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Pastores y maestros, con Pablo les exhorto: “En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por Su manifestación y por Su reino te encargo solemnemente: Predica la palabra” (2 Ti. 4:1-2). Y cuando lo hagas, no olvides el Antiguo Testamento: las “sagradas Escrituras” y las “Escrituras” que Pablo tenía en mente cuando escribió 2 Timoteo 3:15-17 y la “palabra” que ordenó a Timoteo que predicara.

Si estamos convencidos de que la única Biblia de Jesús sigue siendo importante para los cristianos, ¿cómo debemos pensar sobre la intimidante tarea de predicar desde el Antiguo Testamento? Aquí hay siete consejos para los aspirantes a predicar de esta parte de la Biblia.

1. Considera el Antiguo Testamento como Escritura cristiana que Dios escribió para instruirnos.

Lo que llamamos “el Antiguo Testamento” era la única Escritura que tenía Jesús, y los apóstoles enfatizaron que los antiguos profetas escribieron la Palabra de Dios para instruir a los cristianos.

¿Por qué Moisés registró eventos tales como Dios guiando y protegiendo a Israel a través del desierto y el Mar Rojo? Pablo dice: “Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos” (1 Co. 10:11).

Respecto a los salmos de David y todos los otros escritos proféticos de su Biblia, Pablo también enfatizó: “Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Rom. 15:4; cf. v.3). De manera similar, Pedro enfatizó que “a ellos [los profetas del Antiguo Testamento] les fue revelado que no se servían a sí mismos, sino a ustedes”, la iglesia cristiana (1 P. 1:12).

Cuando Moisés escribió Deuteronomio, estaba escribiendo para cristianos (Dt. 30:8).

Cuando Isaías y Jeremías escribieron sus profecías, estaban escribiendo para los cristianos (Is. 29:18, 30:8; Jer. 30:1-2,25, 31:1,33).

Cuando Daniel finalizó su libro, sabía que solo aquellos a quienes ahora llamamos cristianos comprenderían completamente la importancia de todo lo que estaba escribiendo (Dn. 12: 5-10).

El Antiguo Testamento es Escritura cristiana que Dios escribió para instruirnos

El Antiguo Testamento es Escritura cristiana que Dios escribió para instruirnos. Estas “sagradas Escrituras…te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús”, y es esta “Escritura” la que “es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia” (2 Ti. 3: 15-17).

La palabra “antiguo” en Antiguo Testamento no significa sin importancia, así que debemos considerar el texto como corresponde. 

2. Interpreta el Antiguo Testamento con el mismo cuidado que tendrías al hacerlo con el Nuevo Testamento.

Debemos hacerlo porque esta era la única Biblia de Jesús, porque en ella nos encontramos con el mismo Dios (Heb. 1: 1), y porque Jesús dijo que se trataba de Él y la misión que ahora está llevando a cabo a través de su iglesia (Lc. 24:45-47; véase Lc. 24:26–27, 44; Jn. 5:39, 46; Hch. 3:18,25; 26:22-23).

Teológicamente, dar el mismo cuidado al Antiguo Testamento que al Nuevo significa que tratamos las primeras tres cuartas partes de la Escritura cristiana como la Palabra de Dios para nosotros (Mr. 7:13; 12:36), lo cual Jesús consideró autoritativo (Mt. 4:3-4,7,10; 23:1-3), creyó que no podía ser quebrantado (Jn. 10:35), y llamó a las personas a conocer y confiar para evitar el error doctrinal y el infierno (Mr. 12:24; Lc. 16: 28-31; 24:25; Jn. 5:46-47).

Interpreta el AT con el mismo cuidado que tendrías al hacerlo con el NT porque fue la única Biblia de Jesús, y porque en ella conocemos al mismo Dios

Metodológicamente, tener cuidado con el Antiguo Testamento como lo tenemos con el Nuevo, significa que con cada pasaje debemos considerar: el género, los límites literarios, la gramática, la traducción, la estructura, el flujo de argumentos, las palabras y conceptos clave, el contexto histórico y literario, y la teología bíblica, sistemática, y práctica. Dios eligió revelarse a sí mismo y su voluntad a través de palabras en la literatura, razón por la que debemos, en dependencia de Dios, lidiar con cada pasaje dentro de su libro y el lugar que tiene en la historia redentora, y también en relación a Cristo.

Muchos predicadores cristianos dedican años a la epístola a los Romanos y solo 12 semanas en los profetas menores. Tienen mucho cuidado al evaluar el mensaje y la perdurable relevancia del Evangelio de Marcos, pero solo incursionan en Génesis, Salmos, o Isaías, y rara vez tocan los otros libros. Cuando otros tomen en cuenta tu ministerio, que tal realidad no se diga de ti.

Debemos tratar de proclamar fielmente “todo el consejo de Dios” (Hch. 20:27) como es revelado desde Génesis hasta Apocalipsis y hacerlo de una manera que Dios apruebe, porque manejas con precisión “la palabra de verdad” (2 Ti. 2:15).

3. Trata adecuadamente la naturaleza testamentaria del Antiguo Testamento.

Los padres de la iglesia primitiva designaron las dos partes de la Biblia cristiana, el Antiguo y el Nuevo Testamento, porque vieron que cada una de ellas se refería principalmente al antiguo y al nuevo pacto, respectivamente. Llamamos a la Biblia de Jesús un testamento debido a su calidad de pacto, la cual se vincula a una era específica en la historia redentora: una era antes de Cristo. El Antiguo Testamento es, sustancialmente, sobre la manera en que Dios establece y hace cumplir su pacto mosaico. Y, a diferencia del Nuevo Testamento que fue escrito en el idioma común del griego e inicialmente dirigido a una iglesia multinacional, el Antiguo Testamento fue escrito para Hebreos en hebreo, y contiene pueblos, lugares, y poderes de un período diferente en la historia redentora.

El Antiguo Testamento tiene una particularidad histórica que requiere que los predicadores cristianos observen cuidadosamente, comprendan correctamente, y evalúen de manera justa lo que hay antes de construir un puente hacia una aplicación cristiana y la iglesia. Para que los predicadores cristianos se involucren con el Antiguo Testamento como el testamento que es, se requiere que identifiquen en el texto los elementos distintivos del pacto y luego consideren cómo la venida de Cristo influye en la naturaleza instructiva de cada pasaje.

4. Recuerda que el Antiguo Testamento es antiguo.

El Antiguo Testamento hace referencia a una era antes de Cristo, detallando un pacto del cual los cristianos no son parte y que ha sido reemplazado por uno nuevo. Este hecho requiere que los cristianos consideren cuidadosamente cómo Cristo cumple cada historia, promesa, y ley del Antiguo Testamento antes de establecer su relevancia.

El Antiguo Testamento termina exigiendo una continuación, demandando resolución. La Biblia de Jesús crea problemas que solo Él resuelve. El Antiguo Testamento proporciona la base para todo lo que Él y el Nuevo Testamento construyen. Ya no vivimos directamente bajo el antiguo pacto (Lc. 16:16; Gá. 3:24-26), porque “Cuando Dios dijo: ‘Un nuevo pacto’, hizo anticuado al primero” (Heb. 8:13; cf. v 6). Si bien las instrucciones de Moisés todavía tienen un valor perdurable para los cristianos, solo lo tienen a la luz de la forma en que Jesús cumple la ley y a través de su mediación (Dt. 30: 8; Mt. 5:17-19; 1 Co. 9:20-21). Del mismo modo, si bien cada promesa es “sí” para los cristianos, lo es solo en Cristo (2 Co.1:20).

