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“La mano bondadosa de su Dios estaba sobre él, porque Esdras había dedicado su corazón a estudiar la ley del Señor, y a practicarla, y a enseñar Sus estatutos y ordenanzas en Israel” (Esdras 7:9-10).

Nos embarcamos en un viaje de descubrimiento y encuentro divino en esta serie de artículos. Lo que llamamos el Antiguo Testamento (AT) era la única Biblia que Jesús tenía. Libros como Génesis, Deuteronomio, Isaías y Salmos guiaron su vida y ministerio como el Mesías judío. Fueron estas “Escrituras” las que Jesús identificó como la Palabra de Dios (Mr 7:13; 12:36), consideradas como autoritativas (Mt 4:3-4, 7, 10; 23:1-3) y las cuales llamó a la gente a conocer y creer para protegerse contra el error doctrinal y el infierno (Mr 12:24; Lc 16:28-31; 24:25; Jn 5:46-47). Jesús estaba convencido de que “no se puede violar” (Jn 10:35) lo que ahora son las tres cuartas partes iniciales de nuestra Biblia cristiana. Él también estaba seguro de que el AT daba testimonio de Él (Lc 24:27, 46; Jn 5:39, 46), de que Él lo cumpliría completamente (Mt 5:17-18; Lc 24:44), y que decía que el arrepentimiento y el perdón de los pecados debían ser proclamados en su nombre a todas las naciones (Lc 24:47). Yo amo el AT por la forma en que retrata el carácter de Dios y sirve como testimonio de la majestad de nuestro Mesías. El AT son las tres cuartas partes iniciales de la revelación especial de Dios para nosotros, y quiero que lo interpretes correctamente porque no hay mayor necesidad para la humanidad que ver y celebrar al Soberano, al Salvador y a Aquel que satisface, revelado en sus páginas.

La tarea interpretativa

Las publicaciones de artículos para esta serie son formas abreviadas de los capítulos de mi libro, How to Understand and Apply the Old Testament (Cómo entender y aplicar el Antiguo Testamento).[1] Escribí este estudio para guiar a los cristianos en la interpretación del AT. El proceso de interpretación bíblica incluye tanto la exégesis como la teología. Lo primero se centra principalmente en el análisis, mientras que lo segundo aborda la síntesis y el significado.[2] En términos estrictos, la exégesis de las Escrituras es el descubrimiento personal de lo que los autores bíblicos pretendían que significaran sus textos cuando fueron “inspirados por el Espíritu Santo” (2 P 1:21). La exégesis busca descubrir lo que hay en el texto. La teología es el proceso de pensar y estudiar sobre Dios. Debido a que la Escritura es la Palabra de Dios para todos los tiempos, y debido a que cada pasaje bíblico tiene un contexto más amplio (histórico, literario y bíblico), la exégesis (definida de manera estricta) naturalmente nos lleva a varias disciplinas teológicas:

  • La teología bíblica considera cómo la Palabra de Dios se interconecta y encuentra su clímax en Cristo.
  • La teología sistemática examina lo que la Biblia enseña sobre ciertos temas teológicos.
  • La teología práctica detalla cómo el cristiano debe responder a las verdades de la Biblia.

La interpretación bíblica no está completa hasta que da lugar a una aplicación a través de una vida de adoración. La exégesis se mueve a la teología, y todo el proceso debe resultar en un encuentro personal con el Dios vivo revelado en las Escrituras. La doxología, la práctica de glorificar o alabar a Dios, debe colorear todo el estudio bíblico.

Presuposiciones que guían la interpretación bíblica

Antes de explicar el proceso de interpretación bíblica, primero debo mencionar algunas presuposiciones que guían mi enfoque.

La comprensión adecuada de las Escrituras supone que la Biblia es clara en lo que enseña y que los seres humanos pueden conocer la verdad

1. La interpretación bíblica requiere que veamos las Escrituras como la Palabra de Dios

La única manera de comprender realmente la intención de los autores bíblicos es creer (como ellos lo hicieron) que estaban leyendo y escribiendo la misma Palabra de Dios (Is 8:20; 1 Co 14:37). Debido a que la Escritura es la Palabra de Dios, se requiere que tengamos una actitud sumisa. Debemos estar dispuestos a permitir que nuestro entendimiento y aplicación de la verdad se ajusten a las declaraciones de la Biblia, todo de acuerdo con la intención revelada de Dios. La Biblia es una revelación especial: la revelación de Dios de sí mismo y su voluntad presentada de una manera que podamos entenderla (1 Co 14:37; 2 Ti 3:16; 2 P 1:20-21). Las mismas palabras, y no solo las ideas, son inspiradas por Dios (Mt 5:17-18; 1 Co 2:13; 2 Ti 3:16-17). Todo lo anterior implica que la Biblia es infalible, una guía certera y segura en todos los asuntos de fe, e inerrante, completamente verdadera y confiable en todos los hechos que los autores bíblicos intentaron transmitir. La clave para nosotros es que la Biblia nunca nos desviará y debe tener la mayor influencia en nuestras vidas.

