«Estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón. Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas», Deuteronomio 6:6-9
Yo amo la Biblia. No recuerdo la última vez que haya pasado un día sin leerla. Además de porciones aquí y allí, leo cada noche tres capítulos de algún libro. Hace años también decidí nunca obviar algún versículo: si me aparece alguna porción de la Palabra en algún artículo o libro, aunque me sepa de memoria el pasaje, trato de leerlo. Yo amo la Biblia. Es uno de los regalos más preciosos de Dios a los hombres.
El pasaje con el que inicia este escrito es uno de los más importantes del Antiguo Testamento. Es parte de la conocida «Shemá»: un mandato de Dios a Su pueblo de amarle y conocerle por lo que Él es. Para hacer eso, el pueblo necesitaba tener la Palabra de Dios en Su corazón, en su boca, y escrita por doquier. Nuestro amor por el Dios verdadero depende de nuestro conocimiento (¡y sometimiento!) a Su Palabra.
Hace más de un año escribí un artículo hablando de mi preferencia por Biblias físicas. Resumiendo lo que dije allí, creo que hay algo que se pierde al leer la Biblia en celulares y iPads, específicamente, se pierde algo del simbolismo de tener «una Biblia» en la mano. Simplemente no se mira igual una congregación con Biblia en mano a una congregación con celular en mano. Un predicador con su Biblia en mano que va una y otra vez al texto muestra una imagen de dependencia en Dios de una manera que un tablet no lo hace. Además, no podemos ignorar el hecho de que muchos de nosotros pasamos casi el día completo frente a una pantalla. Lo más importante, creo que leer la Biblia en el celular nos expone a más distracciones y contribuye a pasar menos tiempo en la Biblia. (Si nos llega una notificación, «salimos de la Biblia». Y entonces revisamos Facebook. Y se nos ocurre un tuit. Y mira que hace mucho que no veo Instagram. Y déjame leer mi página favorita… Y ya se me olvidó que estaba leyendo la Biblia).
Por supuesto, soy el primero en admitir que ninguna de esas tres razones son concluyentes. Son cosas que me llevaron a mí a usar más una Biblia física, pero gracias a Dios no tenemos que elegir una vez y para siempre. Yo continúo usando una Biblia digital regularmente, y hay algunas cosas que mi app de la Biblia hace mejor que el papel. Aquí tres cosas que prefiero de mi Biblia digital a mi Biblia física:
1) La tengo siempre conmigo
«¡Cuánto amo Tu ley! Todo el día es ella mi meditación», Salmo 119:96.
Estoy escribiendo esto a 30,000 pies de altura, en uno de esos asientos de avión en los que apenas uno cabe. Sin embargo, entre mis vuelos de conexión y sentarme aquí he leído dos veces el Salmo 119. Anoche, cuando no podía dormir, saqué mi celular y leí Romanos 8 hasta el final, sin encender una luz y molestar a mi hermosa esposa durmiente.
Tener la Biblia en mi smartphone no la pone en mi corazón ni en mi boca, pero sí la pone en mi bolsillo. Cuando pienso en las dificultades que pasaban mis hermanos en los primeros siglos de la iglesia para poder leer una sola porción de la Escritura, mi corazón entona una canción de gratitud. Hoy por hoy tengo 6 o 7 versiones descargadas en mi iPhone y iPad, además de las que acceso por internet. No recuerdo cuántas veces he tenido una conversación improvisada con alguien y donde abro mi aplicación de la Biblia para conversar sobre algún pasaje. Bendito sea Dios que nos permite vivir en tiempos donde la Biblia está en todo lugar.
2) Facilidad de recursos
«Confirma a Tu siervo Tu palabra, Que inspira reverencia por Ti», Salmo 119:38.
Mientras leía anoche, Romanos 9:5 llamó poderosamente mi atención. Es una de esas afirmaciones de la deidad de Cristo que son bien contundentes. Quería estar seguro de lo que decía el original, y así, sin tener que moverme de mi cama, solo deslicé hacia arriba en la aplicación que utilizo y pude comparar la traducción con el griego y deleitarme en la asombrosa realidad de que Cristo es el Dios bendito por los siglos. Que el mismo que murió por mí en la cruz es el que está por todas las cosas. ¡Bendito sea Él!
Además de la facilidad de tener los idiomas originales, aplicaciones como la OliveTree te permiten comparar fácilmente diferentes versiones y tener notas de estudio allí mismo. Las Biblias en digital te permiten también buscar en su contenido, y todos sabemos lo útil que es eso. Además, aplicaciones como la YouVersion facilitan el poder escuchar la Biblia narrada, ideal para los viajes en auto o para memorizar versículos. Doy gracias a Dios por la comodidad en utilizar los recursos que nos da la tecnología.
3) Es «mí» Biblia
«También Tus testimonios son mi deleite; Ellos son mis consejeros», Salmo 119:24.
Lamentablemente, mi versión favorita de la Biblia (NBLH) no está en impresión, y la que tengo no es exactamente muy cómoda ni bonita. Por eso uso usualmente la LBLA en físico, que tampoco tiene muchas versiones para escoger. Sin embargo, NBLH está ampliamente distribuida en digital. Y en las aplicaciones de la Bilbia, uno puede usualmente elegir el tipo y tamaño de letra al gusto. Además, en momentos es más cómodo leer en el celular, y a veces prefiero leer en el iPad o en la computadora. Y como todo se sincroniza, es súper cómodo el cambiar entre una y otra y seguir teniendo «mi Biblia». Y, ¿quién no ha sufrido el regalar una Biblia con todas sus anotaciones y subrayados? Yo lo he hecho ya un par de veces, y cada vez lo siento: me gozo, pero me duele. Al tenerla en digital (y particularmente en plataformas como OliveTree o Logos), nos quedamos con todas nuestras anotaciones sin problemas.
Puede que este post parezca un poco esquizofrénico: primero digo que prefiero usar Biblias físicas, y ahora estoy hablando maravillas de usar la Biblia en digital. Pero la fiebre no está en las sábanas: lo que es genuinamente increíble es la Biblia en sí misma: sus palabras, no su formato. Yo amo la Biblia: amo cada Palabra ahí escrita (aun aquellas que no entiendo completamente o que aún no obedezco como debiera, para mi vergüenza). Yo oro porque más y más personas adquieran y utilicen Biblias físicas, y oro porque más y más personas utilicen la Biblia en digital de una manera más provechosa. Pero sobretodo, yo oro porque más y más personas lean la Biblia, obedezcan la Biblia, y sean transformados por la Palabra de Dios.
“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna», Juan 6:67.