Es indiscutible que la escatología, es decir, el estudio de los últimos tiempos, es una de las «papas calientes» del cristianismo hoy día. Este tema causa discrepancias dentro de la iglesia de Cristo y sus denominaciones. Vemos mucho contenido en internet sobre las distintas posturas escatológicas y los ataques entre opositores son una práctica habitual en las redes sociales.
Entonces, ¿cómo determinar cuál es la postura correcta? O mejor aún, ¿cómo comprendemos las posturas para buscar una respuesta adecuada que honre a Dios y su Palabra?
Los cristianos necesitamos conocer los argumentos de cada postura escatológica para responder de forma consistente. El libro Los planes proféticos de Cristo: Guía básica del premilenialismo futurista (Editorial Portavoz, 2020), escrito por John MacArthur y Richard Mayhue, nos ayuda a lograr este fin.

Los planes proféticos de Cristo
John MacArthur y Richard Mayhue
Los cristianos necesitamos conocer los argumentos de cada postura escatológica para responder de forma consistente. El libro Los planes proféticos de Cristo: Guía básica del premilenialismo futurista (Editorial Portavoz, 2020), escrito por John MacArthur y Richard Mayhue, nos ayuda a lograr este fin.
Este recurso presenta el punto de vista premilenialista dispensacional o premilenialista futurista. A lo largo del libro, los autores exponen el fundamento bíblico sobre los temas claves de esta postura.
Este recurso presenta el punto de vista premilenialista dispensacional o premilenialista futurista. A lo largo del libro, el pastor MacArthur expone el fundamento bíblico sobre los temas claves de esta postura, por ejemplo: qué son las dispensaciones, el fundamento del premilenialismo futurista, el arrebatamiento pretribulacional, el plan con Israel y un análisis bíblico e histórico de la postura premilenial frente al amilenialismo.
Mayhue, coautor del libro, afirma que el premilenialismo futurista usa «un enfoque histórico-gramatical coherente de las Escrituras tanto con el Antiguo Testamento como con el Nuevo» (p. 63) y, con base en esto, expone los distintos aspectos que lo rodean y respaldan. Los autores explican esta postura analizando los textos escatológicos principales en Mateo, 1 Corintios, 1 Tesalonicenses y Apocalipsis; buscando ordenar los eventos futuros de forma cronológica. En cada capítulo, también argumentan por qué esta postura escatológica tiene mayor consistencia por encima de la amilenialista, la postmilenialista y el premilenialismo histórico.
Los planes proféticos de Cristo muestra un gran fundamento exegético, aunque hay también interpretaciones basadas en presuposiciones propias del dispensacionalismo, tales como entender las iglesias del Apocalipsis como etapas históricas de la Iglesia (Ap. 2-3), afirmando que «la iglesia de Filadelfia (Ap 3:7-13), en nuestra opinión, se refiere tanto a la iglesia del primer siglo en este lugar como a la iglesia futura que experimentará el arrebatamiento» (p. 97, cursiva añadida).
La importancia de la escatología bíblica
Este libro nos recuerda que es un error decir que la escatología es un asunto sin importancia. La escatología nos ofrece una perspectiva importante para los cristianos. Por un lado, nos evidencia la veracidad y confiabilidad de las Escrituras al cumplirse lo que prometen y que, por lo tanto, podemos confiar en ellas. Por otro lado, las Escrituras son «la fuente de esperanza, consuelo y ánimo» para vivir confiados en que en el futuro nuestro Señor se manifestará, incluso desde el presente, en medio de nuestras dificultades cotidianas (p. 16). Además, la Palabra nos promete que llegará el día en que la justicia de Dios será ejecutada de manera plena.
La escatología nos enseña en parte cómo va a terminar lo que conocemos y cuál es nuestra confianza. Vale la pena recordar que su gran aporte otorga esperanza y ánimo para perseverar en nuestro caminar cristiano.
Un acercamiento adecuado a la escatología bíblica
Hay distintas posiciones escatológicas y las tres corrientes principales son el premilenialismo, amilenialismo y posmilenialismo.
En primer lugar, cada postura busca explicar cómo deberíamos comprender el milenio, si es figurativo o literal. En segundo lugar, nos da entendimiento de cómo Dios actuará con Israel y lo que sucederá con la Iglesia en los tiempos finales.
Para lograr una interpretación que respete el texto bíblico, primero se debe comenzar utilizando una hermenéutica que estudie la Palabra de forma inductiva; es decir, que las conclusiones se obtengan a partir de la observación e interpretación cuidadosas de la Biblia. En segundo lugar, se debe utilizar un enfoque histórico-gramatical que analice los textos en su contexto histórico respetando las reglas que rigen en sus idiomas originales y, finalmente, utilizar una hermenéutica que respete las reglas que rigen en el género literario de la escatología bíblica.
Una hermenéutica correcta nos ayuda a comprender y relacionar la revelación progresiva a lo largo de la Palabra y que apunta al Mesías. Evita el uso de alegorías o espiritualización de los textos bíblicos y los interpreta con base en el desarrollo histórico de los mismos. No obstante, se respeta dando el lugar a aquellas figuras del lenguaje propio de la hermenéutica especial, puesto que la escatología bíblica está llena de estas figuras especiales (p. ej., el libro de Apocalipsis). Tomar en cuenta las reglas hermenéuticas de la escatología bíblica nos ayuda a estudiar la Palabra de forma sistemática y respetuosa a todo el consejo de Dios.
Preguntas esenciales sobre el milenio
El milenio es un tema recurrente en el Nuevo Testamento y los primeros siglos de la iglesia. Jesús habló insistentemente sobre el Reino durante su ministerio. Él afirmaba que el Reino se había acercado (Mt 4:17; Lc 10:9), e hizo algunas promesas a sus discípulos con lo que pasaría en la restauración de Israel durante el milenio, como algunos interpretan que es a lo que se refieren las palabras de Cristo en Mateo 19:28.
Por la pregunta de los discípulos, «Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel?» (Hch 1:6), sabemos que los discípulos estaban conscientes de que el Reino llegó con el advenimiento del Rey, pero no había sido establecido definitivamente, tal y como «lo describen las profecías mesiánicas de la restauración de Israel, las cuales tienen implicaciones tanto a nivel material como a nivel espiritual» (p. 115).
En la misma escena, antes de que Jesús volviera al Padre, los discípulos preguntaron sobre cuándo restauraría el reino de Israel (Hch 1:6). La pregunta no es acerca de si Cristo reinaría en la tierra y restauraría a Israel, sino el momento en que esto ocurriría. Jesús les responde que a ellos no les corresponde saber cuándo ocurrirá. Pablo responde de igual manera en una de sus cartas al hablar que el pueblo de Israel verá cumplidas sus promesas, pero que no se sabe aún el tiempo (Ro 11). Finalmente, Juan explica que serán mil años (Ap 20), pero tampoco los intérpretes se ponen de acuerdo sobre el tiempo y la manera en que se dará el milenio.
Los padres apostólicos son los sucesores de los apóstoles, es decir, personas que fueron cercanas a ellos. Autores como Papías, Justino, Ireneo y otros, afirmaban que el milenio donde Cristo reinará será un reino literal y que Israel será restaurado. Sin embargo, Orígenes de Alejandría marca un cambio por su influencia alejandrina al introducir la alegorización y el dualismo platónico en el estudio de la Palabra. Este cambio de pensamiento, mismo que le llevó a la espiritualización del milenio, distorsiona la comprensión escatológica, ya que se consideraba el reino físico como algo malo, lo cual está alejado de la realidad explicada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Conclusión
La escatología es un tema difícil y misterioso, y por esa razón han surgido discrepancias dentro de la iglesia, donde hay muchos libros que tratan y argumentan a favor de cada postura. Los planes proféticos de Cristo es un libro que aborda de una manera ordenada y exegética la postura premilenialista futurista (dispensacionalista). Es un libro que se debe leer con una Biblia al lado analizando los temas a la luz de la Palabra. Cabe resaltar que hubiera sido muy bueno que los autores desarrollaran un mayor diálogo con las otras posturas de tal manera que enriqueciera el estudio del lector.
Finalmente, ¿hay que estar de acuerdo con la postura que presentan los autores? La realidad es que no. Sin embargo, presenta una buena oportunidad de estudiarla para quienes adoptan una postura escatológica diferente, sabiendo que hay más por estudiar. Por lo tanto, es un buen libro para profundizar en un tema considerado dentro del cristianismo como escabroso y que muchos tratan de evitar.
Recordemos que el contenido de la escatología bíblica tiene un propósito claramente esperanzador. Cuando Pablo habló sobre el futuro, tenía algo bien claro en mente: «Por tanto, confórtense unos a otros con estas palabras» (1 Ts 4:18).