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Nota del editor: 

#CoaliciónResponde es una serie donde pastores y líderes de iglesia responden a inquietudes que llegan a Coalición por el Evangelio a través de diversos medios, y que son parte de las inquietudes que caracterizan a la iglesia de nuestra región.

Tengo ya algunos años publicando videos en YouTube. Con 1,57 mil millones de usuarios activos, no sorprende que muchos jóvenes estén interesados en hacer un canal en esta plataforma. Me he encontrado con proyectos muy interesantes y centrados en Cristo, pero también he visto otros con motivaciones incorrectas.

No soy un experto en YouTube. De hecho, he cometido muchos errores. Con todo, por su gracia, el Señor continúa enseñándome cuando no entiendo algo, levantándome cuando me desaliento, y corrigiéndome cuando me desenfoco. A partir de estas experiencias quiero compartir contigo cinco consejos que espero puedan ser de ánimo si estás pensando iniciar un canal en YouTube.

1. Evalúa tu propósito.

“Siervos, obedezcan a sus amos en la tierra, con temor y temblor, con la sinceridad de su corazón, como a Cristo; no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios; sirvan de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres”, Efesios 6:6-7.

El Señor nos manda que aprovechemos bien el tiempo. Crear videos consumirá bastante espacio en tu agenda y es muy importante que lo consideres. Debes estar seguro de que Dios quiere que inviertas este tiempo en hacer videos, no sea que dejes tus prioridades de lado.

Todo cristiano debe servir primero en su casa y la iglesia local. Tener un canal de YouTube no está mal, siempre y cuando se estén cumpliendo las prioridades bíblicas. Es incoherente que una persona busque alcanzar con el evangelio a gente en otros continentes desde su habitación, pero que no le haya predicado ese mismo mensaje a su vecino. El ministerio virtual siempre debe ser una extensión y un reflejo de lo que ya se hace de manera local.

Cuídate de no iniciar un canal buscando hacerte conocido, ganar fama, o impresionar a las personas. Tener un canal en YouTube no es un fin en sí mismo, sino un medio por el cual transmitirás un mensaje. Existen otros medios para hacer lo mismo, como la escuela dominical o los grupos pequeños. Si no tienes experiencia enseñando en o asistiendo a estos servicios en tu iglesia local, te aconsejo que primero obtengas esa experiencia y que te prepares estudiando las Escrituras para asegurarte de que tus videos sean bíblicos (Stg. 3:1).

Es incoherente que una persona busque alcanzar con el evangelio a gente en otros continentes desde su habitación, pero que no le haya predicado ese mismo mensaje a su vecino.

2. Que tu contenido sea bíblico y creativo, ¡no polémico!

“Porque nada me propuse saber entre ustedes excepto a Jesucristo, y Este crucificado”, 1 Corintios 2:2.

Algo de vital importancia es que tu contenido apunte a Cristo. Las celebridades de YouTube son expertos en “marca personal”. El producto son ellos, y en todo momento el “YO” destaca y brilla. ¡Cuídate mucho de esto! Que cuando las personas vean tus videos no terminen diciendo: “¡Oh! ¡Me gustaría ser como él!”, sino: “¡Oh! ¡Señor solo Tú eres digno!”. Una manera de hacer esto es promoviendo contenido saturado de las Escrituras, que exalte a nuestro Dios y no a nosotros.

Pero el contenido no es lo único importante. No podemos dejar de lado la creatividad. El primer canal que inicié hace 6 años se llamaba Materiales Bíblicos. Durante los primeros seis meses, lo único que hacía era descargar videos de otros canales para subirlos en mi canal. Con el paso del tiempo me di cuenta que esto era lo más tonto que podía hacer. No ayudaba a nadie, me apropiaba de contenido ajeno, y el tiempo que gastaba en eso lo podía haber invertido de una mejor manera. Comencé a grabar con un celular los sermones de mi iglesia para que una hermana, que no podía asistir, pudiera verlos en su casa. Más adelante viajé a la sierra y selva de mi Perú, junto al misionero Miqueas Tuttle, para producir reportajes sobre el avance de la obra misionera en esas zonas. Aprendí que crear tu propio contenido es lo mejor. Demanda más trabajo, tiempo, creatividad y a veces dinero, pero copiar el material de otros es solo una pérdida de tiempo y una ofensa para los creadores originales.

Dios nos ha dotado de distintos dones, habilidades, y personalidad. No te conformes con hacer más de lo mismo. Permíteme darte un ejemplo. Si mañana subes un video sobre el bautismo, ¿crees que las personas deberían ver tu video antes que los otros 584.000 videos que ya existen sobre este mismo tema? Si ya se habló del bautismo con pericia, ¿por qué mejor no hablar de otra cosa, o quizá enseñar sobre el bautismo de una manera más didáctica y creativa? No me mal entiendas, no estoy diciendo que no compartas el sermón de tu iglesia sobre el bautismo. Lo que quiero decir es que si vas a abordar un tema que los expertos ya explicaron claramente, lo mejor es darle un giro para explicarlo de manera creativa o hablar de algo que sea escaso en Internet.

Finalmente, no inviertas tu tiempo en generar polémica. Aunque estos son los videos que debido al morbo generan más visitas, invertir tu tiempo en esto no es sabio. No honra a Dios ni al prójimo. Trabaja duro para que, a través de tus videos, las personas puedan conocer a Dios más claramente y sean animados o confrontados con Su Palabra.

3. Rinde cuentas.

“El camino del necio es recto a sus propios ojos, pero el que escucha consejos es sabio”, Proverbios 12:15.

Por más cuidado y diligencia que tengas al realizar tu contenido, eso no garantiza que ya esté listo para ser publicado. Es necesario contar con un grupo de personas que puedan revisar y filtrar tu material antes de que llegue a Internet.

En mi caso, este grupo incluye a mi esposa, un hermano maduro, y dos pastores de diferentes contextos culturales. Les pregunto cosas como: ¿Ves alguna actitud o palabra que no sea apropiada? ¿Ves algo que pueda ser malinterpretado? ¿Hay algo que esté mal comunicado? ¿Algo de lo que se dijo no es cierto, va contra la Biblia, o resulta muy subjetivo? Practica esto con frecuencia; aunque las correcciones a veces duelan, no hay mejor forma de crecer como comunicador.

4. Busca la excelencia.

“Entonces, ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”, 1 Corintios 10:31.

La excelencia no es tener los mejores equipos, sino hacer lo mejor que puedas con lo que tienes. Para hacer un video solo necesitas una cámara, un lugar iluminado y silencioso, y quizá un editor de video. No necesitas una cámara con capacidad de grabar en 4K a 240 cuadros por segundo, un micro Rode NTG-2, un grabador Zoom H6, y un trípode Manfrotto compacto. ¡Me encantaría contar con esos equipos! Si los conozco es porque los he buscado y deseado, pero mi salud y mi matrimonio estarían en peligro si los compro ahora mismo. No dejes que lo que no tienes te detenga de hacer algo que pueda ser de bendición.

Recuerda que el contenido es lo más importante. Trabaja duro escribiendo un guion para que no te extiendas demasiado ni te desvíes del punto que deseas comunicar. Procura darte a entender lo mejor que puedas. Modera tu lenguaje para que un inconverso, un nuevo creyente, un cristiano maduro, y un pastor experimentado puedan entender y ser dirigidos a mirar a Cristo.

Por último, piensa en las objeciones o dudas que alguien podría tener, y anticípate a responder claramente. Muchos youtubers crean dudas o polémicas intencionalmente para generar comentarios y así hacer más populares sus videos. Evita eso.

5. Confía en Dios.

“Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. Así que ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios, que da el crecimiento”, 1 Corintios 3:6-7.  

Si has creado con excelencia un material bíblico que ha sido evaluado por gente de tu confianza, ahora puedes postear y descansar. Déjale la distribución a Dios; Él llevará tu contenido a donde sea necesario.

Esto no significa que no puedes promoverlo en redes sociales o hacer una estrategia para compartir tus recursos. Simplemente quiero decir que no te enfoques en los números. Recuerda tu propósito, glorificar a Dios, y no te frustres si pocas personas ven tus videos. Si uno de tus recursos llega a 5 personas e impacta a una de ellas, llevándola a ver más la gloria de Cristo, tu inversión habrá sido digna.

Cabe resaltar que tu contenido también llegará a personas que no estarán de acuerdo con él; quizá te insulten, pero recuerda que el Señor dijo: “Bienaventurados serán cuando los insulten y persigan, y digan todo género de mal contra ustedes falsamente, por causa de Mí” (Mt. 5:11).

Que YouTube sea saturado de la Palabra

Es mi oración que Dios te guie y te use para su gloria; que YouTube sea saturado de la Palabra. Nunca olvides que tu primer lugar de servicio es tu propio hogar y tu iglesia local. No pierdas de vista que no te defines por ser youtuber, sino que tu identidad está en Cristo. Que esta red social sea solo un lugar más donde compartes la única Palabra que tiene poder para salvar y cambiar vidas.

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