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Hace unos años entré a una librería cristiana cerca de mi casa. Mientras miraba los libros disponibles, un título capturó mi atención: Hermanos, no somos profesionales, escrito por el pastor y teólogo John Piper.

Ese fue mi primer encuentro con Piper, fundador del ministerio Desiring God (Deseando a Dios), rector del Colegio universitario y Seminario Bethlehem y autor de más de cincuenta libros. Durante treinta y tres años se desempeñó como pastor de la iglesia Bethlehem Baptist Church, en Minneapolis (Estados Unidos).

El año pasado se cumplieron diez años de aquel encuentro. Aunque no lo conozco en persona, llevo más de una década leyendo, disfrutando, aprendiendo y siendo edificado por su obra. Mi devoción por Cristo, por Su palabra, por la iglesia y por Dios ha sido reavivada y renovada una y otra vez por la ayuda de Piper. A Dios le ha placido usarlo para influenciar mi fe y mi visión del cristianismo, como también mi labor pastoral. Creo no ser el único en testificar esto.

Un autor para la edificación de la iglesia

Después de la Biblia, los cristianos debemos leer buenos libros. Dios ha dotado a Su iglesia de siervos con dones de enseñanza, habilidades para comunicar y el talento de la escritura, para que Su pueblo sea instruido y edificado. Dios da maestros a Su iglesia que enseñen las verdades bíblicas y ayuden a los creyentes a entender las implicaciones para la vida y aplicarlas.

Piper es uno de esos maestros que todo cristiano haría bien en leer. Siempre he creído que escribir es fácil, pero escribir bien no lo es. Piper lo logra con gran pericia, para la edificación de la iglesia. A pesar de que buena cantidad de sus libros ya están en español, sospecho que en muchos círculos del mundo hispanohablante todavía no ha sido leído. 

Escribo estas palabras como una expresión de mi gratitud y reconocimiento al pastor Piper, pues su obra ha sido de gran bendición e influencia en mi vida y ministerio. Pero sobre todo, escribo con el propósito de que la iglesia hispanohablante pueda interesarse más por su obra, conozca su pensamiento y pueda beneficiarse de su visión de la gloria de Dios. Mi deseo es animar al pueblo cristiano a leer una de las plumas más importantes que el Señor dio a Su iglesia en las últimas décadas, para que seamos inspirados y fortalecidos por la pasión por Dios que se respira en sus escritos. Mi deseo es fomentar la lectura de los libros de John Piper en la iglesia hispanohablante.

Dios da maestros a Su iglesia que enseñen las verdades bíblicas y ayuden a los creyentes a entender las implicaciones para la vida

Ahora bien, este escrito no pretende ser biográfico, sino una breve introducción a su obra que señale sus aportes más importantes a la iglesia y los beneficios que podemos obtener al leerla. Sin embargo, quiero advertir que esta descripción es parcial y provisoria porque Piper todavía está vivo y vigente. De hecho, los años después de su retiro del pastorado han sido muy fecundos en cuanto a su labor literaria.

La mayor contribución de John Piper al pensamiento cristiano

Sin dudas, el mayor aporte de Piper es lo que él llama «hedonismo cristiano», una idea que desarrolla con detalle en su libro Sed de Dios. La tesis básica es que el propósito de glorificar a Dios no es contrario a nuestra aspiración innata por la felicidad. Todos los seres humanos estamos buscando felicidad y esa búsqueda no está contrapuesta a la que Dios tiene por Su gloria. 

Contrario a lo que muchos creen, buscar felicidad y placer no son cosas malas en sí mismas, mientras esa búsqueda se realice en Dios. De hecho, encontrar felicidad y placer en Dios es una obligación de todo ser humano, y aún más de los cristianos. Piper resume todo esto en su popular frase: «Dios es más glorificado en mí, cuando estoy más satisfecho en Él». Podría decir que esta declaración ha sido la visión de su vida y ministerio, y el argumento que da forma a todo lo que escribe. En relación con el hedonismo cristiano, otros conceptos como gozo, felicidad, satisfacción, deleite y deseo por Dios son centrales en la teología de Piper.

