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Los cristianos vivimos en un mundo lleno de incrédulos. Queremos ser sal y luz, y por eso debemos pensar mucho en las implicaciones de nuestros hechos y convicciones (Mt. 5:13-16). Cada decisión que cada humano toma afecta la moral de la persona y por ende la sociedad en la cual vive. La mayoría de nuestras decisiones no cambian mucho a los demás ni a nosotros mismos, pero como discípulos de Jesús, nuestra trayectoria (ser más y más como Jesús mismo) es sumamente importante.

Los decisiones en el área de bioética son algunas de las más importantes en nuestras vidas, y por eso debemos pensar mucho en lo que hacemos.

Esa realidad plantea muchas preguntas: ¿Deben participar los cristianos en la sistema de cuidado de salud secular o deben formar sus propias redes de cuidado? ¿Tienen peso o validez las convicciones cristianas en cuanto a asuntos bioéticos (como el aborto) en las vidas de los incrédulos? ¿Puede un cristiano y un incrédulo conversar legítimamente sobre asuntos bioéticos; y, si es posible, cómo? Estas preguntas no son sencillas, pero intentaré ofrecer algunas respuestas.

Bioética cristiana y bioética secular

Quiero empezar con mi conclusión y enseguida defenderla. Es esta: Los cristianos no deben retirarse del mundo, sino que deben trabajar duro y vivir en medio de todos con la esperanza de contribuir a la sociedad para beneficio de todos. En la bioética, esta convicción significa que debemos participar en conversaciones con incrédulos, luchando con ellos (y no contra ellos) por la verdad. Luchando mucho para entenderles… y para ser entendidos. ¿Por qué? Porque esto es parte de lo que significa amar al prójimo (Mateo 22:36-40).    

Antes de continuar, debemos definir dos términos: bioética cristiana y bioética secular.

Bioética cristiana: Una manera de pensar en asuntos bioéticos que es formada por la palabra de Dios, la historia de la Iglesia, y la vida comunal con Dios y su pueblo.

No hay una sola bioética cristiana, es decir, una sola manera en que todos los creyentes piensen o contesten las preguntas difíciles de la bioética. Como veremos más adelante, los cristianos no tomarán todos las mismas decisiones (¡ni deberían hacerlo!).

Bioética secular: Una manera de pensar en asuntos bioéticos sin referencia a convicciones religiosas.

Quiero ser muy claro en que no estoy comparando (ni debería hacerlo) “secular” con impío, malo, inferior, incorrecto, o satánico. La gracia común de Dios es evidente muchas veces entre los incrédulos que están trabajando en el área de bioética. Debemos dar gracias al Señor por el bien que producen, y apreciar muchas de sus labores cuando son para el bien de la sociedad. Como alguien que está dentro del círculo de los bioéticos, tengo que confesar que, lamentablemente, me sorprende cuán buenas son algunas obras de los incrédulos…y cuán malas son algunas obras de los cristianos.

¿Podemos trabajar juntos?

Quiero observar cinco maneras distintas de cómo entender el relación entre una bioética cristiana y una bioética secular:

1. Bioética secular solamente.

Esta posición dice que toda la argumentación sobre tópicos en bioética debe ser completamente filosófica y pragmática. Cualquier cosa que sea partidista (religión, cultura, etc.) es ilegítima. Algunos en este campo son religiosos, pero creen que su postura religiosa puede y debe ser suprimida en el discurso público. Por ahora ignoraré el que estoy convencido de que es imposible ser “neutral” (porque cada persona observa y entiende el universo desde una postura particular, formado por su religión, cultura, experiencia personal, etc).

La postura más popular en el campo de la bioética secular solamente se llama “principialismo”. El argumento de principialismo es sencillo: hay entre todos humanos una moralidad común. Este moralidad puede ser reducida a algunas normas de conducta.

  • Autonomía: Cada individuo tiene valor. Por eso debe ser libre tomar decisiones por sí mismo.
  • Beneficencia: Todos son obligados a actuar en beneficio de otros.
  • No maleficencia: Todos son obligados a no dañar o perjudicar a otros.
  • Justicia: Dar a cada uno lo que merece.

El problema principal de principialismo es que estos términos son muy generales y muy difíciles definir de una manera en que todos los aceptan. Por ejemplo, aunque es verdad que todo el mundo aprecia la justicia, hay muchas opiniones sobre qué significa la justicia.

2. Bioética cristiana solamente.

Hay dos perspectivas dentro de este campo. El primero piensa que nuestros conceptos en bioética deben ser derivados de convicciones teológicas. Por eso, la bioética cristiana le gana a cualquier otro tipo de bioética. Este grupo piensa que la Biblia es la única guía en cuanto a asuntos bioéticos. Se niega la legitimidad del conocimiento moral que procede de otras fuentes (como la ley natural). Por eso, los incrédulos no deben tener permiso de violar principios bíblicos y los tribunales deben aplicar los principios bíblicos.

El problema principal con esta convicción es que niega la gracia común y trata la Biblia como algo que no es: un manual de bioética.

La otra perspectiva está convencida de que la bioética cristiana redimirá el mundo. Piensan que los cristianos son los únicos que entienden que es shalom (paz en su plenitud), y por eso deben participar en un ministerio encarnado, siendo las manos y los pies de Jesús.

Hay tres problemas con este perspectiva. En primer lugar, los cristianos no salvarán el mundo, sino Cristo. En segundo lugar, si seguimos esta forma de pensar, tenemos que negar las ideas de los que están fuera el campo de cristianismo. Y finalmente, hace que se le ponga el nombre de “cristiano” a cosas que no son específicamente cristianas. Por ejemplo, es bueno tener un grupo de ejercicio, pero los ateos pueden tener un grupo de ejercicio también; y no importa cuánto tiempo dediquemos al ejercicio… no vamos a redimir el mundo por hacer flexiones.

3. La bioética secular y la bioética cristiana son iguales.

Muchos en este grupo son católicos y expertos en la ley natural. Creen que la bioética se desarrolla en un contexto de moralidad universal. Es decir, hay cosas que no podemos no conocer, porque todos somos creados a la imagen de Dios. La tradición cristiana no añade mucho a la formulación de la bioética, pero refuerza lo que ya está presente el mundo.

En otras palabras, los cristianos dan su “amén” a lo que piensa el mundo. El beneficio de esta posición es que no niega que Dios obra en todos seres humanos. El problema es que no reconoce las contribuciones especiales que los cristianos tienen a la práctica de la bioética.

4. La bioética secular y la bioética cristiana son totalmente opuestas.

Este grupo empieza con una gran suposición: el mundo está tan fracturado hoy que el discurso sobre asuntos morales y lo que es “la verdad” es imposible. Lo mejor que podemos esperar son acuerdos en cuanto a lo que debemos hacer como sociedad, pero nunca podemos estar de acuerdo en cuanto al porqué hacemos lo que hacemos.

Este grupo asume que la fe cristiana da un significado objetivo a la vida donde los seculares no tienen nada más que significados subjetivos. Por eso la bioética cristiana está arraigada mientras que la bioética secular está en el aire. Este grupo concluye que los cristianos deben separarse de la sociedad y formar su propios sistemas de cuidado.

5. La bioética secular y la bioética cristiana son distintas y legítimas.

Este grupo piensa que los cristianos y los no cristianos pueden y deben trabajar juntos. Los cristianos tienen acceso a verdades por medio de su fe que son desconocida para los incrédulos. Por eso, los pensamientos de los cristianos y los incrédulos no son idénticos.

Al mismo tiempo, este grupo reconoce que el universo fue creado y es sostenido por Dios. Por eso, todos seres humanos tienen capacidades de razonamiento moral y pueden pensar y razonar conforme a la verdad, negando el concepto de que los cristianos y los no cristianos son completamente diferentes.

Este grupo está convencido de que la ley natural existe. La ley natural no es algo muy definido; se entiende mejor como conceptos básicos que inclinan a la humanidad en una dirección. Muchas veces los individuos y las sociedades rechazan la ley natural, pero solo pueden rechazar lo que existe. La existencia de la ley natural y un Dios que reina sobre todo guía a este grupo a trabajar duro en los sistemas de cuidado de salud que existen.

Los cristianos son formados por sus convicciones religiosos (y realmente no pueden escapar de sus convicciones), pero deben trabajar duro para ser entendidos por los incrédulos. Este grupo no cree que los cristianos van a redimir los sistemas de cuidado de salud… y no sienten la presión de hacerlo. Trabajan para el beneficio de su prójimo y para la gloria de Dios.

Conclusión

Como escribí al inicio, estoy firmemente en el campo #5. La salud es una tarea cultural que tenemos en común con todos seres humanos.

Como cristianos, debemos celebrar cada hecho en el área de bioética que se conforme a la verdad de Dios. Debemos dar gracias a Dios por las labores de musulmanes, budistas, ateos, y los demás en el área de bioética que terminan en el florecimiento humano. Debemos trabajar con los que no son cristianos con el deseo de testificar a la verdad de Dios y vivir conforme a nuestras palabras.

Es posible que el mundo nos rechace y siga adelante con programas bioéticos que son horribles, pero nosotros no debemos rechazarlos a ellos. No vamos a redimir el mundo con nuestras labores, pero no debemos abandonarlo tampoco. Nuestro llamado es ser luz en medio de la oscuridad, y debemos ser luz en el campo de la bioética.

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