¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×
Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado del libro Hombres y mujeres en la iglesia: Una introducción bíblica y práctica (Editorial Portavoz, 2021), de Kevin DeYoung.

Es imposible exagerar la importancia de los tres primeros capítulos de Génesis para comprender lo que significa ser hombre y mujer.

La vocación primordial del hombre es «dar nombre, domesticar, dividir, gobernar». La vocación primordial de la mujer incluye «completar, glorificar, generar, establecer comunión y producir nueva vida». Si bien es cierto que estos llamados encuentran su expresión única y poderosa en el matrimonio, las lecciones de Génesis 1–3 no se limitan a las parejas casadas.

¿Y cuánto hablan, realmente, los primeros capítulos de Génesis acerca de la masculinidad y la femineidad? Me limitaré a quince observaciones.

1) Tanto el hombre como la mujer fueron creados a imagen de Dios

Los hombres y las mujeres, a diferencia de todo lo demás en la creación, son portadores de la imagen de Dios (Gn 1:27). Somos símbolos puestos en la creación para dar testimonio al mundo de que Dios domina sobre este lugar. Como portadores de su imagen, por no decir coherederos de la gracia de la vida (1 P 3:7), hombres y mujeres poseen igual valor y dignidad. Eva no era una criatura inferior. No era un ser inferior. Aunque Dios se ha revelado en términos masculinos (p. ej., padre, rey, esposo), Él no es hombre ni mujer.

Tanto hombres como mujeres fueron hechos para representar a Dios en el mundo.

2) El hombre posee a la vez singularidad y pluralidad

Aunque se puede llamar a la humanidad en sentido singular como adam («hombre», no «mujer»), la humanidad es a la vez masculina y femenina. Hay un él y un ellos (Gn 1:27). La manera en que el relato de la creación expresa la diferencia sexual es tan obvia que podemos pasar por alto su importancia.

Tanto hombres como mujeres fueron hechos para representar a Dios en el mundo

3) El hombre y la mujer recibieron el cometido de gobernar sobre la creación

Juntos debían llenar la tierra y subyugarla. Dios los bendijo y Dios les mandó señorear sobre toda cosa viviente (Gn 1:28).

4) El hombre y la mujer recibieron tareas diferentes

Adán fue creado fuera del huerto y recibió el encargo de cultivar y protegerlo, una protección bajo la cual se había dispuesto que floreciera la mujer (Gn 2:15). Eva fue creada dentro del huerto, lo cual sugiere «una relación especial con el mundo interior del huerto».

El mandato de la creación acerca de llenar la tierra y sojuzgarla se aplica a ambos sexos, aunque de manera asimétrica. El hombre, dotado de una fuerza física mayor, está equipado especialmente para cultivar la tierra y el huerto, mientras que la mujer, dotada de la capacidad de nutrir una nueva vida, está equipada especialmente para llenar la tierra y atender los aspectos comunales del huerto.

5) Al hombre le fue asignada la tarea sacerdotal de preservar la santidad del huerto

Dios le ordenó únicamente al hombre: «De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás» (Gn 2:16-17).

En su cultivo y protección del huerto (2:15), el hombre era responsable de establecer el mandamiento de Dios sobre la tierra y de preservar los límites morales divinos. Su obediencia a esta tarea significaría bendición, mientras que la desobediencia redundaría en muerte.

6) El hombre fue creado antes que la mujer

Pablo basó su conocida prohibición contra la enseñanza de las mujeres en la iglesia en este orden: «Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva» (1 Ti 2:12-13).

El punto no es que «lo primero es mejor», como si Dios estuviera eligiendo su equipo de béisbol. A fin de cuentas, Dios hizo arrendajos azules, castores y salamandras antes de crear al hombre. El orden importa porque indica la posición de Adán en la narrativa de la creación como sacerdote y protector, y la de Eva, como quien está bajo la protección del hombre, hecha de su costado y con la misión de apoyarlo.

7) La mujer fue dada como ayuda para el hombre

Eva fue creada del hombre (Gn 2:22), igual en valor; y también fue creada para el hombre (Gn 2:20), diferente en función. El liderazgo masculino, que el texto da a entender en Génesis 1:27, cuando llama al hombre y a la mujer «hombre», queda claramente expuesto en el capítulo 2 cuando Eva es presentada a Adán como su «ayuda» (Gn 2:18, 20).

Ser una ayuda no tiene connotaciones de valía ni estatus inferiores, porque Dios mismo se llama a veces el ayudador de Israel (Éx 18:4; Sal 33:20;146:5). La palabra hebrea ézer (ayudador) es un término funcional, no denigrante. Así como Dios se presenta en ocasiones para ayudar a su pueblo, el papel de la mujer en la relación con su esposo es de ayuda (1 Co 11:8).

