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Hablar de las dictaduras a nivel latinoamericano es un tema complejo debido a que presenta variadas características y clasificaciones en términos de teoría política.

Primeramente se debe discutir: ¿qué es una dictadura? Cuando damos una mirada a la historia, nos damos cuenta que el concepto de dictadura ha cambiado considerablemente, así como muchos conceptos políticos que tienen su origen en la cultura grecorromana. 

En la antigua Roma se entendía como dictadura a una magistratura temporal creada para enfrentar una emergencia. En el mundo moderno actual —sugiere Giovanni Sartori, uno de los más connotados politólogos—, representa la degeneración. Siguiendo a este autor, la dictadura sería una forma de gobierno que se caracteriza por el hecho de ser un gobierno no democrático, no constitucional, y que se rige sobre todo por la violencia.[1] Destaco estas características pues son generales, y además nos ayudarán a entender algunos ejemplos que daré a continuación de las dictaduras más relevantes en Latinoamérica.

Características de las dictaduras

Hubo un periodo particularmente importante en Latinoamérica en el cual el mapa político se tiñó de dictaduras. Este periodo fue desde 1964 hasta finalizar la década de los 90. Recordemos que contextualmente nos situamos en la Guerra Fría, por tanto estamos frente a un mundo absolutamente polarizado. 

Durante dicho periodo, en muchos Estados llegaron al poder una serie de líderes que iniciarían procesos dictatoriales frente a las diversas crisis políticas que se sufrían en cada uno de estos países. Algunas de las características comunes de estos regímenes son las siguientes:

  • Emergen de un contexto de agitación política y crisis económica
  • Recibieron apoyo logístico y asesoría de EE. UU. como una manera de detener el avance del comunismo en la región (la llamada “doctrina de seguridad nacional”)
  • Fueron apoyados por grupos económicos importantes
  • Usaron de la fuerza contra la izquierda política, lo cual les llevó a reiteradas violaciones a los derechos humanos.

Dictaduras hoy

Por cuestiones de extensión solo me limitaré a dar tres ejemplos. Comenzaré por mi país, Chile. Dos años antes de mi nacimiento, en 1973 el general Augusto Pinochet inicia su periodo dictatorial en Chile. Por tanto, toda mi niñez y parte de mi adolescencia la viví bajo este régimen. Sus características más relevantes fueron la aplicación de una tremenda represión hacia los opositores (para algunos justificada), censura de prensa, limitación de libertades, eliminación de partidos políticos, y clausura del congreso, entre otras.

En Uruguay, desde 1963 aparece en escena el movimiento de los Tupamaros, cuyo objetivo era transformar la sociedad a través de la lucha armada. De manera progresiva la sociedad se fue polarizando, y emergió una gran inestabilidad. Frente a esto, en 1973 intervienen las fuerzas armadas para detener a los obreros politizados, y se le delega el poder a Juan María Bordaberry, que había llegado al poder democráticamente un año antes. Este se convierte en el primer dictador uruguayo. Al paso de un tiempo es depuesto, y los militares se quedan directamente con el poder. Se impuso el terrorismo de Estado, cuya consecuencia fue una gran represión. Se instaura la censura, se eliminan los partidos políticos, etc.

Por su parte, Argentina no estuvo ajena a este mover dictatorial. En 1976 las fuerzas armadas argentinas derrocan al gobierno constitucional de María Estela de Perón. Antes de este golpe, ya este país había experimentado una serie de quiebres institucionales. La situación política tras la muerte de Juan Domingo Perón, esposo de María Estela, era insostenible. Al asumir su esposa, lejos de estabilizarse la situación, se empeora. Frente a ello, las fuerzas armadas toman el poder, y se designa a Jorge Rafael Videla como presidente ipso facto. A través del terror, se instalaron nuevas lógicas no solo políticas, sino también sociales y económicas.

Dictadores hoy

Las dictaduras actuales se encuentran bastante disfrazadas. Existen una serie de discusiones a nivel de la ciencia política: ¿se deben considerar algunos países como regímenes dictatoriales, por lo menos aquellos que presentan algunas características de ello? 

Entre estos países, a mi juicio, dos países presentan estas características en Latinoamérica: Cuba y Venezuela. Ambos presentan ciertas similitudes que responden a regímenes dictatoriales, aunque la izquierda se afane en justificar los gobiernos de este tipo. 

En Venezuela, el actual gobierno de Nicolás Maduro presenta características complejas, pues él no se percibe como dictador, y muchos de sus seguidores tampoco. Sin embargo, su gobierno sin duda presenta características que se desmarcan de una democracia, las cuales han quedado en evidencia en los últimos lamentables acontecimientos vividos en dicho país. 

No debemos perder de vista que nuestro Rey es el único que nos gobernará con justicia y gran bondad.

El cristiano frente a las dictaduras

Las Escrituras nos enseñan que todo gobierno es impuesto por Dios: “Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan. Porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas” (Ro. 13:1-2). Pero frente a esto, ¿qué sucede con los gobiernos de tipo dictatorial? 

Cuando el apóstol Pablo escribió esta carta, en Roma no existía la democracia como la conocemos en el mundo de hoy. Roma era gobernada por emperadores. La instrucción de Pablo es vinculante a cualquier régimen de gobierno. El rol de los cristianos frente a los gobiernos autoritarios e inestables se asocia a cumplir lo que nos indica la Palabra del Señor: 

“Exhorto, pues, ante todo que se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad”, 1 Timoteo 2:1-2.

Lo anteriormente expuesto no significa que debemos estar quietos ante las injusticias. De hecho, la Iglesia las debe rechazar categóricamente, y en lo posible establecer y contribuir a los métodos para lograr la erradicación de cualquier injusticia, pero sin perder el foco que nos da la razón de ser al pueblo de Dios, es decir, poner nuestra mirada en Jesucristo. Cuando lo hacemos, nos damos cuenta que el gobierno que nos espera es superior a todo lo experimentado aquí. 

En medio de tanta tergiversación de valores, hoy más que nunca tenemos la misión de dar a conocer las verdades bíblicas a través de la predicación del evangelio. Frente a las diversas leyes y políticas que los gobiernos formulan y aprueban, las cuales atentan contra de los principios valóricos establecidos por las Escrituras, se nos torna cada vez más relevantes ser la luz de este mundo (Mt. 5:14-16). Por tanto, hermanos, no debemos perder de vista que nuestro Rey es el único que nos gobernará con justicia y gran bondad; esta es la esperanza que nos da fuerzas a seguir perseverando, sujetos a su gracia divina.


[1]  (Sartori G. 1992).


Imagen: Unsplash.
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