¿Qué puedes encontrar en la obra de Piper? 

Una inmensa visión y pasión por la gloria de Dios. En el contexto de una cultura que tiene una extraña y paradójica relación con el narcisismo, y que acusa a Dios de ser narcisista, Piper no tiene reparos en proclamar que el Señor tiene una sola pasión: Su gloria. Dios está interesado y ocupado en que Su nombre sea conocido, admirado, alabado, buscado y anhelado. El Creador está firmemente comprometido con Su honor. De hecho, para Piper esta es la definición de Su justicia: el compromiso de Dios por mantener en alto Su gloria. En su libro La pasión de Dios por Su gloria explica por qué es importante y necesario que sea así. Que Dios tenga pasión por Su gloria no es un vicio narcisista, sino que es lo más racional, justo y esperanzador para la humanidad. Dios es un ser feliz y busca Su gloria, y nuestra felicidad la encontramos buscando lo que Él busca.

Un eco de Jonathan Edwards y C. S. Lewis. Aunque John Piper reconoce el aporte que tuvieron en su vida diversos hombres, las influencias más grandes en su pensamiento, después de la Biblia, han sido C. S. Lewis y Jonathan Edwards. Piper reconoce con frecuencia la gran deuda que tiene con ambos. En especial, sus libros están llenos de pensamientos, categorías y vocabulario que toma de la teología de Edwards. Puedo decir que Piper ha despertado en mí un interés por la obra de Edwards y estoy especialmente agradecido por eso.

Que Dios tenga pasión por Su gloria no es un vicio narcisista, sino que es lo más racional, justo y esperanzador para la humanidad

Una exégesis rigurosa. John Piper demuestra en sus libros una interpretación dedicada y laboriosa de las Escrituras. Exprime cada verso bíblico hasta su última gota. Sus argumentos y conclusiones nacen, se nutren y están moldeados por la Biblia. No se queda en citar muchos versículos, sino que trata cada cita con rigor, diligencia y responsabilidad. Al final, podemos estar de acuerdo o no con su interpretación o sus conclusiones, pero es innegable su esfuerzo y cuidado para interpretar y explicar lo que el texto bíblico enseña.

Precisión comunicativa. En una época en la que la ambigüedad parece una virtud, la iglesia hará bien en pensar, comprender y comunicar con precisión la verdad de la Escritura. La claridad debe caracterizar nuestro mensaje, sobre todo si tomamos en cuenta que el cristianismo es la «religión de la Palabra». Nuestra fe está basada en un libro que puede ser leído, estudiado y comprendido. Dios se ha comunicado en lenguaje humano y accesible. A la luz de esa verdad, nuestra comunicación de las verdades de Dios debe ser lo más clara y precisa posible. Es evidente en sus libros que Piper se esfuerza por la precisión y la claridad, lo que lo convierte en un gran siervo de la iglesia de Cristo. 

Celo por las misiones. El propósito de la existencia humana es la adoración y las misiones existen, asegura Piper, porque todavía existen personas que no le adoran. Las misiones son el desbordamiento de una vida que encuentra un gozo real y glorioso en Dios, y desea compartirlo. Por eso el creyente se preocupa por librar a las personas del sufrimiento, en especial del sufrimiento eterno que viene a causa del pecado. De ahí la importancia de las misiones (¡Alégrense las naciones!).

Un aliado en la lucha contra el pecado. John Piper, además de resaltar el valor de la oración y la lectura bíblica para batallar contra el pecado, nos orienta hacia el centro del problema: pecamos porque encontramos deleite en pecar. El pecado es una cuestión de los afectos del corazón. El creyente debe cultivar amor y deleite por Dios, porque un corazón satisfecho en Él puede resistir la tentación de los deleites temporales que ofrece el pecado. La lucha contra el pecado es básicamente una lucha por el gozo en Dios (Batallando con la incredulidad, venciendo el placer del pecado con un placer superior).

