×

La oración es un tema increíblemente amplio y recurrente. Si creciste en la iglesia, sabes sobre los servicios de oración, los grupos de intercesión y lo importante que es el tiempo de oración personal. Todo esto puede ejercer sobre nosotros una presión que nos bloquea cuando queremos comunicarnos con Dios. Sabemos que orar es fundamental, pero ¿realmente conocemos qué es la oración? ¿Cómo podemos saber si estamos orando correctamente? 

Mi esposo compró el libro La oración que revoluciona al mundo en una conferencia. A primera vista yo no tenía ánimos de leerlo. He leído varios libros sobre el tema, y no estaba muy segura de que este me ofrecería algo diferente. Pero como muchos creyentes, lucho con el tema de la oración, así que decidí echarle un vistazo. ¡Estoy contenta de haberlo hecho!

La oración que revoluciona al mundo fue escrito por Albert Mohler Jr., teólogo estadounidense y el noveno presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur. Mohler introduce este libro explicándonos que nadie está más capacitado para enseñarnos los valores transformadores de la oración como Jesús mismo. 

La oración que revoluciona el mundo

La oración que revoluciona el mundo

Portavoz. 176 pp.
Portavoz. 176 pp.

Cada capítulo del recurso desarrolla el Padrenuestro al enfocarse en los elementos clave que forman esta oración de Jesús. El libro cuenta con 7 capítulos más una introducción y epílogo. Los capítulos son claros y al punto. El lector podrá apreciar el estudio de la oración de Jesús sin demasiada información adicional. 

Curiosamente, La oración que revoluciona al mundo no empieza específicamente con la oración de Jesús. Más bien, el autor enfrenta el error que muchos hemos cometido en cuanto a la oración: la hipocresía.

“Jesús muestra que, en efecto, nuestros actos de piedad son reveladores, ya sea de la gloria de Dios o de la naturaleza superficial e hipócrita de nuestra fe” (p. 38). 

Dios conoce nuestros corazones perfectamente. Él es omnisciente, y Mohler nos recuerda que los que oran para ser vistos ya tienen su recompensa. No tenemos que ser fariseos para caer en esta trampa. Es fácil caer en la hipocresía, pero ¡gracias a Dios, que nos ha dejado un ejemplo para orar genuinamente en su Hijo, Jesús!

El ejemplo de oración en Jesús

Mirar a Jesús y su oración es la mejor manera de aprender a orar. En este libro, Mohler nos lleva una y otra vez a enfocarnos en Cristo. Pero, por más bonito que esto suene (y lo es), cuesta trabajo. Debemos esforzarnos para examinar el texto por nosotros mismos y estudiar el Padrenuestro. 

La oración que revoluciona al mundo nos ayuda a dar pausa a nuestra forma de orar y analizar el ejemplo que Jesús nos da. Yo me crié haciendo mi lista de peticiones para prepararme para el servicio de oración. Aunque mi lista de peticiones era útil y lo que quería comunicarle a Dios a través de mi oración no era malo, usaba mi momento de oración como un “resumen noticioso”. “No oremos para darle a Dios nuestro resumen noticioso del dia”, advierte Mohler, “sino para presentar todo lo que nos inquieta delante de Aquel que nos hizo” (p. 34). Entonces, ¿cómo debemos empezar nuestras oraciones? ¡Identificando el carácter de Dios a quien oramos! 

“Dios se identifica con muchos títulos a lo largo de las escrituras. Se llama ‘Señor’, ‘Altísimo’, “todopoderoso, ‘Rey’ e incluso ‘Juez de toda la tierra’. Aun así, en el Padrenuestro, Jesús no se refiere a Dios con ninguno de esos títulos, sino que se refiere a Él, como ‘Padre’” (p. 62).

Esto nos debe dar descanso y paz. El autor continúa recordándonos que como creyentes tenemos una relación única con Dios. Él escucha nuestras oraciones y tiene una cercanía íntima con su pueblo. ¡Ese es nuestro Señor, a quien oramos!

Hágase tu voluntad

Los creyentes queremos obedecer Dios. Irónicamente, en lugar de buscar Su voluntad, nuestras emociones suelen llevarnos a empezar nuestras oraciones comunicando lo que necesitamos para mejorar alguna situación. 

¿Por qué orar “que se haga tu voluntad”, si “todo cuanto el Señor quiere, lo hace” (Sal. 135:6)?. Mohler explica que “hágase tu voluntad”, no incluye simplemente a Dios, sino también a nosotros: “Él le pide al Padre que transforme los corazones de cada persona de tal modo que Dios sea obedecido y glorificado por los hombres en la tierra, así como los ángeles obedecen y glorifican a Dios en el cielo” (p. 100). El autor apunta a esta verdad para que entendamos que “hágase tu voluntad” nos lleva a abandonar nuestras pretensiones de señorío y soberanía sobre nuestras vidas. Es una expresión humilde del anhelo del gobierno del Señor.

“El Padrenuestro es para revolucionarios, para hombres y mujeres que desean ver los reinos de este mundo ceder paso al reino de nuestro Señor” (p.85).

¿Cómo ha cambiado mi oración?

Aunque, por supuesto, mi vida de oración no es perfecta después de haber leído este libro, sí puedo afirmar que tengo un entendimiento más amplio sobre el propósito eterno del Padrenuestro. La oración de Jesús me alivia a no tener que venir con grandes palabras y una gran lista de peticiones. Cuando no tengo ánimos de orar, recuerdo que quiero que se haga su voluntad “como en el cielo, así como en la tierra”, porque eso es lo mejor para mi alma. La oración que revoluciona al mundo nos exhorta a siempre recordar a Quién elevamos nuestra oración. Podemos venir a Dios sin las palabras perfectas y en humildad. No necesitamos orar para ser “más espirituales” o ser vistos por otros. Como escribe Mohler: “… la oración […] revela el poder de Dios al mostrarnos que Él es Rey, Proveedor, Salvador y Libertador” (p. 168). ¡Qué privilegio! Vayamos pues, y aprendamos a orar como Jesús nos enseñó.

CARGAR MÁS
Cargando