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Durante el aislamiento, mi papá y yo vimos la serie de campeonato de la liga americana de béisbol del 2004. Los fanáticos de los Medias Rojas de Boston podíamos casi sentir la derrota ante los Yankees, pero recuerdo cómo floreció la esperanza con aquel juego en el que nuestro equipo ganó dramáticamente. Ese día inició una racha ganadora que lo llevó, luego de ochenta y seis años, a obtener la victoria de dicho campeonato y el título de la serie mundial.

Al recordar esto, no dejaba de pensar en que Dios tiene control de todo. Meditaba en que Él sabía que este equipo superaría a su oponente y ganaría la serie mundial. De la misma manera, Dios conoce el final de esta pandemia. Y esta verdad trajo aliento a mi alma.

En este tiempo ha sido frecuente escuchar sobre el tema de la providencia. Pero, ¿de qué se trata y cómo nos ayuda hoy?

1) Por su providencia, Dios sostiene y gobierna la creación

Al leer escritos de autores cristianos de siglos pasados (como Jonathan Edwards o Carlos Spurgeon), veo en ellos un sentido agudo de la presencia de Dios, diferente al presente y creciente escepticismo en la actualidad respecto a su existencia. Los cristianos sabemos que Dios controla todas las cosas y las orquesta para su gloria y el bien de sus hijos (Ef. 1:11; Ro. 8:28).

Mientras la creación significa el llamado a la existencia de aquello que no existía antes, la providencia sostiene lo que ya se ha llamado a la existencia. En esto hay, lo que los teólogos llaman, una concurrencia de la primera Causa con causas secundarias. En su teología sistemática, Louis Berkhof define la providencia como:

La providencia continúa o hace que continúe lo que ya se ha llamado a la existencia

“Ese ejercicio continuo de la energía divina por medio de la cual el Creador preserva todas Sus criaturas, es operativo en todo lo que se produce en el mundo, y dirige todas las cosas a su fin designado”.

Dios sustenta y gobierna su creación. Eso incluye los acontecimientos en ella. Por tanto, el virus de esta pandemia no ha salido del control de la providencia de Dios. Él mantiene su dominio.

2) Por su providencia, Dios merece nuestra dependencia absoluta

¿A dónde debe conducirnos conocer la verdad de que Dios gobierna y controla lo que sucede? El apóstol Pablo responde en Colosenses 1:3 y ora por los destinatarios de la carta en dos direcciones: (1) Que sean llenos del conocimiento de la voluntad de Dios para que puedan agradarle en todo (1:9); y (2) que sean fortalecidos para que tengan la constancia y la paciencia que necesitan (1:11).

Reconocemos que esta pandemia es una prueba que afecta de distintas formas al cristiano. Por lo tanto, debemos enfocarnos en conocer la voluntad de nuestro Dios, a fin dar evidencia de Cristo y el evangelio en nosotros (Ro. 12:1-2). Saber que Dios mantiene una relación activa con su creación es una hermosa verdad teológica que debe movernos a la oración y la dependencia absoluta en Dios y su Palabra.

3) Por su providencia, Dios nos da esperanza en su Palabra

El aislamiento que confina a millones de personas, y el temor a padecer de COVID-19 o ver sufrir y fallecer en soledad a un ser amado, es doloroso y devastador. Incluso puede llevar a la desesperanza y dudas respecto al amor o la existencia de Dios. Los cristianos no somos inmunes a eso. Por eso debemos prepararnos con la Palabra de Dios y las oraciones que cuidan nuestros corazones y pensamientos en Cristo (Fil. 4:7).

Saber que Dios mantiene una relación activa con su creación debe movernos a la oración y depender absolutamente de Dios y su Palabra

El salmo 119 es un extraordinario poema dedicado a las Escrituras. En el verso 43, su redactor nos recuerda algo vital:

“No quites jamás de mi boca la palabra de verdad, porque yo espero en Tus ordenanzas”.

El pasaje al que pertenece este verso (de los versículos 41 al 48) puede titularse “La victoria mediante la Palabra”. En él hay un mensaje de confianza en Dios por la vindicación de su carácter y en el juicio sobre sus enemigos. El autor indica que la esperanza de los hijos de Dios se encuentra en las Escrituras, esa es la clave para vencer en la prueba. Y sabemos que todo se trata de Cristo mismo –el Logos o Verbo–; Él es la esperanza de la gloria (Col. 1:27).

Con estas verdades sobre la providencia de Dios en mente, te animo a aprovechar el período de aislamiento social para invertir tiempo en estudiar y meditar en la Palabra. Ella nos revela el carácter de nuestro Dios y, cuando eso sucede, vemos más claramente cómo es Él. Esa experiencia transforma nuestra perspectiva de la vida.

Conclusión

Fue emocionante revisar los archivos del juego de béisbol. Pero es de mayor satisfacción, gozo, y esperanza saber que Dios creó todo lo que vemos y dirige activamente los acontecimientos dentro de su creación.

Eso es para el bien de los partícipes de la herencia de su propio Hijo. Por tanto, podemos esperar “con confianza y alegría participar de la gloria de Dios. También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia” (Ro. 5:2-3 NTV).

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