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Ayer noté nueve cosas que a los miembros de la iglesia le gustaría decirles a sus pastores. En este artículo, yo represento a los pastores.

La mayoría de los pastores aman mucho a los miembros de la iglesia. Se interesan realmente por aquellos a quienes sirven.

Pero los pastores son humanos.

Y hay momentos en que les gustaría que los miembros de la iglesia sepan algunas cosas sobre ellos. En mis conversaciones con los pastores, a través de las redes sociales, en persona, por teléfono y por correo electrónico, aquí están los nueve temas más comunes.

1. “Cuando criticas a un miembro de mi familia, me haces daño profundamente”. Por favor, comprenda que ni mi esposa ni mis hijos son empleados de la iglesia. Esfuércese en tratarlos como miembros regulares de la iglesia, y no coloque expectativas poco razonables sobre ellos.

2. “Voy a tener días malos, y a veces será evidente”. Se supone que un pastor trabaja a las 24 horas. Pero es difícil. Sé que hay veces que hablo fuera de turno. Sé que hay momentos en los que estoy demasiado cansado para escuchar bien. Voy a tratar de no mostrar mis días malos, pero no lo podré hacer perfectamente.

3. “No todos mis sermones serán ‘goles’”. Me gustaría que lo fueran. Pero con el número de mensajes que tengo que preparar y predicar en un año, no voy a ser siempre el predicador estelar que quiera que sea. De hecho, no siempre seré el predicador estelar que yo quiero ser.

4. “Soy sensible acerca de mi salario”. Hay pocas personas que trabajan en un lugar donde todos los miembros de la organización se creen el jefe. En un sentido, esa es la naturaleza del trabajo en la iglesia. Pero cuando usted hace comentarios despectivos sobre mi sueldo y mi trabajo, me hace mucho daño.

5. “Me desanima cuando los números de la iglesia bajan”. Sé que no debería de ser así. Sé que mi valor no debería basarse en la asistencia y las ofrendas. Pero disminuyen los asistentes o caen las ofrendas, cuestiono mi propio liderazgo en la iglesia.

6. “Me encantaría tener un verdadero amigo en la iglesia”. Estoy hablando de alguien que me deje ser yo mismo, alguien que me deje actuar como realmente soy. A veces parece que todo el mundo quiere que siempre me ponga mi cara de pastor todo el tiempo.

7. “Por favor no me critique o pida que arregle algo justo antes de que yo predique”. Dediqué muchas horas a la preparación del sermón. He orado con intensidad sobre el mensaje. Por favor, no me diga que está demasiado frío en el santuario justo antes de que yo suba a predicar.

8. “No puedo estar en todos los lugares a la misma vez”. En broma le dije a un amigo pastor que me gustaría poder ser omnipresente, y él se rió y estuvo de acuerdo. Amo a los miembros de mi iglesia, pero es físicamente imposible estar en todos los lugares que esperen que esté.

9. “Me duele profundamente cuando la gente buena no me defiende”. Cada líder tendrá sus críticos, y así sucede con los pastores. No espero ser inmune a las críticas. Pero lo que más me duele es el silencio de los “buenos” miembros cuando soy atacado injustamente. Por favor, diga una palabra amable sobre mí en respuesta a la negatividad que escucha. No deje que los pocos críticos dominen la conversación.

La mayoría de los pastores, en efecto, aman a sus miembros de la iglesia. Pero la mayoría de los pastores tienen un trabajo desafiante, que es imposible sin la fuerza de Dios.

Pastores, ¿qué añadirían o cambiarían en esta lista? Miembros de la iglesia, ¿qué piensan de estos nueve puntos?


Publicado originalmente en el blog de Thom S. Rainer.
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