2. La interpretación bíblica asume que las verdades de las Escrituras se pueden conocer

Además de ser verdadera, la Palabra de Dios también se puede conocer. La comprensión adecuada de las Escrituras supone que la Biblia, por naturaleza, es clara en lo que enseña y que los seres humanos pueden conocer la verdad. Pedro reconoció que “en todas sus cartas [las de Pablo]… hay algunas cosas difíciles de entender”, pero continuó diciendo que son “los ignorantes e inestables” quienes “tuercen” estas palabras “como también tuercen el resto de las Escrituras, para su propia perdición” (2 P 3:16). El salmista ungido estaba convencido de que la Palabra de Dios ilumina nuestro camino e imparte entendimiento (Sal 119:105, 130). Pablo escribió sus palabras claramente (2 Co 1:13) y llamó a otros a “considerar” lo que dijo, confiando en que “el Señor te dará entendimiento en todo” (2 Ti 2:7).

3. La interpretación bíblica requiere que respondamos apropiadamente en dependencia de Dios

Al descubrir lo que Dios ha dicho, debemos pasar a reconocer que su Palabra requiere que le obedezcamos (2 Ti 3:16). Por eso oramos I. A U. S: “Inclina [nuestros] corazón[es] a tus testimonio” (Sal 119: 36); “Abre [nuestros] ojos para que [podamos] ver las maravillas de tu ley” (119:18); “Unifica [nuestros] corazón[es] para que tema[n] tu nombre” (Sal 86:11); “Sácianos por la mañana con Tu misericordia, y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días” (Sal 90:14).[3] El prestar atención a la Palabra de Dios como Él espera que lo hagamos, solo puede suceder por la gracia de Dios en Jesús (1 Co 2:14). Solo en Cristo es quitado el velo de dureza hacia la Palabra de Dios (2 Co 3:14). Es en Cristo que la Palabra está cerca de nosotros, en nuestra boca y en nuestro corazón (Ro 10: 8). La intención principal de los autores bíblicos incluía una vida transformada, cuyo fundamento es un encuentro personal con el Dios vivo. No nos encontraremos con Dios de esta manera sin su ayuda.

Razones por las que el Antiguo Testamento es importante para los cristianos

Si los cristianos son parte del nuevo pacto, ¿por qué debemos buscar entender y aplicar el AT? Si bien se podría decir mucho, aquí daré brevemente algunas razones por las que la primera palabra del sustantivo Antiguo Testamento no se debe interpretar como “sin importancia” o “insignificante” para los cristianos.

Para empezar, el Antiguo Testamento era la única Escritura de Jesús y constituye las tres cuartas partes (75.55%) de nuestra Biblia cristiana. Si de extensión se trata, el AT le importa a Dios, quien nos dio su Palabra en un libro. Además de ser largo, el Antiguo Testamento influye sustancialmente en nuestra comprensión de las enseñanzas bíblicas claves como el reino y los pactos de Dios, la creación y el juicio, el templo y las misiones, el pueblo y la tierra de Dios. De hecho, toda la cosmovisión y la instrucción del Nuevo Testamento (NT) se basan en el marco que proporciona el AT. Dado que el AT y el NT están tan interconectados, encontramos al mismo Dios en ambos Testamentos (Heb 1:1).

Además de lo expuesto, el Antiguo Testamento promete el mismo evangelio que ahora celebramos concerniente al Hijo (Lc 4:16-21; Hch 13:32; Ro 1:1-3; Gá 3:8; 1 P 1:10-12; cp. Is 40:9-11; 52:7-10; 61:1). El Antiguo Testamento tiene una conexión profunda con Jesús, quien no vino para destruir la ley del antiguo pacto, sino para cumplirla (Mt 5:17-20). Por lo tanto, el AT en sí mismo mantiene una relevancia duradera para nosotros en la forma en que muestra el carácter de Dios (Ro 7:12), señala las excelencias de Cristo (Jn 1:45; 5:39; Hch 10:43) y nos describe el alcance del amor en todas sus facetas (Dt 6:5; 10:19; Mt 22:37-40; Ro 13:8-10). El Antiguo Testamento también es importante porque Jesús dijo que todo el AT lo señala a Él, predice su muerte y resurrección y anticipa la misión mundial que generaría su vida (Lc 24:27, 47; cf. Hch 3:18; 26:22-23). Si quieres conocer más a Jesús, ¡lee el AT!

Debido a que el AT se trata de Jesús, los escritores del NT enfatizan que Dios dio el AT específicamente para los cristianos (Ro 15:4; 1 Co 10:11; 1 P 1:12). El AT es suficiente para hacer que las personas sean sabias para la salvación en Cristo Jesús (2 Ti 3:15), y por esta razón Pablo animó a Timoteo a predicar el AT (2 Ti 4:2-4). Si bien ahora tenemos el NT, podemos, y de hecho debemos, apropiarnos del AT como lo hicieron Jesús y sus apóstoles para el bien de la iglesia de Dios.

Descripción general del proceso interpretativo: T.O.C.S.A.

El Antiguo Testamento influye sustancialmente en nuestra comprensión de las enseñanzas bíblicas claves

Como mencioné anteriormente, esta serie de artículos consta de adaptaciones de mi libro, How to Understand and Apply the Old Testament (Cómo entender y aplicar el Antiguo Testamento). Estas publicaciones resumen de una manera breve y fácil de entender un proceso de doce pasos para interpretar las Escrituras. El proceso lo abrevio como T.O.C.S.A., que significa: Texto, Observación, Contexto, Significado, Aplicación. Publicaré un artículo para cada uno de los doce pasos.

Texto: ¿Cuál es la composición del pasaje?

  • Género: Determine la forma literaria, el tema y la función del pasaje, compáralo con géneros similares y considera las implicaciones para la interpretación.
  • Unidades literarias y la jerarquía del texto: Determina los límites y la estructura básica del pasaje.
  • Crítica de texto: Establece la redacción original del pasaje.
  • Traducción: Traduce el texto y compara otras traducciones.

Observación: ¿cómo se comunica el pasaje?

  • Gramática del texto y cláusulas: Evalúa la composición y la relación de palabras, frases, cláusulas y unidades de texto más grandes.
  • Busca el origen de los argumentos: Rastrea el argumento literario y crea un esquema de mensajes que esté vinculado al punto principal del pasaje.
  • Estudios de palabras y conceptos: Aclara el significado de palabras, frases y conceptos claves.

Contexto: ¿Dónde encaja el pasaje?

  • Contexto histórico: Comprende la situación histórica a partir de la cual el autor compuso el texto e identifica cualquier detalle histórico que el autor menciona o asume.
  • Contexto literario: Comprende el papel que juega el pasaje en todo el libro.

Significado: ¿Qué significa este pasaje?

  • Teología bíblica: Considera cómo el pasaje se conecta con el flujo y mensaje general de la Biblia y apunta a Cristo.
  • Teología sistemática: Discierne cómo el pasaje es coherente teológicamente con toda la Biblia, evaluando doctrinas claves especialmente en relación directa con el evangelio.

Aplicación: ¿Por qué es importante este pasaje?

  • Teología práctica: Aplica el texto a ti mismo, a la iglesia y al mundo, enfatizando la centralidad de Cristo y la esperanza del evangelio.

Acompáñame en este viaje de descubrimiento y desarrollo de habilidades. Las siguientes nueve publicaciones se centran especialmente en el proceso de exégesis, mientras que las tres últimas publicaciones abordarán la teología. La adoración que honra a Dios es tanto el combustible como la meta de cada etapa de la interpretación bíblica. Por tanto, que tu estudio resulte en práctica y rebose en enseñanza llena de alabanza y proclamación, todo para la gloria de Cristo y el bien de su iglesia entre las naciones.


[1] Jason S. DeRouchie, How to Understand and Apply the Old Testament: Twelve Steps from Exegesis to Theology (Cómo entender y aplicar el Antiguo Testamento: Doce pasos de la exégesis a la teología) (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing, 2017)
[2] Para estas distinciones, ver a Andrew David Naselli, “D. A. Carson’s Theological Method”, (El método teológico de D.A. Carson), SBET 29.2 (2011): 256–72.
[3] John Piper, Cuando no deseo a Dios: la batalla por el gozo, (Editorial Portavoz, 2006), 170-171.

Publicado originalmente en For The Church. Traducido por Equipo Coalición.
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