y le hace saber que esto no está bien. Pero, ¿por qué? ¿Cuál es el problema?

Definitivamente el Señor nos muestra, como mencioné antes en el Antiguo Testamento, los grandes peligros que sucedieron en Israel al asociarse a las naciones paganas. Pero también de manera específica tenemos en el Nuevo Testamento el mandato del Apóstol en 2 Corintios 6: no se unan en yugo desigual con los incrédulos porque no hay asociación entre luz y tinieblas. Entonces el asunto es este: estos pasajes no están hablando de noviazgo porque bíblicamente tenemos el noviazgo como un periodo de amistad con el propósito del matrimonio. Es un tiempo en el cual estamos alistándonos y conociéndonos para poder casarnos. Los pasajes hablan más específicamente sobre el matrimonio. Sin embargo, si el noviazgo es el periodo en el cual estamos buscando casarnos y el yugo desigual está prohibido en la Palabra, definitivamente el noviazgo con un inconverso no es una decisión sabia y particularmente no es una decisión sana.

¿Entonces qué hacemos? Te recomendaría de manera particular que hables con tus pastores o líderes. Habla con aquellos que conocen al Señor y te conocen a ti, y debes buscar la forma de separarte de esa relación de noviazgo. La razón es que en la Palabra, en la práctica, y en la Iglesia no hay noviazgos misioneros. Tú inicias una relación de noviazgo y luego esperas a ver si el Señor salva esa persona. No hay sabiduría en eso. Más bien la sabiduría está en decir: “Te amo, te aprecio, a mi me encantaría poder vivir una vida contigo a través del santo matrimonio pero ahora mismo nuestras prioridades son muy diferentes. Ahora mismo no estamos en el lugar que debemos estar. Ahora mismo siendo totalmente honestos mi mayor pasión es el Señor. Mi mayor amor está por conocer al Señor, por servir a la Iglesia y en este momento tú no estás ahí”. Le dices: “Hay pocas cosas que yo desearía más que tú conozcas a ese Señor que yo he conocido, y de hecho, tú tienes total libertad de hacerlo”. Puedes ir con el tiempo presentándole el evangelio pero alejándote a la vez, y limitando ese noviazgo lo más pronto posible. La razón última es esta: la Palabra de proverbios nos enseña una y otra vez el peligro de asociarnos con aquellos que no conocen al Señor. El Salmo 1 nos muestra el gran peligro de asociarnos con el inconverso, con aquellos que son escarnecedores.

Un noviazgo es una relación donde hay mucho corazón a flor de piel, donde hay mucho deseo de estar con el otro, de conocer al otro, y de amar al otro. Si esa persona no está conociendo y amando al Señor, esa persona te va alejar del Señor. Así que no solamente hay una franca desobediencia si te casas con un inconverso, sino que hay falta de sabiduría al mantener una relación de noviazgo con un inconverso. Por tanto, una vez más acércate a alguien que conozca al Señor y te conozca a ti y pídele un consejo sabio. Pero desde aquí te puedo decir por amor al Señor y por amor a tu alma, aléjate de esa relación y ora por la salvación de esa pareja.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando