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“A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”, 1 Corintios 1:2 .

¡En este versículo somos llamados a ser santos porque ya hemos sido santificados! Es una aparente contradicción que más bien muestra el lugar de tensión en donde Dios ha escogido ponernos y a la hora de vivir nuestra fe en este mundo caído. Es una aparente dicotomía que si no aprendemos a manejar nos causa toda clase de problemas.

Por un lado, vivimos en cierta realidad espiritual pero a la vez nos desenvolvemos en un mundo físico y con las leyes que lo rigen. Somos parte de un reino que ya es, pero que ha de manifestarse por completo. Somos llamados a esforzarnos en nuestra vida de fe, y a la vez a descansar; buscamos ser santos, como dice el versículo, porque ya somos santos. Es un sí, pero al mismo tiempo un todavía no.

Esta es una tensión donde no nos gusta mucho estar. Nos hace sentir inseguros y rápidamente quisiéramos vernos plantados en “tierra firme”. Sin embargo, es esta tensión que nos hace mirar a Dios y tener que depender de Su dirección en nuestras vidas.

Esto no quiere decir que no seamos claros y firmes en nuestras convicciones, que nos dejemos llevar de todo viento de doctrina o que nuestro “sí” no sea un “sí” y nuestro “no”, no sea “no”. Es más bien reconocer que necesitamos vivir nuestra fe con convicción, pero también mostrando gracia hacia los demás.

Las buenas noticias de la provisión de Dios para ti y para mí son que para cada situación que enfrentemos tenemos los recursos provistos por Dios en Jesús y en Su obra a nuestro favor. Así, viviremos en el presente en las implicaciones y bendiciones de esta realidad espiritual, al mismo tiempo que anticipamos Su regreso y la restauración de Su reino en la consumación de los tiempos.

Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.

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