La noche del jueves 1 de octubre, el presidente Donald Trump anunció que tanto él como su esposa Melania habían dado positivos a la prueba del COVID-19. “Comenzaremos nuestra cuarentena y proceso de recuperación inmediatamente. ¡Saldremos de esto JUNTOS!”, informó el mandatario.
Trump tiene 74 años, lo cual representa un mayor riesgo de desarrollar complicaciones por COVID-19. Según la Organización Mundial de la Salud, “Aunque todos los grupos de edad corren el riesgo de contraer COVID-19, las personas mayores enfrentan un riesgo significativo de desarrollar una enfermedad grave si contraen la enfermedad debido a los cambios fisiológicos que vienen con el envejecimiento”.
La noticia de que la prueba de COVID-19 del presidente Trump resultara positiva ha provocado gran controversia y debate en las redes sociales, en especial mientras se acercan las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Mientras que algunos han expresado sus deseos de recuperación para el presidente, otros han celebrado la noticia de su condición.
La respuesta del creyente
¿Qué podemos aprender los cristianos sobre esto? Primero que nada, esta noticia nos recuerda que ningún ser humano — sin importar sus convicciones religiosas, su poder, su influencia, o su afiliación política— es inmune a las consecuencias de vivir en un mundo caído. Dios no ha prometido que viviremos sin enfermedad y aflicción en esta tierra. Al contrario, nos llama a confiar en Él en medio de la tribulación que vendrá (Jn. 16:33).
La enfermedad no debe ser motivo de gozo para los cristianos. Nuestro gozo está en Aquel quien cargó con el pecado para acabar para siempre con la enfermedad
Por otro lado, este también es un recordatorio para interceder por aquellos que Dios ha colocado en posiciones de autoridad sobre nosotros (1 Ti. 2:1-2). Trump no es el único mandatario que ha dado positivo a la prueba de COVID-19. Según el New York Times, entre los líderes que han contraído el virus también se encuentran Jair Bolsonaro (presidente de Brasil), Juan Orlando Hernández (presidente de Honduras), Jeanine Añez (presidenta de Bolivia), y Alejandro Giammattei (presidente de Guatemala), entre otros.
¿Cómo podemos orar por nuestros gobernantes cuando están en enfermedad? Podemos orar deseando que Dios, si es su voluntad, use esta situación para que ellos puedan conocer y creer el evangelio si todavía no lo hacen. También podemos orar que Dios guarde a nuestras naciones y use esta circunstancia para llevarnos a tener nuestra mirada en Él.
La enfermedad no debe ser motivo de gozo para los cristianos. Nuestro gozo está en Aquel quien cargó el pecado para acabar para siempre con la enfermedad. Podemos —¡y debemos!— estar en desacuerdo con otros sin regocijarnos en su aflicción. Que nuestras palabras sean llenas de misericordia y verdad, reflejando las de nuestro Señor.