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María es una figura que ha sido controversial en el mundo evangélico. A veces la controversia ha surgido debido a que el mundo católico le ha dado tanta preponderancia y ha puesto a María en un lugar en que realmente la Palabra no la tiene, entonces, el mundo evangélico en ocasiones ha reaccionado de una manera que quizás no debió haber sido tampoco.

Ciertamente Dios escogió a una virgen, una mujer que tuvo un caminar santo para que fuera la portadora de su Hijo, cuando Él se encarnó e hizo su entrada a este mundo. No queremos quitar ese mérito de haber sido escogida por Dios como la mujer que traería a Su Hijo al mundo. Algo que, en ese momento, toda mujer judía joven soñaba con que ella pudiera ser la portadora del Mesías en el futuro. Eso no es una idea nueva, es algo que era conocido en el primer siglo, ese sueño, como a veces hoy las jóvenes también sueñan, es “¡Wow!, si un día Dios pudiera escogerme a mí para ser la portadora, del Mesías prometido”, porque ellos no lo estaban viendo como Dios encarnado.

La Palabra es clara de múltiples maneras que ella fue conservada virgen. Primero, fue anunciado que una virgen concebiría en el libro de Isaías, y luego entonces Jesús viene, se encarna y nace. El texto de los evangelios, Mateo 1:25 por ejemplo, dice que José no “la conoció” hasta después que dio a luz. La Palabra ahí usada como “conocer” no tenía la misma connotación que nosotros tenemos hoy de que yo no conocí ayer a María pero hoy sí la conozco: “Hola, ¿cómo tú estás?, encantado María”. No, la palabra tenía otra connotación, y la connotación podía tener un significado sexual. José no tuvo relaciones con ella hasta después de que Jesús había nacido.

No hay una base bíblica para pensar en la perpetuidad de la virginidad de María. Los evangelios sinópticos mencionan y hablan de los hermanos de Jesús. Marcos habla en el capítulo seis, versículo tres, habla de un Simón, habla de un José, de un Judas, de un Santiago o Jacobo, dependiendo de la traducción, y habla también de hermanas: “no son estos los hermanos de Jesús y sus hermanas que están aquí”. De manera que, evidentemente Jesús tuvo no solamente hermanos sino también hermanas.

La dificultad también que el mundo católico ha tenido es que, quizás por una influencia de Agustín, lamentablemente el sexo en esa teología no ha sido visto como algo bueno, sagrado, saludable, provisto por Dios. Entonces, María ahora como portadora de Dios, hemos querido conservarla virgen, porque no la queremos teñir de una relación sexual. En realidad, el libro de Hebreos nos habla de que el lecho sea conservado sagrado: el lecho matrimonial es sagrado ante los ojos de Dios, la concepción es una de las bendiciones de Dios en el libro del Génesis y es algo sagrado y santo también.

Tener a María como portadora de Jesús y luego tenerla teniendo relaciones sexuales con José no crea ningún conflicto teológico, no violenta ningún principio de santidad. Y quizás si logramos ver todas esas cosas, de esa manera, aquellos que han tenido dificultad en pensar que María tuvo otros hijos y Jesús otros hermanos, pudieran vencer finalmente la dificultad que han tenido en sus mentes de concebir tal cosa. Pero la realidad es que la Palabra habla de eso, y a la luz de todo el resto, yo creo que sería una bendición poder pensar en María como alguien que tuvo más hijos, porque, ciertamente la Palabra de Dios dice que los hijos son una bendición del Señor. Ella fue bendecida con Jesús, y fue bendecida otra vez con los demás hijos que tuvo. De manera que ese es el veredicto de la Palabra.

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