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Definición

El pecado imperdonable es el pecado extremo contra el que advierte Jesús en Mateo 12:31-32, Marcos 3:28-29 y Lucas 12:10. Los cristianos tienen al menos cuatro puntos de vista diferentes sobre lo que es el pecado imperdonable.

Sumario

Este ensayo examina cuatro puntos de vista sobre el pecado imperdonable: (1) Cometer un pecado realmente grave como adulterio, asesinato o negar a Cristo bajo presión; (2) afirmar lo que es falso sobre el Espíritu; (3) atribuir milagros potenciados por el Espíritu a Satanás; (4) rechazar decisivamente la verdad clara que el Espíritu reveló acerca de Jesús al atribuir sus poderosas obras a Satanás. Este artículo se inclina por el cuarto punto de vista.

Introducción

El pecado imperdonable es el pecado extremo contra el que advierte Jesús en Mateo 12, Marcos 3 y Lucas 12:

“Por eso les digo, que todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:31-32).

“En verdad les digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que blasfemen, pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene jamás perdón, sino que es culpable de pecado eterno” (Marcos 3:28-29).

“Y a todo el que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará” (Lucas 12:10).

La gente se refiere a este pecado extremo como el pecado imperdonable, la blasfemia contra el Espíritu Santo y el pecado eterno. Algunas personas se atormentan al considerar si son culpables de haberlo cometido. ¿Puede una persona cometer el pecado imperdonable hoy? Si es así, ¿quién y cómo? ¿Por qué el pecado es imperdonable? Las respuestas dependen de cuál sea exactamente el pecado. Lo siguiente explica cuatro puntos de vista sobre qué es el pecado imperdonable y defiende el cuarto punto de vista.

Punto de vista 1: Cometer un pecado realmente grave, como adulterio, asesinato o negar a Cristo bajo presión

Según este punto de vista popular, la mayoría de los pecados son perdonables, pero pecados como el adulterio, el asesinato y la negación de Cristo ante la amenaza de persecución son tan graves que son imperdonables. Este punto de vista es incorrecto no solo porque no se ajusta al contexto literario de Mateo 12, Marcos 3 y Lucas 12. Es incorrecto porque la Biblia incluye ejemplos de personas que cometieron esos mismos pecados y recibieron el perdón de Dios: (1) El rey David cometió adulterio y asesinó a Urías (2 S 11-12; Sal 51); (2) Pablo testifica, “aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor” (1 Ti 1:13; cp. 1 Co 15:9); y (3) el apóstol Pedro negó a Cristo tres veces (Jn 18:15-18, 25-27; 21:15-19). Los cristianos genuinos todavía pecan de muchas formas, incluso entristecen al Espíritu Santo de Dios (Ef 4:30). El que diga lo contrario es un mentiroso: “Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a Él mentiroso y Su palabra no está en nosotros” (1 Jn 1:10). Pero Dios perdona a los pecadores arrepentidos por causa de Jesús: “si alguien peca, tenemos Abogado para con el Padre, a Jesucristo el Justo” (1 Jn 2:1b).

Punto de vista 2: Afirmar lo que es falso sobre el Espíritu

La mayoría de los Padres de la Iglesia Primitiva que abordan el pecado imperdonable adoptan este punto de vista. Por ejemplo, Cirilo de Jerusalén afirma: “Un hombre a menudo debe temer decir, ya sea por ignorancia o reverencia asumida, lo que es incorrecto acerca del Espíritu Santo y, por lo tanto, caer bajo esta condenación” (Catequesis 16.1).

Este punto de vista es poco probable porque describe el pecado de manera muy general. Muchos no cristianos han expresado creencias falsas sobre el Espíritu, pero luego se han convertido en cristianos y han creído lo correcto sobre el Espíritu. Muchos cristianos han expresado creencias falsas sobre el Espíritu, pero luego las corrigieron a medida que maduran en la comprensión de lo que la Biblia revela sobre el Espíritu. Por ejemplo, un cristiano puede darse cuenta de que está mal referirse al Espíritu Santo como “eso” ya que es una persona.

Punto de vista 3. Atribuir milagros potenciados por el Espíritu a Satanás

Este punto de vista es común entre los dispensacionalistas. Algunos que sostienen este punto de vista especifican que uno podría cometer este pecado solo durante el ministerio terrenal de Jesús porque los milagros empoderados por el Espíritu se refieren exclusivamente a los milagros que Jesús realizó. Otros argumentan que uno podría cometer este pecado durante el período de milagros o señales sobrenaturales en el primer siglo, pero no después de eso, ya que cesaron los milagros o señales. Limitar los milagros a los milagros de Jesús, argumentan ellos, es demasiado estrecho ya que el contexto de Lucas 12:10 incluye los milagros de los doce discípulos de Jesús.

Este punto de vista no es convincente porque, como sostiene D. A. Carson, “Aparte de la pregunta de si los milagros ocurren ahora, Jesús advirtió en otra parte que los milagros no son necesariamente el criterio del verdadero discipulado (Mt 7:21-23); es decir, no necesariamente revelan la presencia y el poder del Espíritu”.

Punto de vista 4: Rechazar decisivamente la verdad clara que el Espíritu reveló acerca de Jesús al atribuir sus poderosas obras a Satanás

Aquellos que cometen el pecado imperdonable, explica Juan Calvino, “con mala intención, resisten la verdad de Dios, aunque por su brillo están tan conmovidos que no pueden alegar ignorancia”. Rechazan decisivamente la verdad clara revelada por el Espíritu sobre Jesús al atribuir sus poderosas obras a Satanás. Rechazan decisivamente a Jesús porque nunca se arrepienten. Continúan rebelándose contra Jesús hasta que mueren. En lugar de someterse a Jesús y reconocer que el Espíritu dio poder a las obras poderosas de Jesús, se rebelan contra Jesús al declarar que Satanás empoderó sus obras maravillosas.

El pecado imperdonable no es un desliz accidental, impulsivo o descuidado de la lengua . Es repudiar deliberadamente la verdad sobre Jesús. Dios responde a tal rebelión endureciendo el corazón del rebelde y no dándole a esa persona el deseo de arrepentirse y creer. El pecado es imperdonable porque Dios nunca permite que esa persona se arrepienta y crea. Entonces, este es un pecado que solo los incrédulos pueden cometer.

Solo Dios sabe quién es culpable de este pecado. Es imposible que un simple ser humano sepa con certeza que un prójimo ha cometido el pecado imperdonable y, por lo tanto, está más allá del arrepentimiento. Muchas personas que parecen haber cometido este pecado luego se arrepienten y creen.

Este pecado puede superponerse con la apostasía. (La apostasía es apartarse decisivamente de la fe. Un apóstata es una persona que una vez afirmó ser cristiano, pero que ha abandonado y renunciado irreversiblemente al cristianismo ortodoxo). Dado que algunas personas que cometen el pecado imperdonable nunca han afirmado ser seguidores de Cristo, no son técnicamente apóstatas. Los fariseos a quienes Jesús se dirigió, por ejemplo, no eran apóstatas. Estaban a punto de cometer el pecado imperdonable, pero no pretendían ser seguidores de Cristo que luego abandonaron y renunciaron irreversiblemente a Cristo y sus enseñanzas.

Pero los que cometen el pecado imperdonable son similares a los apóstatas en el sentido de que han rechazado resueltamente la verdad y están lejos del arrepentimiento. El destino de aquellos que cometen el pecado imperdonable es paralelo al destino de los apóstatas en al menos tres pasajes sobre la apostasía: “es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento” (He 6:4-6); “el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Dios… y ha ultrajado al Espíritu de gracia” (He 10:29); “Hay un pecado que lleva a la muerte” (1 Jn 5:16). En cada uno de esos tres pasajes, señala Carson, “hay una percepción consciente de dónde está la verdad y dónde brilla la luz, y un apartarse voluntariamente de ella”, al igual que con el pecado imperdonable en los Evangelios sinópticos. (Ver los artículos ¿Qué es la apostasía? ¿Puede un cristiano convertirse en apóstata? y El pecado de muerte).

Los que han cometido el pecado imperdonable no se preocupan por él. Están endurecidos en su incredulidad. Entonces, si estás preocupado por haber cometido el pecado imperdonable, esa es una señal confiable de que no lo has cometido. Si te avergüenzas de tu pecado contra Dios, entonces no has cometido el pecado imperdonable. Entonces, en lugar de sentirte irremediablemente condenado, sigue apartándote de tus pecados y sigue confiando en Jesús. Si estás en Jesús, el Mesías, entonces no hay “condenación” para ti (Ro 8:1).


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Sam Ortiz.

Este ensayo es parte de la serie Concise Theology (Teología concisa). Todas las opiniones expresadas en este ensayo pertenecen al autor. Este ensayo está disponible gratuitamente bajo la licencia Creative Commons con Attribution-ShareAlike (CC BY-SA 3.0 US), lo que permite a los usuarios compartirlo en otros medios/formatos y adaptar/traducir el contenido siempre que haya un enlace de atribución, indicación de cambios, y se aplique la misma licencia de Creative Commons a ese material. Si estás interesado en traducir nuestro contenido o estás interesado en unirte a nuestra comunidad de traductores, comunícate con nosotros.

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