×

Cuando los niños son pequeños, nos esforzamos por entrenar sus conciencias, enseñarles los mandamientos de Dios y guiarlos cuando se trata de elegir entre lo correcto y lo incorrecto. Sin embargo, a medida que crecen, necesitan aprender a enfrentar asuntos que no son siempre claros. Requieren sabiduría para discernir entre opciones buenas y aquellas que son mejores.

Una de las mejores maneras de enseñar sabiduría a un adolescente es hablarle sobre lo que Martín Lutero llamó «libertad cristiana». Para nosotros, este concepto trae a la mente asuntos controversiales, como si es apropiado que los cristianos consuman alcohol o fumen cigarrillos, temas importantes, pero a menudo difíciles de abordar con tu hijo mientras se acerca a la adultez.

Aunque Lutero abordó cuestiones de conciencia en La libertad cristiana, su tratado logró mucho más. Lo escribió con el propósito de ayudar a los creyentes a encontrar sabiduría y verdadera libertad al vivir conforme a su identidad cristiana. El camino doble hacia la libertad que él describió es bíblico y vale la pena enseñarlo a los jóvenes cristianos en la actualidad.

Libertad de la necesidad de demostrar algo y de complacer a los demás

Imaginemos que tu hija adolescente siente la presión de sus amigas para hacerse mechas en el cabello. Ella realmente no quiere hacerlo, pero como todas sus amigas lo están haciendo, piensa que tendrá que seguirles el paso. Ahora imaginemos que otra hija quiere teñirse el cabello de rosa, pero una amiga moralista le dice: «¡No puedes llevar el cabello así y ser cristiana!». ¿Cómo les aconsejarías antes de su visita al salón?

Lutero afirmó: «Un cristiano es un señor perfectamente libre, sujeto a nadie». Si has sido aceptado por Cristo, no necesitas complacer a los demás ni ajustarte a su visión cultural de lo que es elegante o incluso de lo que significa ser cristiano. Lutero escribió:

Ninguna cosa externa influye en la justicia o la libertad cristiana… No perjudicará al alma que el cuerpo vista ropa secular, habite en lugares no consagrados, coma y beba como los demás, no ore en voz alta y evite todas las cosas… que los hipócritas también pueden hacer.

Cuando Lutero habló de «ropa secular», no se refería al cabello teñido ni a los estilos de vestimenta, sino a si era necesario que el clero usara vestimentas durante el culto. Sin embargo, su principio sigue siendo vigente. Nada de lo que se haga al cuerpo determina la naturaleza del alma; si perteneces a Cristo, nada puede arrebatarte de Su mano. Si has puesto tu confianza en Jesús, no tienes nada que demostrar. Es la declaración justificadora de Dios sobre ti lo que define quién eres.

Lo que Dios dice sobre ti como Su hijo amado es más importante que cualquier cosa que diga otra persona

Como he escrito antes: «Lo que Dios dice sobre ti como Su hijo amado es más importante que cualquier cosa que diga otra persona». Ese sería el primer principio que enseñaría a mis hijas, pero no me detendría allí. Lutero tampoco lo hizo.

Libertad para servir y amar

Mientras enseñamos a nuestros adolescentes a resistir la necesidad de complacer a los demás, también debemos enseñarles a rechazar la independencia egoísta. Lutero lo expresó así: «Un cristiano es un siervo perfectamente obediente a todos, sujeto a todos». Podría pensarse que, si la fe nos hace perfectamente libres —si ella sola es suficiente para la justicia—, entonces podemos simplemente hacer lo que queramos. Lutero escribió:

[Algunos preguntan]: ¿Por qué, entonces, se ordenan las buenas obras? Nos relajaremos, no haremos obras y estaremos contentos con la fe. Respondo: no es así, hombres impíos, no es así.

Citando Romanos 14:7-8, Lutero dijo a sus lectores que debían luchar contra el pecado en el cuerpo para que el viejo hombre no obstaculizara al alma renovada: «El hombre no vive solo para sí mismo en el cuerpo mortal, trabajando únicamente para él, sino que vive para los demás y no para sí mismo. Con este propósito somete su cuerpo, para poder servir a los demás con mayor sinceridad y libertad».

¿Qué significa servir a los demás en las decisiones de las chicas sobre teñirse el cabello? La Biblia enseña que la manera en que nos vestimos y adornamos nuestros cuerpos afecta a otras personas (1 Ti 2:9). Por eso, antes de decidir, los adolescentes deberían reflexionar sobre cómo sus elecciones influirán en los demás: ¿Estoy haciendo este cambio porque deseo llamar la atención? ¿Está mi nuevo estilo asociado con celebridades o movimientos culturales que rechazan las normas bíblicas? De ser así, ¿mis compañeros (o los niños más pequeños que me admiran) podrían interpretar que estoy apoyando esa rebeldía? ¿Mi decisión se trata solo de mí, o servirá y edificará a los demás?

Libertad bajo autoridad

Una de las maneras en que los adolescentes demuestran amor y servicio es al someterse a la autoridad de sus padres. Un cristiano adulto tiene la libertad de decidir si puede o no ver una película clasificada para mayores de edad por su contenido sensible o gráfico. Para un adolescente, esa decisión depende de mamá y papá. Al final del día, los padres de una joven pueden decir: «Nada de pintar tu cabello de color rosa. Nada de mechas». Sin embargo, como padres, incluso si tomamos esa decisión, es importante dialogar con nuestros adolescentes sobre las razones detrás de ella; eso es lo que los prepara para razonar por sí mismos cuando lleguen a la adultez.

Mientras hablamos con ellos, también debemos enseñar a nuestros adolescentes que la libertad cristiana no es rígida. Un cristiano maduro no toma la misma decisión en todas las situaciones. Pablo, por ejemplo, circuncidó a Timoteo para no ofender a los judíos que aún no habían llegado a la fe (Hch 16:3), pero cuando los judaizantes insistieron en que la circuncisión era necesaria para la justicia, no permitió que Tito fuera circuncidado (Gá 2:3). Un cristiano tiene flexibilidad situacional para discernir cómo aplicar la inmutable ley de Dios.

Libertad para alinearse con la realidad

En todo esto, es importante ayudar a los adolescentes a comprender que la verdadera libertad significa vivir en armonía con la realidad. Como relató Tim Keller en una ocasión: Un niño recibió un acuario con peces dorados. Al ver a sus amigos jugar con sus mascotas, corrió emocionado a su habitación para disfrutar de los suyos. Más tarde, cuando su mamá le preguntó qué le parecían sus nuevos peces, él respondió: «Bueno, mamá, al principio jugaron muy bien, pero ahora solo están tirados en la alfombra».

Keller preguntó: «¿Por qué los peces dorados no disfrutaron de su libertad al salir de los estrechos límites del acuario?». Perdieron su libertad porque, al sacarlos del agua, el niño fue en contra de la naturaleza de los peces.

El mismo principio se aplica a la libertad cristiana. Así como los peces fueron creados para el agua, el cristiano fue diseñado para confiar en Cristo y amar al prójimo de manera desinteresada. Si los adolescentes buscan la libertad complaciendo a los demás o persiguiendo una independencia egoísta, terminarán siendo esclavos. Pero si les enseñamos a vivir conforme al propósito de Dios, alineados con su identidad cristiana como «señores perfectamente libres» y «siervos perfectamente obedientes», serán sabios y verdaderamente libres.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando