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Hace tres días concluí una serie de artículos sobre El león, la bruja, y el ropero y cómo su historia nos ayuda a entender mejor la historia del evangelio (aquí puedes leer pt. 1, pt. 2, pt. 3, pt. 4, pt. 5, pt. 6). Después de un día recibí varios comentarios con algunas dudas sobre el libro. En este post me gustaría responder a algunas de ellas.

¿Un error doctrinal?

Comentario: Solo quiero notar un error doctrinal en la película que un amigo me hizo ver: Cuando Aslan negocia con la bruja. ¿Por qué es un error? Porque Jesús no negoció nada con el diablo, por el contrario, ese sacrificio era dirigido a satisfacer la ira de Dios.

Comentario: ¿En qué momento Cristo se sentó a dialogar nuestra salvación? Por favor, tengan un poco más de cuidado.


Primero, gracias por leer los artículos y dejar sus comentarios.

Creo que entiendo sus dudas. El león, la bruja, y el ropero es un libro (sí, hay una película, pero mejor hablemos del libro, ¿no?) que cuenta una historia semejante al evangelio. Sin embargo, no todos sus detalles son exactamente iguales a la historia bíblica de Jesús. Entonces, ¿qué hacemos con la historia de Narnia? ¿La descartamos?

Para entender esto mejor tenemos que examinar dos cosas: (1) El género literario de estas crónicas y lo que el autor C. S. Lewis estaba tratando de hacer a través de ellas, y (2) Lo que realmente pasó en el libro.

Al leer Las crónicas de Narnia, muchos cristianos inmediatamente piensan que están leyendo una alegoría. Sin embargo, C. S. Lewis negó esta afirmación. Una alegoría se refiere a objetos imaginarios o falsos que representan realidades inmateriales o no-físicas. Lewis dijo que esta no era su intención, sino que buscaba escribir una “suposición”. En sus propias palabras,

Yo no me dije a mí mismo: “Representemos a Jesús como realmente es en nuestro mundo como un León en Narnia’. Yo dije: “Supongamos que existiera un mundo como Narnia y que en ese mundo el Hijo de Dios, de la misma manera que se hizo Hombre en nuestro mundo, se hizo un León allá, y luego imaginemos lo que hubiera ocurrido”. Si piensas en ello, verás que es algo muy diferente.[1]

La diferencia entre alegoría y suposición es la diferencia entre El progreso del peregrino y Las crónicas de Narnia. El progreso del peregrino fue escrito por Bunyan precisamente para alegorizar la experiencia cristiana en nuestro mundo. Narnia es algo completamente diferente. Esta suposición nos transporta fuera de nuestro mundo y experiencia para experimentar lo que J.R.R. Tolkien (un amigo de Lewis) describe como un “segundo mundo”. Las luchas son de Narnia, las victorias son de Narnia. Y las experimentamos a través de estos libros para poder regresar a nuestro mundo y enfrentar nuestras propias luchas y ganar nuestras propias victorias.

Todo esto para decir que no deberíamos de esperar que cada detalle de la historia de Narnia sea igual a la de la Biblia porque eso no es lo que Lewis estaba tratando de hacer. Por eso los siguientes libros de Las crónicas de Narnia no se parecen para nada a Hechos o las cartas del Nuevo Testamento. El león, la bruja, y el ropero es una historia única y aunque podemos aprender de ella, no deberíamos de esperar que sea igual a la Biblia.

El segundo punto que tenemos que entender es que en el libro, Aslan nunca negoció con la Bruja para salvar a Edmundo, de la misma manera que Dios nunca negoció con Satanás por la vida de Job. Esto lo explicó más en detalle en la quinta entrada de la serie, pero el punto simple es este: el hecho de que Aslan dialogó con la bruja no significa que Lewis cree en un tipo de dualismo. Al contrario, Aslan simplemente estaba entregándose —por Su propia voluntad— a la ley de Narnia que su mismo Padre había establecido: el pecado incurre un castigo, ese castigo es la muerte, y si un inocente muere en el lugar de un culpable, la muerte se revertirá.

No sé de ustedes, pero eso me parece muy similar a otra historia que he escuchado.


¿Brujería para hablar del evangelio?

Comentario: ¿Es en serio, que un libro lleno de brujería sea usado como referente del evangelio? ¿Puede la luz y las tinieblas tener algo en común? ¿No es esto un evangelio diferente? He visto toda la serie y en verdad me apena leer esto en una página que considero seria en las Escrituras. Un poco de levadura leuda toda la masa.


En su libro, Live Like a Narnian: Christian Discipleship in Lewis´s Chronicles, el profesor Joe Rigney observa varias cosas que nos ayudan a entender mejor el mundo mágico de Narnia y las preocupaciones que algunos tienen sobre el uso de magia en un libro para niños.

Primero, tenemos que aceptar que la Biblia reconoce que la magia existe. Simón el mago asombró a personas con su magia (Hch. 8:9-11). Isaías 47:9 dice que hubo gran poder en los encantamientos de los hechiceros en Egipto. Los hechiceros egipcios pudieron imitar los milagros de Moisés y Aarón (Éx. 7:11-12, 22, 8:7). No toda magia es ilusión. La Biblia lo presenta como algo real.

Segundo, la Biblia prohíbe la hechicería y la adivinación (Éx. 22:18; Dt. 18:10). Esta hechicería está enlazada con otros pecados: idolatría (2 Re. 9:22; Ap. 21:8), inmoralidad sexual (Mal. 3:5), y sacrificio de infantes (2 Cro. 33:6). La Biblia dice claramente que los que practican hechicería no serán salvos (Gá. 5:19-21; Ap. 21:8, 22:15).

Tercero, a pesar de estas prohibiciones, Dios usó a magos y sabios en las cortes gentiles. José interpretó los sueños del faraón cuando sus sacerdotes divinos no pudieron hacerlo (Gn. 41:8, 14-36). Daniel y sus tres amigos son listados entre los magos y sacerdotes de la corte (Dan 1:20, 4:9, 5:11). Estos hombres solo son exitosos como “magos” porque Dios les revela las interpretaciones a los sueños y les da la sabiduría y el entendimiento necesario (Gn. 41:16; Dan. 2:28-30).

Pero, ¿qué de la magia en Narnia? ¿Debería espantarnos de leer este libro?

Después de haber afirmado que la magia sí existe en nuestro mundo, irónicamente debo observar que la magia en Narnia no es tan mágica como pensamos. En Narnia, no se trata tanto de hechizos y adivinaciones, aunque sí podemos ver varios ejemplos de magia negra: el hechizo del invierno, el poder de la bruja para convertir a personas a piedra, etc. También hay ejemplos de magia blanca: un ropero que transporta a personas a otro mundo, por ejemplo. Y en estos usos Lewis opera bajo los parámetros bíblicos anteriormente mencionados.

Sin embargo, la magia que más define esta historia es la magia profunda y la magia más profunda establecida por el Emperador, el padre de Aslan. Esta magia es la ley, es una expresión de su carácter y es lo que mantiene la integridad y la estructura moral sobre la cual fue creada el universo. No estamos hablando de hechizos para convertir a una persona en un sapo —¡estamos hablando de la ley moral del universo, la definición entre lo bueno y lo malo!—. Cualquier acto mágico es un acto moral. La magia negra es inmoral y va en contra de la ley del Emperador, mientras que la magia blanca apoya y obedece la misma. En Las crónicas de Narnia, magia simplemente es una expresión literaria que Lewis utiliza para manifestar acciones morales. La diferencia entre la magia negra y la magia blanca en el mundo de Narnia es la diferencia entre el pecado y la obediencia en nuestro mundo. Y la magia más profunda de Narnia —la más poderosa— es nada más y nada menos que el autosacrificio.

Descartar este libro simplemente porque menciona el uso de magia es un grave error. Tenemos que entender cómo el autor usa la magia para contar su historia.

Nuevamente, si saben inglés, les recomiendo leer los libros, The World According to Narnia, y Live Like a Narnian para profundizar en su entendimiento de estas obras.

Si tienes más preguntas sobre los libros, ¡no dudes en dejar un comentario!


[1] Lewis, Letters to Children, 45 (traducción mía)

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