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“Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” 1 Pedro 4:10

En esta primera epístola universal del apóstol Pedro le vemos en este capítulo reconocer la realidad de que la gracia de Dios puede tomar diferentes “formas”. Y es que las situaciones particulares de cada uno de nosotros son muy diferentes, también los momentos en que la intervención divina se hace necesaria y aún las maneras en que la gracia de Dios se manifiesta en nuestra vida. La manera cómo la gracia de Dios se “ve” en la vida de otros muchas veces es muy diferente a la nuestra. A veces inclusive no vemos la gracia de Dios en el momento y tomará años antes de que la reconozcamos como tal. Habrá también ocasiones cuando ni nos enteraremos en esta vida como Dios en Su gracia estuvo obrando en nuestro favor “detrás de la cortina”.

Sin embargo, hay una cosa de que podemos estar seguros todos aquellos que somos Suyos, que “el Dios de toda gracia, que los llamó a Su gloria eterna en Cristo, El mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá” ( 1 Pd. 4:10-11). El llevará a cabo y cumplirá los propósitos que ha considerado para nosotros como una obra y evidencia de Su gracia.

No solo eso, pero somos llamados a ser buenos administradores de esa gracia que hemos recibido, y que es expresada de muchas maneras, y al extenderla también a otros. Esto lo hacemos sirviéndoles de manera desinteresada, sin condición y sin esperar algo a cambio.

Las buenas noticias para ti y para mí son que estas expresiones de gracia muestran la profundidad y entendimiento de Su obra en nuestro favor a través del sacrificio de Su Hijo, y confirman en nuestro corazón, “que ésta es la verdadera gracia de Dios.” Y agrega en el mismo versículo, “Estén firmes en ella” (5:12).

Piensa en esto y encuentra tu descanso en El.

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