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Los propietarios de pequeñas empresas podrían tener cierta flexibilidad en incorporar prácticas cristianas, abiertas o encubiertas, en la vida de su empresa, por ejemplo: devocionales en las reuniones, prefiriendo contratar personas de la iglesia, promocionando valores cristianos, y apoyando a ministerios cristianos. ¿En qué medida son saludables estas prácticas y en qué medida podrían obstaculizar la misión? ¿Existe el peligro de que los no cristianos se sientan excluidos, o hagan profesiones de fe falsas, o que una fuerza laboral únicamente cristiana limite las oportunidades de testificar a los demás?


Los dueños de empresas tienen una gran oportunidad de construir una cultura en el lugar de trabajo desde cero. Pero, como implica esta pregunta, también existen riesgos.

Aquí tenemos cinco principios generales para los dueños de empresas que se preguntan cómo honrar a Cristo con sus compañías.

1. Reconoce el señorío de Cristo

Los creyentes reconocen que Dios creó y es dueño de todas las cosas (Sal 50:10-12). Esto incluye el capital financiero, los recursos físicos, las habilidades personales, y la buena fortuna que conforman una empresa exitosa (1 Co 4:7). Además, una vez que hemos sido redimidos por Cristo, Él hace un reclamo radical de propiedad sobre todo lo que tenemos y todo lo que somos (Ro 12:1). No trabajamos para nosotros mismos, sino como mayordomos de nuestro Señor (Mt 25:14-30).

Cristo no es un complemento, como una campaña de beneficencia anual o un eslogan en una calcomanía. Él debe impregnar tu cultura empresarial hasta su médula. Si eres propietario de una empresa, tómate un tiempo para orar sobre el hecho de que esta no te pertenece, sino que le pertenece a Cristo.

2. Busca la excelencia en tu campo

Cristo no es un complemento, como una campaña de beneficencia anual o un eslogan en una calcomanía. Él debe impregnar tu cultura empresarial hasta su médula

Una empresa con fines de lucro existe para proporcionar un producto o servicio que la gente desea. Si eres dueño de una empresa cristiano, da a tus clientes algo que sea de alta calidad, que refleje la bondad de tu Creador y Salvador (Pr 22:29). Los dueños de empresas con productos de mala calidad y servicios a medias, pierden credibilidad cuando hablan de Dios. ¡También pierden clientes! Las inversiones en capacitación, desarrollo, y equipo actualizado, cuando se llevan a cabo correctamente, pueden ser inversiones para el reino de Dios.

3. Defiende la integridad

Los dueños de empresas pueden honrar a Cristo con honestidad en todas sus transacciones. Esto significa vender bienes y servicios con total transparencia a un precio justo. Sabemos que engañar a los clientes es “abominación al Señor” (Pr 20:10). El propietario de una empresa cristiana también debe honrar los compromisos con los socios comerciales, incluso cuando sea difícil hacerlo (Sal 15:4). Además, las empresas cristianas deben tratar bien a sus empleados; no seas mezquinos con los salarios (Stg 5:4). Encubrir con religiosidad un negocio corrompido trae vergüenza al nombre de Dios.

4. Comparte el evangelio

Estamos perdidos sin Cristo y su sacrificio por el pecado. Si Dios te ha dado una empresa, ¡utilízala para difundir las buenas nuevas! Ora pidiendo valor y sabiduría para compartir tu fe: “a todos me hecho todo” (1 Co 9:22). Esto podría incluir devocionales en las reuniones, proporcionar un espacio en la oficina para la oración y el estudio de la Biblia, apoyar económicamente a los ministerios cristianos, o dar a los empleados tiempo libre remunerado para ser voluntarios. Ciertamente incluye conversaciones privadas, uno a uno, mientras el Espíritu Santo abre puertas. Hay muchas formas creativas que puedes utilizar en tu empresa en la obra de vital importancia de hablar a los demás de la gracia de Cristo.

5. No obligues ni discrimines

Al compartir el evangelio, reconoce que estás en una posición de poder sobre tus empleados. Aclara que las actividades explícitamente cristianas (reuniones de oración, estudio de la Biblia, contribución a causas financieras) son voluntarias. Si incluyes una oración o un versículo de la Biblia en una reunión de negocios, se breve. Dile a los empleados que si deciden no participar de las actividades cristianas que se ofrecen, no perderán su paga ni tu respeto.

Cuando honras a Dios con tu compañía, estás plantando semillas para el evangelio

La ley federal y las leyes de muchos estados prohíben que las empresas discriminen por motivos de religión. Entonces, a menos que seas un ministerio cristiano, no contrates empleados basado en la religión. Tampoco favorezcas a los cristianos en la disciplina, los ascensos, o las condiciones laborales. Asegúrate de incluir a los no cristianos en las conversaciones, actividades, y oportunidades. En cuanto a la vestimenta o decoración de espacios personales, deja que florezca la libertad (a excepción de los mensajes obscenos u ofensivos).

Sé que estas pautas son bastante generales. Aplicarlas a una empresa en particular en una industria en particular puede ser complicado. Al igual que otros cristianos, los dueños de empresas creyentes cometen errores de vez en cuando. Además, diferentes cristianos tienen diferentes enfoques para integrar la fe en la cultura empresarial. Si alguien se molesta con tu enfoque, escucha. Trata de discernir la naturaleza de la ofensa: ¿es el evangelio o se trata de ti? Los sentimientos confusos, cuando se manejan con compasión y gracia, pueden abrir la puerta a una discusión más profunda.

Sobre todo, sigue intentándolo y no te rindas (Gá 6:9). Cuando honras a Dios con tu compañía, estás plantando semillas para el evangelio. La obra de Dios es hacerlas crecer (1 Co 3:6).


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Sam Ortiz.
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