Islam significa «sumisión» a la voluntad de Alá. Es una religión fundada en 622 d. C., por Muhammad o Mahoma (570-632), quien afirmó haber recibido revelaciones de Alá que registró en el Corán. El islam tiene cinco pilares que sostienen el resto de sus creencias:
1) La confesión de fe: «No hay más dios que Alá y Muhammad es su profeta». Toda persona que recita esta confesión ante testigos se convierte en musulmán.
2) La limosna: todo musulmán debe dar entre el 2% y 3% de sus ingresos para causas islámicas.
3) El ramadán: es una conmemoración de la primera revelación de Mahoma en la que los musulmanes ayunan durante 29 o 30 días, una vez al año, en el noveno mes del calendario islámico.
4) Peregrinación a la Meca: todo musulmán que tenga posibilidades debe realizar la peregrinación a la Meca, en Arabia Saudita, al menos una vez en la vida.
5) La oración: todos los musulmanes deben orar cinco veces al día en dirección a la Meca, ciudad santa del islam. Aun haciendo todo lo anterior al pie de la letra, los musulmanes nunca tienen la seguridad de su salvación, es decir, no saben si Alá les permitirá entrar al paraíso.
Asuntos claves
Aunque hay más datos sobre el islam, te comparto la siguiente información clave:
Para los musulmanes, Alá es un ser inaccesible e imposible de conocer. Después de Mahoma, Jesús es el mayor profeta que ha vivido, aunque para el islam no es Dios ni Hijo de Dios. El Corán es considerado como la última revelación de Alá, ya que las anteriores fueron corrompidas por el ser humano.1 La salvación se obtiene por obras, pero nunca alguien puede estar seguro de obtenerla.
No todos los musulmanes son extremistas violentos. Tal vez las noticias nos han mostrado algo diferente, pero la mayoría de los musulmanes son personas de paz e intentan ganarse la vida como la mayoría de nosotros en América Latina. Son personas hospitalarias, agradables y dedicadas a sus familias, que suelen ser numerosas. Además, no todos los musulmanes son árabes, pues la gran mayoría están fuera de lo que conocemos como los países árabes.
Según el Proyecto Josué, el 24,3% de la población mundial se considera de fe musulmana. Dentro del islam hay dos ramas principales: los sunitas o suníes, que conforman más del 80% de los musulmanes, y chiitas o chiíes, que son poco más del 10%. Estas grandes divisiones surgieron después del año 632, cuando murió Mahoma y sus seguidores se dividieron. Ambos bandos aseguran ser los continuadores de la religión. Desde entonces, esa división ha causado muchos conflictos sociopolíticos.
Según algunas estimaciones, hay cerca de 1600 millones de musulmanes —viviendo en 1344 grupos étnicos diferentes— que nunca han escuchado el mensaje del evangelio. En la actualidad, se estima que solo seis obreros cristianos transculturales predican el evangelio por cada millón de musulmanes.2
Es difícil alcanzar a los musulmanes por varias razones:
1) Son culturas que por cientos de años han vivido sin el conocimiento del evangelio,
2) En muchos casos, las etnias musulmanas viven en lugares aislados,
3) Su cosmovisión abarca la totalidad de la vida cotidiana (lo religioso, cultural, educativo, gubernamental, etc.).
Se requiere un compromiso de vivir a largo plazo en contextos islámicos y aprender su cultura e idioma, además de estudiar sus estructuras político-religiosas para que los misioneros sepan compartir el evangelio y los musulmanes encuentren la paz verdadera en Jesucristo.
Hay esperanza
En los últimos años, hemos visto una enorme migración de musulmanes que han dejado sus países islamistas por causa de guerras, conflictos socio-políticos y por la búsqueda de oportunidades laborales. En muchos de los nuevos países receptores, hay más apertura y libertad de culto. Esto permite que los musulmanes escuchen el mensaje del evangelio. Muchos estudiantes y refugiados llegan a países donde hay misioneros y creyentes que pueden compartir con ellos y hablarles sobre el mensaje del Señor Jesucristo.
La iglesia latinoamericana puede ser entrenada por una considerable cantidad de obreros transculturales que conocen los contextos musulmanes y que tienen experiencia sirviendo en ellos. Unido a eso, el Espíritu Santo está moviéndose en formas maravillosas para la conversión de musulmanes en lugares donde resulta muy complejo entrar y predicar el evangelio.
Sigamos orando para que Dios envíe más obreros a Su mies y pueda haber una gran cosecha de salvación entre los musulmanes.
