¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

La pregunta que recibimos: ¿Cómo puedo ayudar a mujeres que luchan con la lujuria, la pornografía, el dolor del abuso sexual en el pasado, y otros asuntos sexuales? No estoy entrenada en estas áreas. Mi pastor hace un excelente trabajo cuidando por la gente, y trato de animar a las mujeres de la iglesia a que se reunan con él, pero a veces no se sienten cómodas haciendo eso. 


Esta es una pregunta difícil. Mientras que el abuso sexual puede haber llevado a las otras luchas, las dos cuestiones deben tratarse por separado. Con esto en mente, tenemos que ver que esta cuestión tiene dos aspectos diferentes: el abuso sexual y el pecado sexual.

Son estas dos cuestiones que me gustaría abordar aquí.

‪
‪Abuso sexual

‪
‪El abuso sexual es una invasión devastadora de la humanidad de una persona. Se despoja la inocencia e introduce miedo, remordimiento, vergüenza, incluso culpa. A menos que haya pasado por eso, es difícil entenderlo y creo que esto es un buen lugar para comenzar. Al servir y amar a los que han sido objeto de abusos sexuales, no queremos pretender tener todas las respuestas. Está bien decir: “No sé lo que sientes o cómo puedo ayudar mejor, pero yo te amo y estoy aquí para ti”. Trata de conocer a esa amiga profundamente. Si ella llegó con esta información personal, es evidente que confía en ti y te respeta profundamente. Ámala a través de escuchar y aprender.

‪
Si no eres consejera, aconsejar a su amiga a buscar ayuda de un consejero bíblico entrenado puede ser un siguiente paso sabio. Pero incluso si ella busca ayuda externa, no la abandones simplemente con el consejero o líderes de tu iglesia. Recuerda, ella vino a ti. Persevera con ella. Escúchala. Ora con ella, y no solo una vez. Debes ser un lugar donde se puede encontrar gracia constante, amor y el ministerio claro de la Palabra de Dios.

Aquí es donde podemos tomar el segundo aspecto de esta cuestión. Muchos de los desafíos (vergüenza, arrepentimiento, cuestiones de identidad) conectados a los temas sexuales dolorosos que enfrentan las mujeres se aplicarán tanto a la tragedia del abuso sexual y la realidad del pecado sexual. La aplicación, sin embargo, será ligeramente diferente.

‪Pecado sexual

Muchas mujeres cristianas que luchan con el pecado sexual sienten gran vergüenza. Esto se ve agravado por el hecho de que el pecado sexual es demasiado a menudo considerado un asunto de hombres. Estamos escuchando de más y más mujeres que luchan en esta área. Podemos ayudar reconociendo intencionalmente y sin vergüenza la presencia del pecado sexual en nuestras vidas. Más mujeres comenzarán a abrirse y a buscar más ayuda si escuchan a otras compartir su experiencia. Como portadores de la imagen  de Dios, pecadores rotos que han sido diseñados como seres sexuales, cada una de nosotras necesita la gracia del perdón de Dios por el pecado sexual. La buena noticia es que Él se deleita en darnos tal gracia.

‪
‪Si tienes una mujer en tu iglesia que confiesa su pecado sexual, aquí están algunas maneras en las que puedes servir con amor y caminar a su lado:

‪
‪1. Conócela

Si esta es la primera vez que has oído hablar de su lucha, entonces ella puede estar tratando con otras cosas. No asumas que su lucha está aislada. Podría ser un subproducto de abuso sexual, o puede haber una historia de fondo que necesita saber que tu objetivo es servirla en amor. Así que empieza por reconocer tu ignorancia relativa y procura llegar a conocerla. Haz preguntas y dale seguimiento.

‪
‪2. Comparte de Jesús

‪
‪Una serie de otros problemas vienen con el pecado sexual, incluyendo la vergüenza, la culpa y la confusión de identidad. Mujeres cristianas que luchan con el pecado sexual deben saber que su identidad está en Cristo. Él murió por los pecadores sexuales y resucitó y está intercediendo en este momento por ella. Como hijas perdonadas, podemos correr al trono de la gracia de Dios para recibir la misericordia en nuestro tiempo de necesidad (He. 4:14-15). Simplemente no hay condenación para los que están en Cristo (Ro. 8-10). Seguramente hablará de arrepentimiento, pero primero recuérdale que es hija amada de Dios. El arrepentimiento brota de un corazón perdonado.

‪
‪Recuerda, esta puede ser la primera vez que ha escuchado que hay gracia y perdón por ese pecado. Como Ellen Dykas escribe en Word Filled Women’s Ministry (Ministerio para Mujeres Lleno de la Palabra):

‪
“Las mujeres rotas sexualmente en nuestras iglesias y comunidades necesitan en primer lugar ser llamadas a Jesús, que es Dios con nosotros. Muchas de las que asumen que son creyentes en realidad pueden tener que poner su fe por primera vez en este Redentor que ha llegado a nosotros en nuestro pecado, murió por ese pecado, y nos llama como Él llamó a la mujer enconvarda en Lucas 13:12 “Mujer, quedas libre”.

‪
‪3. Sé presente

‪
Sé presente sin asombro, sin vergüenza y sin juicio. Sé presente con  oración, tanto hablada y no hablada. Toma tiempo para llorar con ella sobre su pecado y quebrantamiento. Si una mujer confiesa su pecado sexual y su lucha contigo, sé alguien que, como nuestro Salvador, extiende gracia compasiva edificando al mismo tiempo a tu hermana para que ya no peque más. Como Dykas observa:

‪
‪“Al tratar de discipular a las mujeres. . . que buscan la liberación de su propia esclavitud del pecado sexual, la compasión de Cristo mismo es una necesidad, Cristo, que esperaba pacientemente con esa mujer sorprendida en adulterio, mientras que todos los otros se fueron, no le ofrece condenación sino un llamado a no pecar más”.

‪
Queremos derramar la verdad del Evangelio de nuestros labios y orar para que nuestros corazones amen a nuestros hermanas como Cristo. Queremos escuchar bien sin tratar de tener todas las respuestas.

‪
‪4.  Habla la verdad en amor

‪
‪Como Dykas comparte en Word Filled Women’s Ministry (Ministerio para Mujeres Lleno de la Palabra), las mujeres necesitan discipulado, no solo doctrina. Pero el discipulado después de Jesús significará madurez en la sana doctrina. Enséñale la Palabra de Dios, pero no trates de hacerlo todo por ti misma. Deja que el cuerpo de Cristo haga su trabajo. Anímala (o ve con ella) a unirse a un estudio bíblico para mujeres donde se enseñe y discuta la Palabra y se ore. Como Pablo exhorta: “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor”, Colosenses 3:16.

‪
‪Recuérdale a tu hermana de la libertad del arrepentimiento. La bondad de Dios nos lleva al arrepentimiento, y Él es fiel y justo para perdonar y limpiarnos cuando confesamos (Ro. 2:4; Jn. 1:1-2) Comparte sobre el diseño de Dios para los hombres y las mujeres y nuestra sexualidad. Enséñale acerca de la creación, la caída, la redención, la restauración. Y continuamente recuérdale que su Creador está a favor ella, no en contra de ella, porque ella es su amada hija por quien su Hijo murió.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Jenny Midence Garcia.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando