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Susannah Spurgeon, esposa del predicador del siglo XIX Charles Spurgeon, a menudo tuvo que renunciar a su esposo por las exigencias del ministerio. Charles predicaba mucho y con frecuencia, y Susannah pasaba semanas —incluso meses— en casa con los niños mientras Charles servía en otros lugares.

Charles regresó de un viaje de predicación y encontró a Susana especialmente triste y sola. La animó con ternura y afirmó el valor de sus días solitarios: «¿No ves que me entregas a Dios al dejarme ir a predicar el evangelio a pobres pecadores?».

Más de cien años después, reconocemos el nombre de Susana y admiramos su sacrificio por la causa de Cristo. Pero cada semana hay un puñado —quizás incluso docenas— de mujeres en las iglesias que de forma similar entregan a sus esposos a Dios para la obra del ministerio. Ellas también pasan largas noches solas en casa. Ellas también soportan las cargas prácticas y emocionales de estar casadas con un hombre que pastorea el rebaño. Y es posible que ni siquiera las notes.

Son las esposas de los pastores.

Mientras investigaba para mi nuevo libro para esposas de pastores y ancianos, pregunté a las mujeres sobre los retos y las alegrías que acompañan al matrimonio con un pastor o anciano laico. Al igual que sus esposos, las esposas de los ancianos suelen amar profundamente a la iglesia y consideran un privilegio servir a la esposa de Cristo. Las esposas de los ancianos también suelen hacer sacrificios, sufrir heridas y luchar por encontrar su lugar en la iglesia. Pero a menudo lo hacen en la oscuridad. Las personas en la congregación rara vez saben cuánto han dado y no siempre entienden sus preocupaciones únicas.

Si Dios diseñó el cuerpo para cuidar cada parte, no podemos pasar por alto las necesidades de las esposas de los ancianos

Si Dios diseñó el cuerpo para cuidar cada parte (1 Co 12:22-26), no podemos pasar por alto las necesidades de las esposas de los ancianos. Considera seis cosas que las esposas de tus pastores tal vez quieran que sepas:

1. Ella necesita amigos

A veces, los miembros de la iglesia dan por sentado que las esposas de los pastores y los ancianos no necesitan amistades en la iglesia porque todas son muy amigas entre sí. Nunca he estado en una iglesia en la que fuera así. Al igual que todos los demás en la iglesia, las esposas de los ancianos están buscando amistades. Quieren relaciones en las que puedan conocer y ser conocidas, orar y recibir oraciones. Quieren pasear, pintar o probar nuevos restaurantes. Y quieren hacerlo con otras personas.

Para entablar amistad con las esposas de los pastores hay que saber quiénes son. Especialmente en una iglesia grande, es posible que ni siquiera sepas que la mujer que se sienta tres filas más adelante cada domingo por la mañana es la esposa de uno de tus pastores. Es importante identificar y establecer una relación con los ancianos y sus esposas: «Saluda a los amigos, a cada uno por nombre» (3 Jn v. 15).

2. Ella desea crecer

El hecho de que una mujer esté casada con un pastor no significa que sea una gigante espiritual. Es probable que ame a Cristo y quiera seguirle, pero puede que no domine el lenguaje teológico o no esté preparada para dirigir un estudio bíblico de mujeres. Como muchas de nosotras, puede que le cueste leer la Biblia a diario o que le preocupe no entenderla tan bien como debería. La mayoría de las veces, ella también desea crecer.

Si la congregación asume que la esposa de un pastor iguala los conocimientos o habilidades de su esposo, esto puede exacerbar su sentimiento de inadecuación. Más bien, procura conocer a la mujer que está junto a cada pastor. Reconoce que el Espíritu da una variedad de dones (1 Co 12:4-6), y que Él está trabajando para que la esposa de tu anciano avance hacia la madurez, así como te está llevando a ti hacia la madurez.

3. Ella lleva cargas únicas

Escribiendo a los corintios, Pablo detalla todas las dificultades que se presentaron en su vida mientras trataba de servir a la iglesia de Cristo. Fue azotado, golpeado, apedreado, naufragó, pasó insomnio, hambre, sed, frío y un peligro constante (2 Co 11:24-27). «Además», escribe, «está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias» (2 Co 11:28).

Es probable que tus pastores no se estén enfrentando a un naufragio inminente, pero es casi seguro que experimentan la presión diaria de la ansiedad por la iglesia. Las necesidades del pueblo de Dios requieren el tiempo y la energía de los ancianos, y consumen sus pensamientos y emociones. Para los ancianos laicos, estas cargas a menudo se acumulan sobre las demandas de su empleo regular y su vida en el hogar.

El hecho de que una mujer esté casada con un pastor no significa que sea una gigante espiritual

Considera que las esposas de tus pastores sacrifican regularmente el tiempo, la atención y la energía emocional de sus maridos por el bien de la iglesia. Es más, estas mujeres a menudo aconsejan y son mentoras de otras mujeres de la iglesia con necesidades importantes. No dejes de orar por las esposas de tus pastores.

4. Pero no sabe todos los detalles

Si bien es importante reconocer las cargas únicas de las esposas de los pastores, es igualmente importante reconocer que no saben todo lo que sucede en la iglesia. Algunas partes del ministerio de su esposo son asuntos privados: consejería, disciplina de la iglesia, necesidades materiales, discusiones entre los pastores.

Las esposas de tus pastores se encuentran en la incómoda posición de saber que sus esposos tienen profundas preocupaciones, pero no pueden compartirlas todas. Pídele al Señor que haga que las esposas de tus pastores estén contentas de servir sin poder saberlo todo.

5. Ella (a veces) se siente herida

Hace muchos años, una iglesia de la que formábamos parte atravesó una época difícil de desacuerdo sobre algunos cambios en la iglesia. Un domingo por la noche, salí a un pasillo trasero, solo para oír dos voces quejándose de la participación de mi esposo en la decisión. Los miembros de la iglesia no se dieron cuenta de que yo estaba allí.

Este tipo de heridas puede ser habitual en la vida de las esposas de los pastores. Sus esposos son los hombres visibles que toman las decisiones sobre la iglesia, pero las esposas son a menudo las oyentes invisibles de las críticas.

En la medida en que dependa de ti, mantente en paz con tus pastores y sus esposas (Ro 12:18). Sé lento a la hora de criticarlos. Demuéstrales amor incluso cuando —-especialmente cuando— los desacuerdos en la iglesia se asomen. Busca maneras de decirles a las esposas de tus pastores: «Sé que este es un momento difícil en nuestra congregación, pero estoy agradecido por ti y por tu esposo».

6. Ella te ama

Ser la esposa de un pastor puede ser un reto, pero también un deleite. Las esposas de los pastores con las que hablé dieron testimonio unánime de la bondad de formar parte de la iglesia de Cristo, de servir a Su pueblo y de tener asientos de primera fila para el avance del reino. En la iglesia, han sido cuidadas y perfeccionadas. En el cuerpo de Cristo, han utilizado sus dones y han servido a su Salvador. En compañía de los santos, han experimentado un gran gozo.

Es un gran privilegio para las esposas de los pastores escuchar tus historias, cargar a tus bebés y estar contigo en oración. Ustedes pertenecen a Cristo. Y las esposas de tus pastores te aman.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
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