¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Quizá eres —como yo— una de las personas que se emocionan con una nueva lectura o estudio bíblico, en especial si se realiza de manera grupal. Hace unos meses, mujeres de distintos países latinoamericanos se reunieron virtualmente para estudiar el libro Joven Verdadera, editado por Betsy Gómez. Yo fui una de ellas, y hoy quiero compartirte cinco cosas que aprendí de este recurso… ¡son cosas que toda joven debe saber!

1. Necesito con urgencia reencontrarme con la Verdad.

Desde siempre, las distintas culturas han estado en una búsqueda constante de una verdad que sea absoluta; el problema es que no se han dado cuenta de que esa verdad está en Cristo mismo. Como creyentes, muchas veces caemos en el mismo juego: buscamos la verdad sobre distintos temas en lugares o personas que van en contra de lo que Dios ha revelado. 

Por esto es urgente que nos demos cuenta de que “es en la persona de Cristo, en su obra a nuestro favor, en sus promesas y en su Palabra que encontramos la verdad” (loc.449). Esto nos permitirá, además de conocerle a Él, entender nuestra condición natural como pecadoras, para así ser cambiadas poco a poco a semejanza de nuestro Señor y Salvador. 

La comunión con tus hermanos en Cristo es necesaria para tu crecimiento

2. No estoy sola en este camino.

Desde que me volví a Cristo como Salvador, muchas veces he luchado en secreto o sola con distintas batallas o tentaciones. Eso no está bien. Dios provee de distintas personas —¡de una comunidad entera, que es la Iglesia!— para apoyarnos y fortalecernos mutuamente.

Ya sea que pertenezcas a una iglesia local pequeña o numerosa, formas parte de una comunión preciosa que Dios te ha entregado con un propósito. Por supuesto, como toda familia, la familia de la fe no es perfecta. De hecho,“necesitamos ser parte de un cuerpo local de creyentes imperfectos, y esas mismas faltas van a contribuir a nuestra santificación” (loc. 2320). La comunión con tus hermanos en Cristo es necesaria para tu crecimiento.

3. Mi diseño, en su totalidad, es para la gloria de Dios.

Desde antes de crearnos, Dios ya había pensado en cada detalle para un diseño especial en cada una de nosotras, ya sea en temas de nuestro físico, emociones, y sexualidad. Quizá en algún momento te has sentido insuficiente, o con un montón de detalles que quisieras quitar de tu vida, pero hasta el más pequeño de ellos Dios lo ordenó con un propósito que Él determinó para Su gloria y tu bien.

¡Qué maravilloso es pensar que “cuando quitamos nuestra mirada de nosotras mismas y la centramos en vivir para Cristo, algo radical sucede en nuestra perspectiva. Deja de ser una perspectiva ensimismada e insegura, y se convierte en una perspectiva centrada en Cristo y confiada” (loc.1868)!

4. Necesito aprender a vivir por fe.

La vida del creyente consiste en confiar plenamente en las promesas que Dios tiene para sus hijos. No de vez en cuando, sino día a día y a cada instante. Sin embargo, muchas veces nuestra fe se ve estorbada por obstáculos que nosotras mismas colocamos, como el confiar más en nuestras fuerzas que en Dios mismo.

Nuestra fe debe estar enfocada primeramente en Cristo, porque “mientras más descubrimos quién es Él y lo que Él puede hacer, nuestra esperanza crece sin temor. Todo lo que Él es y puede hacer es nuestro por la fe” (loc.1194). ¿Cómo puedo aprender a vivir por fe? A través de dos herramientas que Dios nos ha otorgado para conocerle y acercarnos a Él: su Palabra y la oración.

Tú y yo podemos confiar en las promesas de Dios cada día, enfocando nuestros corazones en la eternidad con Cristo

5. Debo decidir abrazar las promesas de Dios.

Dios nos ha dado maravillosas promesas y bendiciones. Cada día podemos verlas, pero muchas veces vacilamos, desconfiamos de su veracidad, y dudamos si realmente se cumplirán en nuestra vida. Por ello debemos decidir abrazarlas, porque aunque “no podemos conocer cada detalle de cómo va a ser el desarrollo de nuestra vida, […] podemos descansar en la certeza de que Dios nos ha prometido un futuro brillante” (loc 3188).

Tú y yo podemos confiar en las promesas de Dios cada día y también descansar en ellas, enfocando nuestros corazones en la eternidad con Cristo. 

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando