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Un chico me compartió que estaba orando por una señorita cristiana para proponerle matrimonio. Pasó el tiempo y el cortejo se convirtió en una relación de noviazgo. Pero, poco después, ambos comenzaron a tomar distancia, silencio, e indiferencia. Esto los llevó a un desgaste emocional y mental ocasionado por el miedo al mañana. La duda creció y el amor inicial fue suplantado por reclamos que cada uno exigía a causa de expectativas no cumplidas.

Mi esposa y yo animamos a este hermano a considerar el panorama en todas las perspectivas y con este filtro: si no hay gozo prematrimonial, no habrá gozo matrimonial. ¿Qué quiero decir con esto? El gozo es la voluntad de Dios para una pareja. Esto no significa que una persona tendrá gozo solo si se casa, porque la paz y el gozo verdaderos vienen del Espíritu Santo y de Cristo. Mi punto aquí es que el gozo prematrimonial en un noviazgo con otro creyente fiel al Señor es un indicador de que estás en una relación de noviazgo que te lleva a madurar, servir, y vivir conforme a la voluntad de Dios.

Si confías en que Dios desea lo mejor para ti, debes analizar los indicadores que Él ha dejado en su Palabra para saber cómo terminar un noviazgo de manera saludable. El título de este artículo implica un final y la voz detrás de la frase “terminar un noviazgo” hace ver un panorama negativo y doloroso. Sin embargo, creo firmemente que el noviazgo puede ser concluido de manera bíblica y saludable. Si estás por terminar un noviazgo y tienes la certeza de que debes hacerlo, necesitas preguntarte, ¿cómo puedo honrar al Señor en medio de esta situación?

Estos son algunos consejos no exhaustivos pero útiles:

1) Haz todo en el nombre de Cristo

La Biblia nos enseña que “… todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre” (Col 3:17). Esto requiere un esfuerzo de tu parte para que tomes un tiempo de oración y búsqueda de consejo en la Palabra antes de tomar una decisión como esta. Aplica este verso así:

  • Toma un tiempo para orar por ti: pide a Dios valor y obediencia (Stg 1:5).
  • Pide el consejo de tu pastor, líder, o consejero para esta decisión (Pr 12:15).
  • Que tu proceder y tus palabras sean de acuerdo con quien es Dios (Ef 5:17).
  • Sé honesto, pero objetivo (Pr 27:12).
  • No dirijas la conversación para culpar o descalificar (Sal 32:8).
  • Agradece el tiempo de la relación y los buenos momentos (1 Ts 5:18).
  • Recuerda que, debido a que Dios nos perdonó en Cristo, tú puedes perdonar: ofrece perdón y recíbelo con ánimo pronto (Ef 4:32).

En medio de esto, recuerda que nuestro Padre escucha las peticiones de sus hijos cuando ellos piden conforme a su voluntad (1 Jn 5:14-15).

2) Reconoce la soberanía de Dios al terminar esta relación

Si estás en Cristo, ya no te perteneces. Así que esta decisión no es una casualidad, sino la soberanía de Dios manifiesta por amor en tu vida. Entonces, si llegas a la conclusión de que es tiempo de terminar esta relación, obedece al Señor con plena libertad y no tengas miedo a tomar la iniciativa.

El gozo prematrimonial en un noviazgo con otro creyente fiel al Señor es un indicador de que estás en una relación que te lleva a vivir conforme a la voluntad de Dios

Muchos no reconocen la soberanía de Dios en su proceso de cortejo o noviazgo y, cuando saben que es necesario terminar la relación, se convencen de seguir, conscientes de que desobedecen a Dios. No desobedezcas a Dios ignorando su soberanía. Recuerda que Él lo gobierna todo.

3) Reconoce que se trata del potencial cónyuge de otro

Mi amigo, el pastor Kike Torres, en su taller de “Soltería, cortejo y su diseño”, enseña que si una persona no es para ti, es el potencial cónyuge de otro. Entender esto te lleva a amar y respetar a otros que quizá tú no conoces, pero que Dios sí.

¡Cuidado! No te permitas tener aventuras amorosas mientras justificas que estás buscando a tu cónyuge idóneo. Existen recursos recomendados sobre el noviazgo que te pueden guiar a tener una relación amorosa con sabiduría. Así que, no pienses que luego de concluir un noviazgo necesitas de inmediato comenzar otro para descubrir si esta otra persona es tu futuro cónyuge. ¡Guarda tu corazón! (Pr 4:23). Este principio te ayudará a concluir una relación con un sentido de respeto, responsabilidad, y amor que honran al Señor y a tu prójimo.

4) Ten esa conversación difícil

Resulta conveniente tener esa conversación difícil en un lugar que sea más adecuado para ustedes y provea la seguridad y la comodidad necesaria. En algún momento de la conversación pueden despertar sentimientos de dolor o enojo, así que anticipa y aclara que renuncias a ellos para evitar reacciones indebidas. Recuerda que la soberanía de Dios conduce e impulsa tu responsabilidad para esta decisión.

No busques tu identidad ni deposites tu confianza en una persona o en una relación. Vive tu soltería para la gloria de Dios

Seguramente enfrentarás una gran carga emocional por esta decisión y vendrán pensamientos parecidos a estos: ¿Cómo será mi futuro solo?; me llena de miedo esta pérdida; me invade el temor porque no quiero hacerle daño; ¿qué tal si lucho por su amor?

Cuestiona estos pensamientos para no darles rienda suelta y así evitar que alguno de ellos termine por dominarte. Necesitas un bien mayor que te sostenga: que tu bien mayor sea honrar al Señor obedeciéndole, no importando si esto significa terminar un noviazgo.

5) Busca apoyo en tus seres queridos y en Dios

En los días siguientes al rompimiento de un noviazgo necesitas evitar la soledad. Busca a tu familia, amigos, y hermanos en la fe. Comparte con tu pastor, líder, o consejero. Pide que oren por ti y apártate un tiempo para estar a solas con Dios y descansar en Él.

Cuando Dios creó a la mujer, hizo caer un sueño profundo sobre Adán, tomó una de sus costillas, y formó a Eva. Después, Dios despertó a Adán y le presentó a quien formó para él. Para usar una metáfora, puedes pedir a Dios que te haga caer en un sueño profundo para no ver a la persona incorrecta, y que te despierte cuando Él quiera presentarte a la indicada, si esa es su voluntad.

Si tu anhelo es casarte, tienes la esperanza certera de que (te llegues a casar o no) Dios siempre desea lo mejor para sus hijos. Pero debes tener cuidado. Guarda tu corazón del ídolo del romance, y no busques tu identidad ni deposites tu confianza en una persona o en una relación. Vive tu soltería para la gloria de Dios. “Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, que Él actuará” (Sal 37:5).

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