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¿Has escuchado a alguien decir que no puede servir en su iglesia porque no tiene tiempo para eso debido a su trabajo? Tal vez seas tú quien lo haya dicho. En ese caso, ¿el problema para no servir más en la iglesia es el trabajo o el tiempo?

Cuando hacemos preguntas así, estoy convencido de que el problema no es el tiempo ni el trabajo, sino nuestras prioridades. Así que en este artículo quiero ayudarte a tener prioridades en donde seamos buenos mayordomos del tiempo.

¿Y qué es una prioridad? Aquí una definición: las prioridades son oportunidades para ser un buen siervo de Cristo, usando mis dones y talentos por el Espíritu, en los lugares en que Dios me ha puesto. Miremos esta definición en cuatro partes:

1. “Las prioridades son oportunidades”

Pablo dice en Efesios 5:15-16 que tengamos cuidado de cómo andamos; no como insensatos, sino como sabios. ¿Y cómo una persona anda sabiamente? “Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. El creyente es llamado a tener prioridades que sean oportunidades para caminar sabiamente.

La prioridad número uno de todo creyente es lo que dice Moisés en Deuteronomio 6:5: amar a Dios con todo nuestro ser. ¿Cómo puedes saber que Dios es tu prioridad? Mira tu día o semana. ¿Cuánto tiempo usas para conocerlo, atesorarlo, y darlo a conocer?

Tener a Dios como la prioridad número uno hace que lo demás tenga su lugar correcto.

Por ejemplo, al despertar, muchas veces lo primero que hacemos es ir a las redes sociales antes de ir a la Palabra para conocer más a Dios. Como John Piper ha dicho: “Uno de los grandes usos del Facebook y Twitter será demostrar, en el último día, que la falta de oración no fue por falta de tiempo”. Lo he visto en mi vida, y oro por que mi deseo diario sea tener mi tiempo con Dios como mi prioridad número uno.

2. “Para ser un buen siervo de Cristo”

Una torre de legos con una base de ladrillos pequeños no se sostendrá cuando coloques piezas más grandes encima. De igual forma, muchas veces tratamos de construir nuestra vida sobre una base débil porque no ponemos a Dios en primer lugar y como fundamento de todo.

Por eso Pablo nos llama a buscar la gloria de Dios en todo lo que hagamos (1 Co. 10:31). Así que las prioridades en tu vida deben buscar ser un buen siervo de lo que Dios te ha entregado. Somos mayordomos de Dios en la creación de Dios con los dones de Dios para la gloria de Dios.

Tenerlo a Él como la prioridad número uno hace que lo demás tenga su lugar correcto. Así es como podemos tener un balance correcto en nuestras otras prioridades. Por ejemplo, así como no es bueno solo trabajar y no pasar tiempo con tu familia, tampoco es saludable que lo que lees en la Palabra no lo compartas con los demás. Pero tener a Dios como centro nos ayuda a tener el balance necesario en toda área de nuestras vidas.

3. “Usando mis dones y talentos por el Espíritu”

¿Sabes cuáles son tus dones y talentos, y para qué son? ¿Sabes en dónde debes usarlos? Muchas veces no vemos nuestros talentos y dones porque nos comparamos con otras personas, o porque consideramos que algunos dones importan más que otros; pero los dones o talentos son regalos que todos los creyentes tenemos.

¡Sí, regalos! La palabra que Pablo usa en Romanos 12:6 que normalmente se traduce como “dones” es χάρισματα, “carismata”, que podría ser traducida como “regalos”. Ahora bien, ese regalo tiene una fuente y es Dios, quien nos da esos regalos conforme a su gracia.

Una vida transformada por el evangelio de Cristo impacta su familia, iglesia, y comunidad.

Así que tienes estos regalos por la gracia de Dios para ser usados para Él. Pero ¿dónde usamos estos dones?

4. “En los lugares en que Dios me ha puesto”

Una vida transformada por el evangelio de Cristo impacta la familia, iglesia, y comunidad.

Esto quiere decir que no tienes que escoger uno de estos lugares para ser usado por Dios. Porque no puedes impactar tu iglesia si no impactas tu casa, y no puedes impactar tu comunidad si no impactas tu familia e iglesia.

Por tanto, debemos ver estos lugares en los cuales Dios nos ha puesto no como competencias o preferencias, sino como espacios de oportunidades para usar nuestros dones y talentos con el fin de mostrar a Cristo.

El problema, a menudo, es que nos desgastamos usando los regalos de Dios en un solo lugar. Para muchos, ese lugar puede ser la iglesia, el trabajo, o aun la familia. Pero cuando organizas tu vida conforme a Cristo, encontrarás que todo lugar es importante, aunque no todos sean igual de importantes. Primero está tu familia, en donde procuras ser un siervo para Cristo, para que eso lleve fruto a tu familia espiritual que es la iglesia local, y de allí que seas luz y sal en el trabajo que Dios te ha dado.

Entonces ¿cómo seguir sirviendo en la iglesia cuando tienes mucho trabajo? Buscando definir claramente tus prioridades, guiado por la Palabra, entendiendo que todos tenemos diversos contextos en los cuáles podemos servirle para su gloria. Esto requiere oración, conversar con personas cercanas a nosotros, y comprender cuáles son nuestros dones.

En medio de todo esto, nuestra gran esperanza es que tenemos al Espíritu obrando en nosotros para usar los dones y talentos de Dios en nosotros con la meta de que otros vean a Cristo.


Imagen: Lightstock.
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