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En una cultura que minimiza el compromiso y maximiza la autocomplacencia, he aprendido el precioso don de asistir a la iglesia o, más específicamente, a la reunión de la iglesia. No veo la asistencia a la iglesia como una carga o un compromiso legalista. Lo veo como un gozo, un lugar donde puedo dar y servir, un lugar donde puedo concentrarme más en los demás que en mí mismo.

Podría nombrar muchas cosas, pero aquí hay diez razones por las que asisto a la iglesia.

1. Asisto a la iglesia para servir a los demás. Hay un gozo mucho mayor en servir que en buscar ser servido. Tengo muchas oportunidades para servir cuando la iglesia está reunida. Esas oportunidades son mis regalos de parte de Dios.

2. Asisto a la iglesia para animar a otros. Vivimos en un mundo de comunicación digital increíble. Pero hay algo que no se puede sustituir en la reunión. Cuando me encuentro con alguien en persona en la iglesia, también tengo la oportunidad de alentarlo en persona.

3. Asisto a la iglesia para animar a mi pastor. Dudo que muchos de nosotros sepamos cuánto nos sirven y nos aman nuestros pastores los siete días de la semana. Lo menos que puedo hacer por mi pastor es estar allí en persona cuando nos reunimos como iglesia. Sé que hacerlo alienta a mi pastor, y quiero que nuestros pastores tengan el regalo de sentirse alentados cada semana.

4. Asisto a la iglesia para establecer mis prioridades. Si puedo ir a trabajar, a la escuela, de vacaciones, a ver o participar en un deporte, puedo asistir a la iglesia. Quiero tener una cláusula de “sin excusas” en mi vida cuando se trata de asistir a la iglesia.

5. Asisto a la iglesia para participar en la adoración. Hay algo especial y lleno del Espíritu que sucede cuando adoro junto con otros cristianos. Es tanto una oportunidad como un regalo que no tomo a la ligera.

Estoy en la iglesia no como consumidor, sino como donador, y he sido llamado para poner las necesidades de los demás antes que las mías.

6. Asisto a la iglesia aunque no satisfaga todas mis necesidades. Si digo: “No me alimentan espiritualmente”, probablemente significa que no tengo hambre espiritual. Si mi iglesia hace algunas cosas un poco diferentes a mis preferencias, me doy cuenta de que estoy allí, no como consumidor, sino como donador, y que he sido llamado para poner las necesidades de los demás antes que las mías. Ninguna iglesia es perfecta. Ningún estilo de adoración es perfecto. Ningún pastor es perfecto. Y yo tampoco.

7. Asisto a la iglesia con frecuencia, no a veces. Mi oración es estar en mi iglesia todos los domingos. Cuando estoy fuera de la ciudad, puedo encontrar otra iglesia a dónde asistir. Ruego que nunca diga algo como: “Necesito un descanso de la iglesia”. Ciertamente no quiero que Dios se tome un descanso de mí.

8. Asisto a la iglesia para darle un ejemplo a mi familia. Las parejas tienen matrimonios más saludables cuando asisten a la iglesia. Los niños crecen con innumerables beneficios porque sus padres los llevaron a la iglesia. Necesito mostrar la importancia y la prioridad de la asistencia a la iglesia delante de aquellos a quienes amo.

9. Asisto a la iglesia porque la Biblia me dice que lo haga. Dos tercios del Nuevo Testamento se trata de iglesias, específicamente iglesias reunidas. Las palabras del escritor de Hebreos en 10:24-25 son poderosas: “Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca”.

10. Asisto a la iglesia porque amo mi iglesia. Amo a mi iglesia. Amo a mi pastor. Amo a los miembros de mi iglesia. Me encanta la comunidad a la que sirve mi iglesia. Si amo a alguien, estaré presente para ellos. Realmente amo a mi iglesia.

Cada vez es más común ver la asistencia a la iglesia como una actividad más, una opción entre muchas, un lugar para satisfacer las preferencias de los consumidores, o una reunión ocasional para esconderse en el anonimato.

Se ha vuelto cada vez más popular para algunos argumentar que asistir a la iglesia no es una alta prioridad porque el edificio no es la iglesia, la gente lo es. Pero esas personas se supone que se deben reunir. De hecho, se les ordena que se reúnan.

Me encanta asistir a la iglesia. Asisto a la iglesia por estas razones y muchas más.

Doy gracias a Dios por mi iglesia.


Publicado originalmente por Thom Rainer. Traducido por Equipo Coalición.
Imagen: Lightstock.
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