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¡Neomarxista!

¡Racista!

¡Fascista!

¡Sensible!

Simplemente combina la palabra “justicia” con la palabra “social” y obtendrás el tipo de granada verbal que probablemente verás lanzada hacia ambos lados del campo de batalla digital de nuestra época.

No asumamos que, por ser cristianos, somos ajenos a la pelea. Nosotros también nos pintamos los rostros de rojo o azul y atacamos los comentarios, armados con el mismo tipo de juicios impulsivos y suposiciones condenatorias sobre los motivos de los demás que caracteriza la guerra cultural de nuestros días.

Ahora todos somos Cathy Newman

Una razón por la cual las conversaciones sobre temas difíciles como la justicia social tienden a generar más fricción que iluminación, tanto dentro como fuera de la iglesia, es por el fenómeno que podríamos llamar “el efecto Newman”.

En el 2018, el profesor y psicólogo canadiense Jordan Peterson se unió a la conductora de televisión, Cathy Newman, para discutir la desigualdad de género en lo que se convirtió en una de las entrevistas más virales del siglo 21. El enérgico intercambio provocó el famoso meme “so you’re saying” (“Entonces, quieres decir que”), basado en el uso repetitivo de la frase por parte de Newman para interpretar las declaraciones de Peterson de la manera más provocadora y poco halagadora posible.

“Entonces, quieres decir que las mujeres no son lo suficientemente inteligentes para dirigir estas grandes empresas…”

“Entonces, quieres decir que los activistas trans pueden provocar la muerte de millones de personas…”

“Entonces, quieres decir que debemos organizar nuestras sociedades como las langostas…”

Peterson no estaba diciendo nada de esto. Sin embargo, debido a que la perspectiva de Peterson no encaja en los recuadros negros y blancos de nuestra sociedad moderna, cualquier cosa que no estuviera sincronizada con la perspectiva de Newman se tomó de la manera más extrema, caricaturesca y condenatoria posible.

Lo cierto es que ahora todos somos unos Cathy Newmans, y eso se ha convertido en una seria amenaza para la unidad de la iglesia. Aplastamos cualquier idea disonante con la peor ideología posible que podemos imaginar:

  • “El racismo aún es un problema”. Entonces, quieres decir que debemos abandonar el evangelio y abrazar el neomarxismo.
  • “Necesitamos poner el evangelio en primer lugar”. Entonces, quieres decir que debemos cruzarnos de brazos ante cualquier injusticia.
  • “Las vidas negras importan”. Entonces, estás negando que todas las vidas importan.
  • “El hecho de que 70 por ciento de los niños negros nacen sin padres casados en el hogar debe importarnos”. Entonces, quieres decir que eres un racista acusador y que los problemas de las personas negras son completamente su culpa.
  • “El matrimonio es la unión complementaria entre un hombre y una mujer”. Entonces, quieres decir que odias a los homosexuales.
  • “Durante la pandemia del COVID-19, debemos refugiarnos en un lugar para proteger a los más vulnerables”. Entonces, quieres decir que estás en contra de la libertad y quieres que todos nos sometamos a una tiranía.
  • “Debemos reabrir la economía para ayudar a aquellos cuyo sustento y salud mental están siendo devastadas por esta cuarentena”. Entonces, quieres decir que quieres que el virus se propague y que más abuelitas mueran.

Cuatro problemas

Estas son cuatro razones por las cuales como cristianos, en este 2021, debemos decidir dejar de recurrir al Efecto Newman al discutir preguntas importantes.

1. El Efecto Newman borra la distinción entre el Creador y la criatura, afirmando tener una mirada omnisciente de los corazones de los demás que solo Dios tiene

Juan nos dice que Jesús “conocía lo que había en el interior del hombre” (2:25). Como Dios-hombre, Él podía ver a través del exterior harapiento o resplandeciente de las personas, dentro de los verdaderos motivos de sus corazones. Pero yo no soy el Dios encarnado, ni tú tampoco lo eres. Necesitamos humildad para dejar de pretender que tenemos un conocimiento infalible de los motivos de los demás, especialmente cuando involucramos a los hermanos y hermanas en la fe en las controversias de justicia social de nuestros días. Es mejor preguntar a las personas sobre lo que les motiva (o motivó) en vez de suponerlo. Eso es parte de lo que significa obedecer el mandato de la Escritura de ser “prontos para oír” (Stg 1:19).

2. El Efecto Newman viola mandatos bíblicos explícitos

Debemos dejar de seguir el status quo calumnioso y llamar tal comportamiento por su nombre: pecado

Una y otra vez, la Biblia prohíbe la calumnia y dar falso testimonio. Tenemos el segundo gran mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22:39). Todos hemos sido clasificados alguna vez. Todos hemos pasado por la experiencia de que tergiversen nuestras palabras hasta llegar a la interpretación más condenatoria posible. Todos hemos sido llamados por un término que distorsiona quiénes somos en verdad. Nadie disfruta ser tratado de esa manera.

Debemos dejar de seguir el status quo calumnioso y llamar tal comportamiento por su nombre: el pecado de no amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

3. El Efecto Newman subestima la unidad visible en la iglesia

Jesús le pide al Padre que los creyentes sean “uno” (Jn 17), que pueda haber tal profundidad y autenticidad en el amor cristiano que el mundo espectador tome en serio las declaraciones mesiánicas de Jesús.

Cuando jugamos el juego de “entonces, quieres decir que”, cuando asumimos que cualquier cristiano a mi izquierda es un sensible neomarxista o que cualquier cristiano a mi derecha es un supremacista blanco patriarcal, dañamos esa unidad visible.

4. El Efecto Newman se convierte en un mecanismo falso de justificación

Elizabeth Nola Brown cita una investigación psicológica (en inglés) que dice que el tipo de indignación moral que típicamente clasificamos como altruista “es a menudo una función del interés propio, ejercida para mitigar los sentimientos de culpabilidad personal por daños sociales o reforzar (a uno mismo y a los demás) su propio estatus como una muy buena persona”.

Imputar constantemente la culpa a los demás (“ellos son los fanáticos, los fóbicos, los fascistas, los supremacistas blancos, los comunistas”) ofrece un sentido subjetivo de algo que puede parecer cercano y, sin embargo, está lejos de lo que Cristo nos ofrece en el evangelio.

En vez de que nuestra justificación provenga de Cristo solamente, buscamos nuestro propio veredicto de “inocente” al transferir toda la culpa hacia el lado opuesto del espectro político. Cuando proyectamos maldad en los demás para sentirnos mejor sobre nosotros mismos, estamos mirando hacia algo que no es Jesús para obtener nuestro estatus moral.

Eso, mis amigos, es un evangelio falso, y uno muy generalizado y seductor en una época de constante furia en las redes sociales.

Tener una postura no es contender

No me malinterpretes. Hay algunas ideas muy malas que están entrando en la iglesia. Hay racismo real, marxismo verdadero, y otros “-ismos” anti evangélicos profundos a los cuales debemos hacer un frente unido. Es un gesto de amor bíblico exponer las ideologías falsas que llevan cautivas a las personas. La Biblia no sugiere, nos ordena “luchar ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos” (Jud 1:3). 

Cuando practicamos el Efecto Newman, sin embargo, no estamos luchando por la fe histórica. Nos estamos conformando al espíritu divisivo y altivo de esta época.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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