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En decenas de ciudades en los Estados Unidos se han desatado protestas, enfrentamientos, y saqueos tras la trágica muerte de George Floyd, el 25 de mayo en Minneapolis, luego de que un policía lo arrestara y sujetara boca abajo en el piso, poniéndole la rodilla sobre el cuello, causándole la muerte.

El dolor y la ira sacuden a esta nación mientras muchos creyentes nos preguntamos: ¿Cómo debemos pensar los cristianos sobre todo esto?

En Coalición por el Evangelio hemos querido compartir la siguiente carta abierta del pastor Michel Galeano, quien nos expresa su sentir ante los eventos recientes y nos anima a buscar bíblicamente la reconciliación racial a nuestro alrededor.


No he dejado de pensar en esas palabras: “¡No puedo respirar, no puedo respirar!”. Esas fueron quizás las últimas palabras de George Floyd.

¿Porque escribir esta carta después de casi una semana? Porque intencionalmente me he detenido a orar, pensar, y calmar mi corazón ante esta gran maldad. El vídeo se ha hecho viral. Una persona más es asesinada por un policía que, en vez de hacer su trabajo de proteger a los ciudadanos, quitó la vida de otra persona que tiene el mismo valor que él.

Durante cuatro años en Minneapolis, Dios nos dio un amor especial por esta ciudad. Vivíamos en el vecindario en donde todo esto está ocurriendo. Comprábamos cosas en ese Target y Cub, caminamos en Lake Street, y serví en un ministerio de distribución de comida en la iglesia Jubilee (una iglesia, ubicada en este vecindario, hermana de nuestra iglesia  Gracia sobre gracia). Tenemos muchos conocidos en este lugar, personas que amamos, respetamos, y que han sido de tanta bendición para nosotros. Y por supuesto, nuestra iglesia Bethlehem Baptist Church, que también está muy cerca de todo esto.

Hemos sentido mucho dolor al ver estas noticias surgir en una ciudad que amamos tanto. Pero más allá de eso, no me imagino el gran dolor de todos mis hermanos, amigos, y personas afroamericanas al ver un caso más de injusticia. Estamos frente a un acto de maldad y es una historia que se repite. Por eso creo que es necesario que nuestras voces se hagan escuchar. No podemos guardar silencio. El silencio promueve la ignorancia e indiferencia hacia este pecado.

Dios nos creó conforme a Su imagen (Gn. 1:27). Todos tenemos un mismo valor y una dignidad dada por Dios, quien creó a personas de toda raza, nación, y lengua. Por eso debemos, como creyentes y discípulos de Cristo, promover y movilizarnos en buscar la reconciliación racial.

La reconciliación racial máxima es la proclamación y el disfrute en la creación de Dios al crear un pueblo en Cristo y unido por el Espíritu (Ef. 2:14). Este pueblo está compuesto de personas de toda lengua, tribu, nación, y color (Ap. 5:9). Por eso la Iglesia de Cristo tiene el llamado y la responsabilidad de mirar estas muertes injustas y decir: “¡Basta ya de todo trato de injusticia con una persona por su color!”. Pero aún cuando nos movilizamos a proclamar estas verdades de Cristo, lo hacemos con la esperanza en que un día en los nuevos cielos y la nueva tierra todo esto acabará.

Mientras el regreso de Cristo llega, nos unimos en toda proclamación que condene este tipo de asesinatos. A la vez, rechazamos todo acto de vandalismo y deseo de obrar justicia por nuestras propias manos. Confiamos en que algún día, sea aquí en la tierra o allá en la eternidad, todos veremos la justicia de Dios.

Dios tenga misericordia, traiga paz y justicia, y use a su iglesia.

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