Cuando Mark Dever se postuló para el pastorado de la Iglesia Bautista Capitol Hill, una cualidad destacaba entre otras en sus referencias: hacía discípulos dondequiera que iba. «Si tuviera que destacar un don por encima de otros», escribió D.A. Carson a la iglesia, «es su continua capacidad para desafiar a los demás, en el contexto de una amistad genuina».
¿Qué hace Mark Dever para discipular hombres y levantar pastores en el contexto de la iglesia local? Estos son los nueve puntos que Mark ha compartido públicamente son sus prácticas, con algunas de mis propias reflexiones como alguien que se ha beneficiado del discipulado de Mark y ha observado sus efectos en otros.
1. Discernir las cualidades
La labor del pastor consiste, en parte, en discernir en los demás las cualidades que según la Biblia deben caracterizar a los líderes. En Éxodo 18:21, Jetro le dice a Moisés que busque hombres que no esperan nada para sí mismos, lo cual suena muy similar a los requisitos que Pablo establece en 1 Timoteo 3:1-13 y Tito 1:5-9. No se trata de estándares extraordinariamente altos, sino de un límite mínimo, no máximo, de lo que los pastores deben buscar en términos de cualidades de carácter. Al discipular hombres, Mark valora los dones naturales (la capacidad de influir en los demás), pero también trata de discernir el carácter piadoso.
2. Mirar
Para poder discernir las cualidades, los pastores necesitan observar a quienes Dios está levantando a su alrededor. Si los ancianos son dones de Cristo a la iglesia (Ef 4:11), debemos suponer que Dios ya está obrando. Pero esto requiere que los pastores estén presentes con su gente, no solo que prediquen y desaparezcan. En lugar de eso, quédate. Dale a las personas la oportunidad de hablar contigo. Crea espacios donde la gente pueda tomar la iniciativa de pasar tiempo contigo.
Los pastores deben regocijarse en el liderazgo de los demás en lugar de sentirse amenazados por él
Para hacer esto, Mark tiene la costumbre de orar por algunas páginas de nuestro directorio de la iglesia cada mañana, en parte como su responsabilidad pastoral, pero también para darse cuenta de las personas que puede estar pasando por alto. Además, en cualquier servicio público de la iglesia (domingo por la mañana y en la tarde, y miércoles por la noche), Mark suele quedarse junto a la puerta hasta que la mayoría de las personas se han ido, simplemente para ponerse a disposición de la iglesia.
3. Confiar
Algunos pastores no están dispuestos a tomar riesgos con otras personas. No confían en nadie hasta que no se prueban a sí mismos. Mark adopta un enfoque muy diferente. Cree en otorgar confianza como si fuera crédito: dejar que otras personas lo gasten y ver cómo les va. En parte, esto significa arriesgarse dando a otros oportunidades de enseñar y dirigir públicamente a personas que quizá no estén muy pulidas. También significa invertir tiempo personal en personas que otros pueden pensar que no merece la pena dedicarles tiempo, lo que nos lleva al siguiente punto…
4. Tiempo personal
No hay sustituto para el tiempo personal. En Marcos 3:13-14 Jesús llamó a Sus discípulos «para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar». Así es como Jesús ministraba y así es como los pastores deberían ministrar: estando disponibles para la gente.
Para Mark, esto incluye tiempo formal e informal. Los momentos más formales serían los almuerzos planificados de antemano a lo largo de la semana. Sin embargo, es mucho más común el tiempo informal espontáneo. No todos somos extrovertidos y todos necesitamos una buena dosis de tiempo a solas. Pero no se trata del tamaño de la «billetera emocional» que Dios te ha dado. Se trata de administrar lo que te ha dado.
5. Delegar
En cuanto a los pastores principales, Mark está extraordinariamente dispuesto a dar a los jóvenes oportunidades de liderazgo y enseñanza. Esto incluye dirigir los servicios públicos, dirigir la oración pública, enseñar y predicar. Como he oído decir a Mark: «Crear contextos para que otras personas enseñen la Palabra de Dios puede ser más importante para fortalecer tu iglesia y otras congregaciones que tus propios sermones del domingo por la mañana». Eso significa compartir el púlpito y delegar oportunidades a otros.
Un pastor dominante nunca será un pastor que haga discípulos
Para Mark, delegar también significa estar dispuesto a perder votos en la junta de ancianos. En la Iglesia Bautista de Capitol Hill no exigimos unanimidad en la mayoría de las votaciones de los ancianos, lo que fomenta el sano desacuerdo. Después de todo, un pastor dominante nunca será un pastor que haga discípulos. Eso es porque si te sientes amenazado por las fortalezas de otras personas, alejarás a quienes tengan habilidades de liderazgo.
Así que delega y no tengas miedo al desacuerdo.
6. Retroalimentación
La retroalimentación va de la mano de la delegación. Cuando das a la gente la oportunidad de dirigir, también necesitas crear espacios para dar ánimos y ofrecer críticas. Mark crea una cultura de ánimo y crítica organizando una reunión de revisión del servicio del domingo por la noche para que el personal pastoral y los participantes del servicio den y reciban comentarios. En esa reunión, da ejemplo de cómo se recibe el ánimo y la crítica aceptando comentarios sobre su propia predicación, así como da su opinión a los que están poniendo a prueba sus dones en la iglesia. Al dar su opinión, Mark es crítico, pero sobre todo alentador. Como le gusta decir: «En una atmósfera de sospecha, los hombres se marchitan y mueren; en una atmósfera de amor, crecen y florecen».
7. Autoridad.
Otro aspecto del liderazgo que Mark destaca es su ejemplo del uso piadoso de la autoridad. El texto que Mark siempre señala son las últimas palabras de David en 2 Samuel 23:1-4, donde David enseña que el liderazgo es un buen don que bendice a todos los que están bajo él. Por supuesto, se puede abusar de la autoridad, pero ahí es donde los puntos cinco (delegar) y seis (retroalimentación) son cruciales. Estar dispuesto a delegar, perder votos y crear espacios para la retroalimentación crítica son formas en las que Mark intenta modelar un uso piadoso de la autoridad.
8. Claridad.
Los pastores necesitan ser claros en la comprensión y la capacidad de enseñar doctrina. Deben ser el tipo de persona que puede dar una explicación cuando se le pregunta «por qué». Tienen que ser claros en la enseñanza. «¿Qué estás diciendo?».
Dado que nuestra cultura está plagada de actitudes contra la autoridad, un anciano o pastor debe sentirse cómodo enseñando con claridad y autoridad sobre asuntos de convicción bíblica, ya sea enseñando 1 Timoteo 2:12 sobre el complementarismo sin sentir temor o Romanos 1 sin sentir timidez sobre lo que la Biblia dice acerca de la homosexualidad.
9. Humildad.
La humildad es estar libre de la envidia y del temor al hombre. Los pastores deben regocijarse en el liderazgo de los demás en lugar de sentirse amenazados por él. Esto va de la mano con la confianza y la delegación, pero me encanta ver cómo Mark se deleita al sentarse bajo la predicación de otros hombres en la Iglesia Bautista de Capitol Hill que ―en sus palabras― predican mejores sermones que él. Ese tipo de humildad y gozo por el éxito de los demás puede tomar toda una vida para cultivarse, pero es un componente crucial al discipular a otros.
No todo el mundo va a ser un Mark Dever cuando se trata de discipular. No se trata de eso. Pero todos nosotros podemos seguir el ejemplo de Mark de pensar en las personas que Dios ha puesto providencialmente a nuestro alrededor y hacer lo que podamos para ayudarles a seguir a Jesús.