Una visión fuerte de la providencia. La providencia es un término estrechamente relacionado con la soberanía de Dios. Él gobierna y dirige todas las cosas para cumplir Sus sabios y buenos propósitos, y para el bien de Su pueblo. Piper sigue a Jonathan Edwards, quien aunque reconocía entender el concepto de soberanía de Dios, hubo un momento de su vida que fue persuadido de la maravilla de esa verdad. Edwards decía: «Esa doctrina me ha resultado a menudo sumamente agradable, brillante y dulce. La soberanía absoluta es algo que me encanta atribuir a Dios. Pero al principio no estaba tan convencido de ella» (Sed de Dios, p. 31).

El creyente debe cultivar amor y deleite por Dios, porque un corazón satisfecho en Él puede resistir la tentación de los deleites temporales del pecado

Una visión esperanzadora de la soberanía divina en el sufrimiento. Piper es enérgico en subrayar que la soberanía de Dios es la única esperanza para los corazones quebrados por la aflicción. Piper se esfuerza por demostrar cómo el hecho de que Dios dirige todas las cosas trae consuelo y esperanza en medio de la prueba. Muchos de sus libros han sido de gran provecho para las almas afligidas (El sufrimiento y la soberanía de Dios).

Aunque podría continuar con una gran variedad de temas, considero que estos son centrales en su teología. John Piper tiene un amplio y rico repertorio de temas de los que la iglesia puede enriquecerse. 

¿Dónde empezar? 

A manera de recomendación, debo decir que John Piper es un autor para leer con atención y sin apuros. La lectura pausada y meditativa será de mayor provecho.1

De todos los libros que puedo sugerir, creo que la mejor manera de empezar a conocer la obra de Piper es con Asombrados por Dios. Este libro es un resumen de una serie de sermones que compartió con su iglesia local antes de retirarse del cargo de pastor. Allí recuerda y celebra las diez verdades que fueron el fundamento de su vida y ministerio. «Me pareció bueno mirar hacia atrás a través de las décadas y condensar las doctrinas que mantuvieron la unidad de todo: las enseñanzas admirables, compasivas, dadoras de vida y de gozo, sustentadoras de la esperanza» (p. 4). 

También se pudiera comenzar con No desperdicies tu vida. Este breve y sencillo libro es un llamado urgente a entregar nuestras vidas a Cristo y a no dejarnos atrapar por una vida sin significado. Pero si quieres comenzar entendiendo cuál es su perspectiva del deleite y el deseo por Dios, entonces deberías comenzar por Sed de Dios, aunque su lectura requerirá un poco más de dedicación al ser un libro más extenso y profundo.

Pasión por la gloria de Dios

Hay siervos y autores que Dios ha usado para ejercer una gran influencia y edificar a Su pueblo. Aunque no sé cuán grande será la influencia de John Piper en los próximos cincuenta, cien o doscientos años, lo que sí puedo afirmar es que el Señor lo ha usado para presentar y fortalecer en mí una visión robusta de Dios que establece un fundamento sólido para la pasión por Su gloria. Su obra ha sido una contribución para mantener las conciencias despiertas y los corazones encendidos con el gozo en Cristo y el deseo por más de Él, algo que la iglesia hispanohablante necesita cultivar.

Si tu pasión por la gloria de Dios puede ser avivada por medio de alguno de sus libros, páginas, frases o líneas, me daré por satisfecho en mi intención y estaré agradecido al Señor, y confío que el pastor Piper también lo estará.


Para los que leen en inglés, los libros digitales de John Piper se pueden descargar gratis en Desiring God (Deseando a Dios).
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