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La amistad es un regalo de Dios. Desde la creación, vemos cómo Él nos hizo para vivir en relación unos con otros. Dios creó primero a Adán y luego leemos: «Entonces el SEÑOR Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada”» (Gn 2:18). Así, Dios declaró que el hombre necesitaba compañía. Aunque este pasaje se relaciona de manera directa con la creación de Eva para Adán, es también una declaración de la naturaleza del ser humano diseñado como un ser relacional.

Al mismo tiempo, la Biblia nos enseña que todo lo que hagamos debemos hacerlo de corazón como para el Señor (Col 3:23), y eso incluye cómo llevamos nuestras relaciones de amistad, es decir, la manera en que somos amigos. Nuestras relaciones de amistad existen para la gloria de Dios y no para la nuestra. ¿Qué mejor que la Palabra misma para mostrarnos cómo llevarlas para la gloria de Su Nombre?

En este artículo, te comparto cuatro enseñanzas prácticas que nos deja el libro de Proverbios sobre cómo ser amigos.

1. La amistad conlleva consejos

El ungüento y el perfume alegran el corazón,
Y dulce para su amigo es el consejo del hombre (Pr 27:9).

Proverbios nos enseña que es bueno tener amigos para los tiempos de celebración, pero es mucho mejor —es dulzura para el alma— tener amigos dispuestos a dar un buen consejo.

Las relaciones de amistad existen para la gloria de Dios y no para la nuestra. ¿Qué mejor que la Palabra para mostrarnos cómo llevarlas para Su gloria?

Una característica de la amistad centrada en Cristo es que podemos aconsejarnos unos a otros. Un amigo, cuando ve nuestro caminar errado, está dispuesto a mostrarnos las verdades de la Palabra de manera oportuna y con gracia, en medio de nuestra necesidad.

Esta característica de la amistad va en dos direcciones. Por un lado, como amigos necesitamos estar dispuestos a dar consejo, pero también debemos tener la disposición de corazón y humildad para recibirlo. Así, en una verdadera amistad hay consejos para dar y para recibir.

2. Un amigo está a tu favor

Fieles son las heridas del amigo,
Pero engañosos los besos del enemigo (Pr 27:6).

Un buen amigo está a tu favor y obra con esta verdad en mente. Este proverbio nos muestra que aun las heridas que causa un amigo son para restaurar y no para dañar. Es como el cirujano, quien con el bisturí causa una herida, pero con el propósito de sanar algo que está dañado.

Un buen amigo está dispuesto a señalar el pecado de su amigo, no con la intención de aplastarlo, sino para cuidar de su alma y buscar su bien. Un amigo permanece presente y fiel aun ante las heridas que su confrontación humilde te causa, porque sabe que está a tu favor.

3. Un amigo es cercano

El hombre de muchos amigos se arruina,
pero hay amigo más unido que un hermano (Pr 18:24).

Un buen amigo está dispuesto a señalar el pecado de su amigo, no con la intención de aplastarlo, sino para cuidar de su alma y buscar su bien

La amistad implica cercanía, aunque no necesariamente una cercanía física y continua. Proverbios nos enseña que hay un tipo de amistad en que la unión se desarrolla hasta ser mayor a la de un hermano de sangre.

Una relación como esta no se da de la noche a la mañana, pues implica honestidad, transparencia, humildad, perdón continuo y el haber reído y llorado juntos. Un verdadero amigo, uno más unido que un hermano, es ese que te conoce como eres y aun así decide permanecer.

4. Un amigo ama en todo tiempo

En todo tiempo ama el amigo
Y el hermano nace para tiempo de angustia (Pr 17:17).

Un amigo es alguien que decide amarte en todo tiempo, en las buenas y en las malas. No está obligado a quedarse, sino que decide hacerlo. Un verdadero amigo decide amar aun cuando el otro no está en su mejor momento, porque el amor no busca recibir sino dar.

El Amigo de pecadores

La realidad es que en este mundo caído no siempre seremos, ni otros serán con nosotros, el tipo de amigos que nos enseña el libro de Proverbios. Pero en Jesús tenemos a Aquel que fue llamado «amigo de pecadores» (Mt 11:9): Ese que es el admirable Consejero (Is 9:6), Aquel que siempre está por nosotros y no en nuestra contra (Ro 8:31-32), siempre cercano al quebrantado y humilde de corazón (Is 57:15) y cuyo amor es eterno (Jr 31:3).

Que en nuestras relaciones de amistad nuestros ojos estén fijos en Jesús, Aquel que dio Su vida por Sus amigos (Jn 15:13-15).

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