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 “¿Y qué más diré? Pues el tiempo me faltaría para contar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; quienes por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia, obtuvieron promesas, cerraron bocas de leones”, Hebreos 11:32-33.

Este es un capítulo tradicionalmente conocido como el de los “Héroes de la Fe”. Es el pasaje que parece mostrarnos las hazañas de estos hombres de Dios que por su fe alcanzaron proezas y fueron usados por Dios en Su obra. La idea que siempre he tenido de estas personas, es que por el grado de su fe, por su empeño en su vida espiritual, por el lugar que han alcanzado en su madurez, es que han alcanzado este status al que todos debemos aspirar. Que la idea es  que nos esforzamos en nuestra vida de fe de tal manera que un día Dios nos use para llevar a cabo grandes hazañas a través de nosotros y para el Reino.

Sin embargo, si miramos los dos capítulos que abrazan este capítulo 11, que habla de estos héroes, veremos entonces un panorama completamente diferente. Por un lado en el capítulo 10 el autor ha pintado un cuadro de Jesús no solo el sacerdote perfecto que intercede por nosotros ante el Padre, pero también como la ofrenda perfecta hecha una vez y para siempre “haciendo perfectos para siempre a los santificados” (vs. 14). Es entonces que habla, como lo ha hecho anteriormente también en el capítulo 6, de aquellos que han probado de la fe desde afuera, que se han mantenido a la periferia de la obra de Dios, pero que no han experimentado en realidad una fe salvadora. Termina diciendo, “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (Vs. 39). Es entonces que empieza en el capítulo 11 esta sección que desarrolla precisamente el tema de la fe salvadora y lo que viene con ella, una obra increíble de lo que Dios hace con aquellos que son Suyos.

El énfasis entonces no es tanto en estos hombres y sus hazañas, pero en lo que Dios hace en nuestra vida. El capítulo 12 nos dice entonces que esta fe no es algo alcanzado por nuestros esfuerzos, buenas obras o intenciones, pero más bien un regalo de Quien además tiene también la intención de perfeccionarla, causando en nosotros el crecimiento y madurez para llevar a cabo obras mucho más allá de nuestras limitadas habilidades. Jesús es el Autor de la fe, Él es Consumador de la fe, Él es en realidad el único Héroe de la fe y Quien, como evidencias de Su gracia, nos usa al darnos el regalo de ver con nuestros ojos espirituales un cuadro de lo mejor, en lugar de lo temporal. De experimentar un afecto mayor a todos los que hemos experimentado en esta tierra, y Quien llega a parecernos mucho mejor que lo que el mundo jamás nos pudiera ofrecer. Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.

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