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Nota del editor: 

Este devocional está tomado del ebook Noticias de gran gozo: 25 reflexiones para celebrar el Adviento.

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«En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman Su venida» (2 Timoteo 4:8).

¿Hasta cuándo se corromperá la tierra? ¿Hasta cuándo prevalecerá el malvado? ¿Hasta cuándo lloraremos, sufriremos y enfermaremos? ¿Cuándo serán consolados completamente los que lloran y serán saciados totalmente los hambrientos de justicia?

Milenios atrás, los cautivos de Israel escucharon la promesa de que el Hijo del Hombre recibiría un dominio eterno que nunca pasará y establecerá un reino que no será destruido (Dn 7:13-14). Esta es la respuesta de Dios para la rebelión humana y el dolor que hay en este mundo. El reino de Dios restauraría la creación.

La esperanza de los creyentes descansaba sobre esta promesa. Algún día llegaría el Rey y destruiría toda maldad. Cada día de escasez, opresión, enfermedad y soledad los hacía clamar: ¡Venga tu reino, Señor, envía a tu Ungido!

El evangelio nos muestra que este Rey ya vino para inaugurar su reino, para que podamos arrepentirnos de nuestros pecados, ser salvos y así no perecer cuando este reino sea consumado en el futuro y todos los reinos del mundo desaparezcan.

Ahora amamos el segundo Adviento del Rey y esperamos ese día en donde recibiremos por completo la recompensa que Él tiene para nosotros por pura gracia. Hoy necesitamos recuperar la centralidad de esta confianza. Nuestras aspiraciones de plenitud deben orientarse a la consumación del reino de Dios.

No podemos descansar en manos de gobernantes, influencers, naciones, empresas, leyes y relaciones caídas. ¡Nos dejarán caer! Incluso seremos perseguidos por familiares que desconocen al Señor. Nuestra esperanza no puede reposar completamente en todas esas cosas. Solo la llegada de lo perfecto, santo, fiel, de un nuevo orden justo, puede satisfacernos.

Se acerca ese momento, el final del dolor, la plenitud verdadera. Una nueva familia, una nueva creación, un nuevo cuerpo, y la libertad de tentación llegarán con el Reino de los cielos. Encontraremos el mundo perfecto, reposaremos para siempre.

¿Hasta cuándo padeceremos? Hasta la segunda venida de Jesús. Por lo tanto, no desmayes en tu caminar con el Señor. Aún falta un poco de tiempo. Cuando pienses que no puedes seguir, que tus fuerzas se acaban, que pierdes la esperanza, recuerda: Dios renueva nuestras fuerzas. Él nos infundirá aliento y nos sostendrá hasta el día de su reino. Se acerca nuestra redención, se acerca nuestra libertad. Mientras tanto, únete a los santos de cada época y pide por la llegada de tu consuelo: «Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo» (Mt 6:10).

El Salvador que durmió en un pesebre volverá pronto en gloria y majestad para consumar nuestra esperanza. ¿Descansas en el retorno de Jesucristo?

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