Así como Dios se presenta en ocasiones para ayudar a su pueblo, el papel de la mujer en la relación con su esposo es de ayuda

8) Al hombre le fue asignada la responsabilidad de dar nombre a cada ser vivo

Es revelador que solo a Adán le haya correspondido este ejercicio de señorío y que haya sido capaz de llevar a cabo su responsabilidad antes de la creación de Eva. Dos veces dio nombre Adán a la mujer (2:23; 3:20), lo cual evidencia su liderazgo.

Al recibir sus nombres de Adán, el resto de las criaturas, entre ellas la mujer, se beneficiaron de la labor creativa y de la autoridad de Adán.

9) El hombre y la mujer fueron creados de formas diferentes

Génesis describe la creación del hombre y de la mujer como un acto genérico de la creación (Gn 1:27). Sin embargo, en la descripción específica de Génesis 2, vemos que Dios creó a cada uno a su manera. El Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra (2:7), mientras que creó a la mujer a partir de la costilla que sacó del hombre.

10) Las palabras «hombre» y «mujer» en hebreo sugieren interdependencia

En Génesis 2:23 (RV60), Adán explicó «esta será llamada varona [heb. ishá], porque del varón [heb. ish] fue tomada». De manera providencial, algunos idiomas muestran la conexión que existe entre estas palabras en el hebreo. En otros, se pierde algo realmente significativo cuando se usan las palabras «hombre» y «mujer». Se pierde todo reconocimiento verbal del hecho de que la mujer vino del hombre y que el hombre quedó conectado de manera irreversible a la mujer (1 Co 11:11-12).

11) En el matrimonio, el hombre deja a su familia y se une a su mujer

Es de suponer que la compañera dejaría a su familia para unirse a su marido. Sin embargo, el pasaje nos dice lo contrario (Gn 2:24). Esto tiene sentido cuando nos damos cuenta de que la diferenciación sexual no se trata de un primer o segundo lugar, sino de un orden y diseño natural.

12) Los dos vienen de una sola carne y se vuelven una sola carne

Eva era hueso de los huesos y carne de la carne de Adán. Los hombres y las mujeres están hechos de lo mismo y están hechos el uno para el otro, no para quedar anulados en el otro, sino para que los dos se vuelvan uno.

13) Adán es considerado la cabeza y el representante de la pareja

Adán recibe el mandato inicial acerca del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn 2:16-17). Incluso cuando Eva, tentada por la serpiente, comete el primer crimen, es Adán a quien Dios habla primero (Gn 3:9). El Señor llamó al hombre y le preguntó: «¿Dónde estás?», porque Adán era quien había sido nombrado líder y representante. Pablo deja esto indiscutiblemente claro (Ro 5:12). En otras palabras, Adán, y no Eva, era la cabeza federal.

El pecado de Adán no fue solo desobedecer el mandamiento de Dios, sino también descuidar su responsabilidad como cabeza de familia

14) El hombre y la mujer experimentan la maldición en formas diferentes

El pecado de Adán no fue solo desobedecer el mandamiento de Dios (Gn 2:17), sino también descuidar su responsabilidad como cabeza de familia, jugando al cobarde y siguiendo la influencia de su esposa en vez de acatar la Palabra de Dios.

De modo que, al final, ambos son castigados por su desobediencia. Para el hombre, su único dominio, que es labrar la tierra, queda bajo maldición (Gn 3:17). De ahí en adelante tendría que combatir espinos y cardos (3:18), y viviría del sudor de su rostro (3:19). Para la mujer, su único dominio, tener hijos, sufrirá los efectos de la maldición (3:16a). De ahí en adelante, el milagro y el regalo del nacimiento físico será una experiencia dolorosa que produzca sufrimiento.

15) La integridad de las relaciones entre el hombre y la mujer sufrió una ruptura por causa de la maldición

Del mismo modo que el pecado deseó enseñorearse de Caín, la mujer, afectada por el pecado, desea enseñorearse de su marido. Dios dice al hombre que, por haber oído la voz de su mujer, él recibirá lo que merece y ella tratará de dominarlo (Gn 3:17).

Cuando los esposos son dominantes o maltratan a sus esposas no reflejan el diseño de Dios, sino una perversión de este diseño

Por su parte, el marido pecador busca enseñorearse de su mujer. La subordinación como tal de la mujer no es el juicio de Dios contra ella. Cuando los esposos son dominantes o maltratan a sus esposas no reflejan el diseño de Dios, sino una perversión de este diseño.

La relación matrimonial, que debía caracterizarse por el mutuo beneficio del liderazgo y la ayuda, se convierte en una pugna por la rebeldía y el dominio. Dios diseñó la diferencia sexual en pro de cada uno; el pecado se apropia de la diferencia sexual y la vuelve en contra del otro.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando