“Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito”, Filipenses 2:12, 13.
¡Qué buenas noticias tienen este par de versículos! Por un lado nos dan el mandato de vivir con intencionalidad ocupándonos de nuestra salvación—y con seriedad, como si nuestra vida dependiera de ello. Y es que necesitamos vivir con intensidad ese propósito de examinar nuestras vidas cuidadosamente, teniendo cuidado de hacer los ajustes necesarios al ver que Su Espíritu nos revela que la dirección de nuestra vida se está desviando de donde tiene que estar apuntando. Es mirar al pasado arrepintiéndonos de nuestros caminos y motivaciones, pero también hacia el futuro descansando en Aquel que tiene las llaves de él.
Precisamente por eso es que este proceso, aunque nos lleva a sentirnos con una carga sobre nuestros hombros, es también liberador, al ver que no va a depender completamente y solamente de nuestros esfuerzos. ¡Más bien va a depender de nuestro descanso! Va a depender de nuestra disposición a soltar el control de nuestra vida en las manos y el obrar de Dios. Muchas veces somos recordados de la seriedad de las cosas de Dios y de Sus expectativas para nosotros como la manera para motivarnos a servirle. Sin embargo, este verso de Filipenses nos pone una sonrisa en el rostro. Conociendo el apóstol las dinámicas de nuestro corazón, nos dice el primer versículo (ocupaos en vuestra salvación) para inmediatamente después recordarnos el siguiente (es Dios que obra en vosotros). Nos recuerda de esa expectativa de Dios para Sus hijos de esforzarse en vivir con intencionalidad y propósito en la vida cristiana, pero que también viene de un amoroso Padre celestial comprometido con terminar la obra de gracia que comenzó en nuestra vida. Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.