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Recientemente nuestra iglesia decidió adoptar La Biblia de las Américas en el uso público de las Escrituras. No somos los únicos en esto, sino que varias otras congregaciones y ministerios (incluyendo este mismo de Coalición por el Evangelio) han preferido esta versión por encima de la más común, Reina-Valera revisión 1960. Después de más de 35 años utilizando RV1960, ¿qué nos convenció para dar el paso hacia la LBLA?

El solo hecho de que podamos decidir entre varias versiones es un recordatorio de la bondad de Dios hacia nosotros. Inclinarnos a favor de una de ellas no implica que la otra es mala o incorrecta. De hecho, la traducción perfecta no existe. Aquí no estoy abogando por la versión válida, como si únicamente existiera una. Dios no nos dejó la KJV o la RV60 o el “textus receptus” (texto recibido). El comité traductor de una versión no es la norma infalible. Una versión puede ser muy buena y servir de guía para las demás, pero siempre habrá espacio para mejorar y ser cada vez más precisos.

Hablar de diferencias entre dos versiones no quita el alto porcentaje de similitud que tienen entre sí. La gran realidad es que a lo largo de la historia de la iglesia, el Señor ha usado muchas traducciones y versiones de su Palabra para edificar a su pueblo. Siempre que estamos traduciendo, podemos crecer en nuestra fidelidad a la idea original. Además, el lenguaje va cambiando con el tiempo, lo que puede requerir adaptación de parte del traductor.

Fidelidad y precisión

Muchos factores pueden entrar en consideración a la hora de escoger una versión bíblica, pero hay uno que es rey sobre todos: su fidelidad y precisión. Hay varias versiones bíblicas confiables y fieles. La RV60 es una de ellas. Pero creo que la LBLA es una traducción más precisa aún, pues con regularidad se acerca más al texto original cuando hay una diferencia entre las dos versiones. Un par de ejemplos nos darán una idea de esto:

  • En el Antiguo Testamento, vemos el ejemplo de la Caída, Génesis 3:6. Luego de Eva comer del fruto del árbol prohibido, se nos dice que dio también a Adán. La RV60 se limita a decirlo con “y dio también a su marido, el cual comió así como ella”, mientras la LBLA incluye una frase iluminadora (énfasis mío): “Y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió”. El aspecto del consentimiento de Adán queda evidenciado más claramente.
  • Un ejemplo en el Nuevo Testamento lo encontramos en el conocido texto de Efesios 2:8, que lee de la siguiente manera en RV60: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe…”, mientras que la LBLA lo dice así: “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe…”. En el texto griego Pablo utilizó un participio perfecto pasivo, el cual hace referencia a una acción que otro realiza sobre el sujeto y que fue completada en el pasado con vigencia y consecuencias subsiguientes. La segunda traducción vierte la idea original con mucha más precisión.

Mejores manuscritos

Una de las razones para esta precisión de la La Biblia de Las Américas radica en que utiliza los mejores manuscritos disponibles. En el conocido pasaje de Juan 1:18, la LBLA contiene la traducción: “Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer”. La frase “unigénito Dios” difiere sustancialmente de “unigénito Hijo” que aparece en la RV60. Esta diferencia se debe a un asunto de los manuscritos consultados.

A. T. Robertson ofrece un comentario iluminador:

El unigénito Hijo (ho monogenës huios). Ésta es la lectura del Textus Receptus, y es inteligible después de hös monogenous para patros en el versículo 14. Pero los más antiguos y mejores manuscritos griegos (Alef, B, C, L) leen monogenës theos (Dios unigénito), que es indudablemente el verdadero texto. Es probable que algún escriba lo cambiara a ho monogenës huios para obviar la llana declaración de la deidad de Cristo y para hacerlo como 3:16”.

Claridad en las cursivas

Uno de los aportes que contiene la LBLA es que coloca cursivas cuando suple en el texto palabras que no aparecen en el original. Por ejemplo, en 1 Timoteo 5:16 leemos: “Si alguna creyente tiene viudas en la familia, que las mantenga…”. La frase “en la familia” aparece en letras cursivas, informándonos que es una frase suplida por los traductores. Esto muestra honestidad de parte de los traductores, y nos brinda el verdadero sentido del pasaje.

Lenguaje llano

Uno de los factores que inclinaron la balanza hacia la LBLA en nuestra iglesia es el hecho de que utiliza un lenguaje más llano y contemporáneo, facilitando así su lectura por parte de niños y aquellos que entran en contacto con la Palabra de Dios por primera vez. ¿Qué es más fácil de comprender en 2 Corintios 5:14?

  • “El amor de Cristo nos constriñe” (RV60).
  • “El amor de Cristo nos apremia” (LBLA).
  • “El amor de Cristo nos controla” (nota al margen de la LBLA).

O, ¿qué es más comprensible en Juan 1:1?

  • “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”.
  • “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”.

Aun cuando ambas versiones sean iguales, es común encontrar versiones de LBLA que tienen notas explicativas al margen, las cuales nos dan claridad y exactitud en la traducción.

Otras diferencias

Además de lo ya mencionado, La Biblia de las Américas se distingue de otras versiones en lo siguiente:

  • El inicio de un párrafo es indicado con números o letras en negrita.
  • Las porciones poéticas inician las estrofas en mayúsculas.
  • Las citas del Antiguo Testamento que aparecen en el Nuevo Testamento también aparecen en mayúsculas.
  • Usa paréntesis para ampliar el significado de algunas palabras.
  • Utiliza SEÑOR (en mayúscula) en vez de Jehová.

Además de la LBLA que decidimos usar en nuestra congregación, la misma casa publicadora también ha producido la Nueva Biblia de Latinoamericana de Hoy (NBLH). Es una versión apoyada en la misma filosofía de traducción, pero utilizando la gramática y terminología del español latinoamericano contemporáneo. Uno de los elementos más distintivos de esta versión es que sustituye el pronombre “vosotros” por “ustedes”, lo cual facilita su lectura para el lector contemporáneo.

Precisión más que tradición

He visto personas aferrarse a determinadas versiones con una fiereza preocupante. Lanzan ataques muchas veces infundados y no corroborados. Es cierto que debemos velar en contra de versiones que atenten contra la integridad de las Escrituras, pero eso no conlleva el menosprecio de esfuerzos dignos de ser valorados. La gran mayoría de las diferencias entre las dos versiones mencionadas no atentan contra ninguna doctrina esencial de la fe cristiana. Ambas son buenas versiones.

Que utilicemos LBLA no significa que las demás versiones existentes no sean confiables. Si la versión de su preferencia es fiel, por favor úsela. Si no es fiel, deséchela. Debemos de cuidarnos de aferrarnos a una versión solo por tradición o costumbre. El que algo sea antiguo no lo hace bueno, como tampoco el que algo sea nuevo hace que sea malo. Hay lugar para los gustos, pero obviamente no debe ser el principio gobernante a la hora de escoger una versión de la Biblia. Escoger una traducción bíblica no es una decisión de vida o muerte, pero tampoco es algo sin importancia. Sea RV60 o LBLA, el punto es que debemos obedecerla y ponerla por obra en nuestras vidas.

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