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Piensa en el último problema que tuviste. ¿Tuvo que ver con algo que dijiste o te dijeron? ¡Seguramente sí!

Una de las verdades más importantes de la Biblia es que fuimos creados para glorificar a Dios (Col. 1:16). Nuestra manera de hablar refleja si estamos dando gloria al Señor cuando nos expresamos.

Guerra de palabras, del pastor Paul David Tripp, es sin duda uno de los textos que más me ha confrontado en los últimos años. Página tras página, capítulo tras capítulo, Dios ha usado la sabiduría del autor para confrontarme en el área más oscura de mi vida: las palabras.

Guerra de palabras

Guerra de palabras

Poiema Publicaciones. 240 pp.
Poiema Publicaciones. 240 pp.

Oro a Dios para que suceda lo mismo contigo.

En este libro, el autor nos lleva a lo más profundo de nuestros corazones para mostrarnos el grave problema de comunicación que tenemos. Tripp afirma que en el Edén, la caída de Adán y Eva no solo provocó su separación de Dios, sino que también afectó gravemente la comunicación de los seres humanos.

La guerra de palabras que se libró en el Génesis se sigue librando todos los días. Lamentablemente, muchos cristianos están perdiendo la batalla por no saber comunicarse como Dios quiere.

Tripp afirma que si tú puedes decir: “No tengo problemas con mis palabras”, entonces no necesitas leer este libro. Pero si, al igual que yo, reconoces que hay una guerra de palabras en tu vida, si hay evidencia de una lucha por comunicarte de manera apropiada y amorosa, entonces debes leer este libro, ¡y debes leerlo cuanto antes!

Dios ha hablado

No podemos entender la comunicación a menos que sepamos que Dios nos ha hablado. La única manera de conocernos a nosotros mismos es escuchando las palabras que Él ha dicho acerca de nosotros. Dios nos dice quiénes somos, define lo que debemos hacer, y la manera de hacerlo; eso incluye nuestra forma de hablar.

“Las palabras le pertenecen a Dios, pero Él nos las ha prestado para que podamos conocerle y seamos usados por Él” (p.22).

Satanás también habla

Satanás habló (Gén. 3:1) y dejó también un modelo destructivo, lleno de mentiras, excusas, miedo, e hipocresía. Eso lo vemos en el Génesis y lo seguimos viendo día tras día en nuestra forma de comunicarnos con los demás. Esta es una batalla real.

Tripp dice que muchos de los problemas que experimentamos cuando hablamos con los demás surgen de haber usurpado la autoridad de Dios: decimos lo que queremos decir en el momento y en la forma en que lo queramos decir. El pecado ha afectado nuestros corazones, y las palabras que decimos revelan lo que está dentro.

Los ejemplos de la vida real que Tripp usa te pueden ayudar mucho, pues muestran que nuestras palabras causan grandes daños en las personas que nos rodean. Pero también se nos presenta la solución.

Piensa un momento en cómo le hablas a tus hijos, a tu esposa, a tus padres, a tus amigos… a Dios. ¿Son tus palabras llenas de gracia, amor, y misericordia, o están cargadas de ira, rencor, y odio? ¡Hay una guerra de palabras, pero Dios nos dará la victoria!

El pecado ha afectado nuestros corazones, y las palabras que decimos revelan lo que está dentro.

Cristo y nuestras palabras

Una de las verdades que expone este libro es que solo en la Palabra encontramos esperanza para ganar la guerra de palabras. Solo en Jesucristo podemos hablar conforme al ejemplo y el diseño de nuestro Creador.

“La Palabra se hizo carne porque no había otra manera de componer lo que se había roto en nosotros” (p.42).

Piensa en todos los problemas que te has metido por no usar bien tus palabras. ¡Así no tenemos que vivir! El autor dice que nuestro mundo de palabras no tiene que ser un mundo de problemas por esta sencilla y confiable razón: la Palabra ha venido.

Ganando y ayudando a ganar

El pastor Tripp nos dice que somos ciudadanos que necesitan ayuda, pero que al mismo tiempo —mientras nosotros mismos somos sanados— podemos ayudar a otros. Cuando vamos a confrontar a alguien por su pecado, el propósito de nuestra intervención no debe ser criticar ni condenar. Nuestra meta es apuntar a Cristo y a las glorias de su gracia, para que estas cosas nos animen a seguir corriendo la carrera con mayor humildad, cuidado, y fidelidad.

Solo en la Palabra encontramos esperanza para ganar la guerra de palabras.

Tripp nos exhorta a ganar la guerra de palabras con la ayuda de Dios al hablar con palabras de gracia, amor, y misericordia. ¡Qué diferente fuera nuestra realidad si en vez de criticarnos, ser egoístas y buscar nuestro beneficio, pudiéramos usar nuestras palabras con gracia, amor, y misericordia!

“Lo único que determinará la victoria en la guerra de palabras es que Dios esté reinando en nuestros corazones; solo así podremos hablar por Él de manera continua, y hacerlo con gozo” (p. 237).

¡Que Dios nos ayude a ser más como Jesús! Que podamos usar bien nuestras palabras, tanto en la familia, como en la iglesia y en la sociedad. Que seamos creyentes que restauren y no que condenen. Que podamos vestirnos de misericordia mientras levantamos al caído. Que en nuestras conversaciones reine Cristo e irradie su gracia.

Espero que este libro pueda ayudarte como me ayudó a mí. ¡La guerra de palabras está segura de la mano de Dios!

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