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Luego de la revelación pública de Ricky Martin sobre su homosexualidad, muchos artistas salieron en su apoyo. Ellos creen que le hacen un favor al cantante saliendo en su defensa y aceptando su estilo de vida. Pero lo cierto es que aquellos que apoyan la homosexualidad no están defendiendo a los seres humanos que practican este pecado.

La Biblia condena claramente la homosexualidad como un pecado que Dios aborrece (comp. Lv. 18:22; 20:13; Rom. 1:26-27; 1Cor. 6:9-10; Judas 7). Algunos quieren torcer la enseñanza de las Escrituras para apoyar las prácticas homosexuales, pero la Biblia es muy clara al respecto: “ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1Cor. 6:10).

Pero la práctica de este pecado no sólo los expone a la condenación eterna. Este es un pecado altamente destructivo. Todos los pecados son destructivos, pero la Biblia enseña que esto es más evidente en los pecados sexuales.

Pablo dice en 1Cor. 6:18: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca”.

Comentando este pasaje, J. MacArthur dice lo siguiente: “Debido a que la intimidad sexual es la más profunda que une dos seres humanos, cuando se le usa mal corrompe en el nivel humano más profundo. Este no es un análisis sicológico, sino un hecho divinamente revelado. La inmoralidad sexual es mucho más destructiva que el alcohol, mucho más destructiva que las drogas, y mucho más destructiva que el crimen” (ad loc.).

Y dentro de la gama de esos pecados sexuales, la homosexualidad es uno de los más destructivos. Volvamos una vez más a Rom. 1:26-27. Noten con cuidado las expresiones que Pablo usa en el vers. 27.

“Dejando el uso natural de la mujer”. Este es un pecado antinatural. Aun hasta la manera cómo Dios diseñó al hombre y a la mujer nos dice que uno fue creado para complementar al otro. Pero la homosexualidad viola ese diseño.

“Se encendieron en su lascivia unos con otros”. Esta expresión señala una pasión violenta dirigida hacia un objeto que no debe ser legítimamente deseado.

“Cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres”. Una vez más Pablo resalta el carácter vergonzoso de este pecado. Ricky Martin es ahora un héroe a los ojos de muchos por haber confesado desvergonzadamente su pecado. Y los medios masivos de comunicación están contribuyendo cada vez más a que el público lo vea así.

Pero ahora noten lo último que Pablo dice en el texto al final del vers. 27: “Recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”. Un comentarista lo pone de esta manera: “Recibiendo las terribles consecuencias físicas y morales de su lujuria”.

Los cristianos no odiamos a los seres humanos que practican ese pecado, ni pensamos que están fuera del alcance de la misericordia de Dios si se arrepienten. Pero precisamente porque queremos el bien de ellos debemos denunciar su estilo de vida y llamarlos al arrepentimiento, porque los homosexuales y lesbianas pueden ser transformados por el poder de la gracia de Dios.

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1Cor. 6:9-11).

© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

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