Muchos predicadores cristianos dedican años a la epístola a los Romanos y solo 12 semanas en los profetas menores

No deberíamos predicar el Antiguo Testamento a los cristianos sin filtrarlo a través del lente de Jesús, cuya gracia comprada con sangre permitió a Dios dar justamente su Palabra a los pecadores. La persona y obra de Jesús alcanzan lo que el Antiguo Testamento anticipa (Mt. 5: 17-18; Lc. 24:44; Hch. 3:18), y Cristo es la sustancia de todas las sombras del Antiguo Testamento (Col 2:16-17). Toda promesa es sí en Cristo (2 Co. 1:20), y Él encarna todo ideal ético que tanto la ley y la sabiduría exigen (Ro. 5:18-19).

Debemos leer el Antiguo Testamento reconociendo que uno de sus propósitos fundamentales es ayudarnos a celebrar a Cristo y todo lo que Dios logrará a través del nuevo pacto.

5. Lee el Antiguo Testamento a través de la luz y el lente de Cristo.

Por luz quiero decir que una lectura adecuada del Antiguo Testamento solo es posible para los regenerados, aquellos que han visto “el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo” (2 Co. 4:4). Por lente estoy haciendo hincapié en cómo la vida, la muerte, y la resurrección de Jesús revelaron verdades en el Antiguo Testamento que siempre estuvieron ahí, pero aún no estaban claras. Debemos reconocer continuidades significativas entre los testamentos, de modo que muchos profetas, reyes, y personas justas vieron a Cristo desde la distancia y lo anhelaron (por ejemplo, Mt. 13:17; Lc. 10:24; Jn. 8:56; cf. Heb. 11:13). Por lo tanto, Pedro nos dice que:

“los profetas que profetizaron de la gracia que vendría a ustedes, diligentemente inquirieron y averiguaron, procurando saber qué persona o tiempo indicaba el Espíritu de Cristo dentro de ellos, al predecir los sufrimientos de Cristo y las glorias que seguirían”, 1 Pedro 1:10-12.

Por otro lado, hubo discontinuidades significativas, ya que a la población rebelde no se le dieron ojos para ver y oídos para escuchar el mensaje del Antiguo Testamento (Dt. 29:3-4; Is. 6: 9-10; 44:18; 29:10-11), y Dios no reveló completamente todo su significado al remanente hasta que Cristo vino y reveló el misterio del reino (Jer. 30:24; Dn. 12: 8-10; cf. Mr. 4:11-12). 

Los autores del Nuevo Testamento describen cómo, al ver al Cristo resucitado, nunca más leen sus Biblias de la misma manera (cf. Jn. 2:20-22; 12:13-16). También destacan cómo la venida de Cristo revela el “misterio” del Antiguo Testamento (Ro. 16: 25-26) y elimina el “velo” que nos permite leer el significado completo de lo que realmente está allí (2 Co. 3:14). 

El Nuevo Testamento proporciona la “hoja de respuestas” y también el algoritmo para leer el Antiguo Testamento en su totalidad. En muchos sentidos, el Antiguo Testamento establece un patrón de 2. . . 4, pero es el Nuevo que aclara si el siguiente dígito es 6 u 8 y, por lo tanto, identifica si debemos ver la relación de 2 y 4 como suma o multiplicación. Debemos leer el Antiguo Testamento a través de la luz y el lente de Cristo.

6. Considera cómo ver y celebrar fielmente a Cristo en el Antiguo Testamento.

Aquí debemos emplear la disciplina de la teología bíblica, que busca analizar y sintetizar cómo toda la Biblia progresa, se integra, y culmina en Cristo. Podemos ver y celebrar a Cristo de numerosas maneras, dependiendo del texto del Antiguo Testamento. Aquí hay siete.

  • Podemos identificar cómo Cristo cumple las predicciones mesiánicas directas. YHWH promete: “Entonces pondré sobre ellas un solo pastor que las apacentará: Mi siervo David. Él las apacentará y será su pastor” (Ez. 34:23), que Jesús directamente dice cumplir (Jn 10:11,16).
  • Podemos considerar cómo Cristo se erige como la meta y el clímax de la historia redentora y de todas las trayectorias históricas de salvación. Cinco pactos principales (adámico-noéico, abrahámico, mosaico, davídico y nuevo) guían la trama de la Escritura y encuentran su término en Cristo. 
  • Podemos reconocer cómo la venida de Cristo crea numerosas similitudes y contrastes entre las eras, creaciones, y convenios antiguos y nuevos. Por ejemplo, ambos pactos muestran un patrón de redención lleno de gracia que da lugar a la gracia de la ley. En cuanto a los contrastes, mientras que el acceso a la presencia de YHWH en el templo estaba restringido al sumo sacerdote en el día de la expiación, la obra sacerdotal de Cristo abre el camino para que en Él todos disfruten la presencia de Dios (Heb. 9:24-26; ​​10:19-22).
  • Podemos determinar cómo los personajes (por ejemplo, Adán, Melquisedec, Moisés, David), eventos (por ejemplo, el diluvio, el éxodo, el regreso a la tierra), e instituciones u objetos (por ejemplo, el cordero de la Pascua, el templo, el sacerdocio) del Antiguo Testamento aclaran y anticipan la persona y el trabajo de Cristo.
  • Podemos reflexionar sobre cómo quién Yahweh es y lo que hace revela la identidad y la actividad del Hijo divino. Cuando escuchamos a Yahweh hablando y actuando en el Antiguo Testamento, estamos viendo a Aquel que se personificará en la persona de Jesús.
  • Podemos contemplar cómo Cristo encarna cada ideal ético de la ley o la sabiduría y cómo su justicia es imputada a todos en Él por la fe.
  • Podemos usar el Antiguo Testamento para instruir o guiar a otros a través de la mediación de Cristo, a través del perdón que Él provee, que asegura tanto las promesas como el poder, y el patrón de instrucción y piedad que establece.

7. Al predicar desde el Nuevo Testamento, tómate el tiempo para considerar cómo los autores están usando sus Biblias, ya sea mediante alusión o cita del Antiguo Testamento.

La iglesia primitiva se dedicó a la enseñanza de los apóstoles (Hch. 2:42), y toda la iglesia está construida sobre la base de los apóstoles y profetas, con Jesús como piedra angular (Ef. 2:20). Los apóstoles mismos predicaban con sus Biblias abiertas, nuestro Antiguo Testamento, y exaltaban a Cristo. “Desde la mañana hasta la tarde [Pablo] les explicaba [a los de Roma] testificando fielmente sobre el reino de Dios, procurando persuadirlos acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas” (Hch. 28:23). El Nuevo Testamento está cargado de citas, alusiones, y ecos del Antiguo Testamento, y necesitamos ayudar a nuestro pueblo a verlos y entender su significado.

El Nuevo Testamento proporciona la “hoja de respuestas” y también el algoritmo para leer el Antiguo Testamento en su totalidad 

Cuando Pablo afirmó a los corintios: “Porque nada me propuse saber entre ustedes excepto a Jesucristo, y éste crucificado” (1 Co. 2:2), lo hizo como un predicador del Antiguo Testamento. Y cuando afirmó que toda la Escritura…“es útil” (2 Ti. 3:16) y le ordenó a Timoteo “predica la palabra” (4:2), la “Escritura” y la “palabra” que tenía en mente principalmente era el Antiguo Testamento. Te ayudarás a ti mismo y a tu pueblo a apreciar todo el consejo de Dios (Hch. 20:27) y a leer toda la Biblia como Escritura cristiana cuando te tomes el tiempo para entender cómo el Nuevo Testamento usa el Antiguo Testamento. 

Entonces, ¿cómo pueden los predicadores cristianos acercarse fielmente al Antiguo Testamento? A través de la luz y el lente de Cristo, los predicadores pueden proclamar al mismo Dios y las mismas buenas nuevas en ambos testamentos, regocijándose tanto en las continuidades como en las discontinuidades del plan perfecto de Dios que progresa a través de la historia de las Escrituras.

El Antiguo Testamento fue escrito para nosotros, ¡así que alimentemos a las personas como si en realidad creemos eso!


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición. 
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