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Este es un fragmento adaptado de la clase de Hermenéutica, del Instituto Integridad y Sabiduría. Para conocer más acerca del II&S, visite su página web.


Un predicador no está llamado a exponer sus propias ideas, sino a exponer la Escritura con fidelidad (2 Ti. 2:15). Para el Señor, lo importante no es lo creativos que seamos en nuestro pensamiento sobre Él, sino lo fieles que somos a las palabras eternas que Él ha depositado en su Palabra. Los cristianos buscamos acercarnos a la Biblia de manera que nuestros ojos se abran a la revelación de aquello que el Señor nos ha entregado.

Por esta razón, es útil entender a qué nos referimos en el estudio de la Biblia cuando usamos los términos exégesis y eiségesis, y qué los diferencia.

Un predicador no está llamado a exponer sus propias ideas, sino a exponer la Escritura con fidelidad.

Definiendo exégesis y eiségesis

La palabra griega con la que se define la exégesis es ἐξηγέομαι (exegeomai). Significa dar a conocer (Jn. 1:18); contar (Lc. 24:35); explicar (Hch. 10:8); o relatar (Hch. 15:12-14).

Mientras que la hermenéutica es la suma de los principios, las normas, y las herramientas que nos ayudan a interpretar correctamente la Palabra de Dios, la exégesis denota el proceso práctico de aplicación de esas reglas, y finalmente el resultado mismo de la interpretación.

Por otro lado, el término eiségesis describe lo opuesto a la exégesis. Mientras la exégesis intenta encontrar la interpretación correcta y objetiva del texto bíblico, la eiségesis busca que el texto diga lo que el intérprete, a priori y subjetivamente, quiere que diga.

Justamente, los prefijos “ex” y “eis” muestran la oposición de objetivos en estos dos términos. La exégesis busca extraer el significado: tomar la Escritura, entrar en el texto, y extraer lo que significa. Sin embargo, la eiségesis intenta introducir un significado ajeno, tratando de acomodar el texto a lo que no dice.

La exégesis busca extraer el significado: tomar la Escritura, entrar en el texto, y extraer lo que significa.

Al hablar de eiségesis, estamos hablando de una práctica común en el pueblo de Dios de nuestros tiempos. Es la práctica de tomar la Escritura y buscar que ella diga lo que yo pienso, no permitiendo que el texto me hable con autoridad.

Un ejemplo de eiségesis

Pensemos en un predicador que considera qué predicará el siguiente domingo en su iglesia. Él tiene un tema previsto. Quiere hablar de la importancia de asistir a la iglesia, porque ve necesario recordar a su congregación lo importante de ser fieles en la asistencia a los servicios del domingo. Ahora que él ya tiene el tema para su sermón, necesita encontrar un pasaje que le ayude a mostrar a la congregación este tema que estaba en su corazón.

Leyendo la Palabra, se encuentra con 2 Crónicas 27:1-2,

“Jotam tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa, hija de Sadoc. Jotam hizo lo recto ante los ojos del Señor, conforme a todo lo que su padre Uzías había hecho; pero no entró en el templo del Señor. Pero el pueblo seguía corrompiéndose”.

Estos dos versículos le caen como una revelación al predicador, y piensa que ha hallado el texto que buscaba para su predicación. Arma sus pensamientos y dice: “El rey Jotam fue un buen rey como su padre Uzías, excepto por una cosa: él no iba al templo”. Eso es lo que el predicador concluye porque eso es lo que el pasaje aparentemente dice.

Este texto cae como anillo al dedo para el sermón, de tal manera que lo comparte así:

  • El centro del mensaje: Uzías fue al templo cada semana pero su hijo no hizo lo mismo. Al final, todo el pueblo se corrompió. Así también, muchos jóvenes dejan la costumbre fiel de sus padres y no asisten más a la iglesia.
  • Pregunta final: ¿Cuántas bendiciones Jotam dejó de recibir por no haber asistido al templo como lo hizo su padre?
  • Llamado final: Los padres deben inculcar a sus hijos el hábito de asistir a la iglesia, y los jóvenes deben seguir la costumbre de sus padres.

Sin embargo, esa es una imposición al texto. El predicador en realidad realizó una eiségesis. A continuación, veamos cómo ese texto se expone correctamente con una buena interpretación.

Un ejemplo de exégesis

En primer lugar, yo no tengo que ir al texto bíblico con ideas predeterminadas sobre lo que significa. Tengo que ir a la Biblia con un corazón abierto a dejar que el Señor me guíe en su Palabra para poder exponerla correctamente. Por tanto, primero debo leer con detalle el pasaje, buscando entender el contexto de ambos reyes (Jotam y Uzías) al leer sus historias completas.

Un principio fundamental para interpretar la Biblia es que “un texto fuera de contexto es un pretexto”. Necesito conocer no solo el versículo que me agrada, sino también el contexto de las historias para poder ubicarme correctamente.

Al conocer bien el texto, aprendo que el rey Uzías fue un buen rey, pero desobedeció al Señor cuando fue al templo y ofreció el incienso que solo podía ser ofrecido por los sacerdotes (2 Cr. 26:16-20). Su orgullo y desobediencia fueron castigados con lepra hasta el día de su muerte (2 Cr. 26:21). Entonces entiendo que Uzías entró al templo del Señor y realizó una función que no le correspondía, y Dios lo castigó con una enfermedad.

Queriendo saber por qué Uzías pasó el resto de sus días en soledad, indago en la misma Biblia, en Levítico por ejemplo, y hago un estudio acerca de la lepra. Así descubro que, en otros pasajes de la Escritura, la lepra solía considerarse como un castigo divino.

Entonces vemos algo importante: cuando el pasaje dice que Jotam no entró en el templo como su padre lo hizo, era simplemente porque él no quiso repetir el error que su padre cometió al entrar ilegalmente al templo y realizar funciones que no le correspondían.

La eiségesis impone mi verdad al texto, mientras que la exégesis me ayuda a apuntar con claridad la verdad que el texto quiere mostrar.

Ahora sí nos encontramos con un sermón que podemos predicar expositivamente, señalando la verdad de lo que el texto dice. El sermón puede tratar acerca de la disciplina del Señor para con sus hijos y cómo Él bendice la obediencia cuando aprendemos de los errores del pasado, en vez de repetirlos.

Como puedes ver, la exégesis nos lleva en una dirección completamente opuesta a la eiségesis. La eiségesis impone mi verdad al texto, mientras que la exégesis me ayuda a apuntar con claridad la verdad que el texto quiere mostrar.


Imagen: Lightstock.
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