¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Conocida como “la isla del encanto”, Puerto Rico hace honor a su nombre. Como pequeño archipiélago, Puerto Rico contiene una hermosa variedad de ecosistemas y, como saben los turistas, mantiene una temperatura promedio de 27° C (80° F) durante todo el año. Fue el hogar de los indígenas taínos antes de que Cristóbal Colón descubriera la isla en 1493. Permaneció bajo dominio español durante más de cuatro siglos hasta que lo cedió a los Estados Unidos después de la Guerra hispano-estadounidense en 1898.

Puerto Rico es una nación bicultural, balanceando el mundo latino y estadounidense en varias formas. Desde el 1917 los puertorriqueños han recibido ciudadanía estadounidense y en el 2012 hubo un referéndum para admitirlo como estado que pasó con el 54%. Español e Inglés son los idiomas oficiales, por lo que Puerto Rico es uno de los pocos países en el mundo que es bilingüe. Es común en algunas partes del país oir “spanglish”, una mezcla de conversación en español salpicada con expresiones en inglés. Por ejemplo“¡Cómpramelo por favor que está on sale!”. En muchos sentidos Puerto Rico es un crisol de influencias, extrayendo de su patrimonio como una colonia española, su triste historia con la esclavitud, y su estatus privilegiado como un territorio americano.

Continuando con nuestra serie sobre el estado de la iglesia evangélica en América Latina, hablé con Gadiel Ríos, pastor de La Iglesia del Centro en la ciudad de Arecibo, Puerto Rico. En esta entrevista aprendemos más sobre la iglesia evangélica en Puerto Rico, los desafíos del ministerio allí, cómo los evangélicos puertorriqueños pueden ser un estímulo para los creyentes en los EEUU, y más.


¿Cómo describirías el estado de la iglesia en Puerto Rico?

Puerto Rico es un país completamente “cristianizado”. Hoy contamos con iglesias en cada rincón, varias emisoras radiales y televisivas, institutos y seminarios. Sin embargo, la mala teología del movimiento de super-fe y prosperidad arropó la isla de tal manera que ahora es la teología estándar de la mayoría del pueblo evangélico. El resultado ha sido una iglesia muy débil espiritualmente, muy materialista y con una pobre visión evangelística y misionera.

En 1910 el cien por ciento de la población puertorriqueña se identificaba como Católica; hoy en día ese numero ha bajado al 56%. El 33% se identifican como protestantes, y de este grupo la mayoría (el 65%) se identifican o pertenecen a la iglesia pentecostal. ¿Cuál ha sido el impacto del pentecostalismo en la isla y para la iglesia evangélica?

El pentecostalismo clásico que llegó en el año 1916 literalmente evangelizó el país en menos de dos décadas. Tanto cristianos de las iglesias protestantes tradicionales como católicos fueron atraídos por el mensaje fogoso y poderoso, las manifestaciones espirituales sin precedentes, y la vida apasionada de los miembros de estas iglesias. La desventaja de este movimiento era su pobre profundidad teológica y su propensión altísima al legalismo, con las repercusiones que esto implica. Aún así, la mayor contribución del pentecostalismo puertorriqueño fue en la salida de misioneros hacia Latinoamérica y eventualmente al mundo entero.

¿Qué es lo que más te anima hoy en día en la iglesia evangélica en tu país? 

Nuestra isla está sumida al presente en una crisis económica sin precedente. Esto ha traído un recrudecimiento en la violencia, la corrupción y el desasosiego general. Por causa de nuestra condición sociopolítica, las familias están emigrando a los Estados Unidos en números significativos. ¿En qué puede esto animarme hoy? Luego de 30 años de saturación de teología de prosperidad y super-fe, al fin tenemos el ambiente correcto y la atención del pueblo cristiano para que recapitule en cuanto a los principios de su fe. Si algo me motiva hoy es la cantidad de hermanos con hambre de una palabra sana.

¿Cuál es el principal desafío que enfrenta la iglesia puertorriqueña?

El principal desafió que tenemos en Puerto Rico es la reevangelización de los evangélicos. Las últimas dos o tres generaciones no conocieron solidez doctrinal alguna y su práctica cristiana ha sido empobrecida en extremo. Necesitamos volver a enseñar la Palabra de manera expositiva desde el púlpito, reintroducir la belleza de la doctrina evangélica protestante a esta nueva generación, alinear la práctica cristiana de nuestras congregaciones al modelo bíblico y, sobre todo, reintroducir el culto familiar en el seno del hogar evangélico.

¿Qué distingue a la iglesia de Puerto Rico de la iglesia en Estados Unidos?

La iglesia en Puerto Rico tiene una ventaja especial, y por ello creo firmemente que tiene también una comisión especial. Nuestra condición geopolítica particular nos hace ciudadanos estadounidenses por nacimiento; nuestra educación nos permite ser bilingües en gran medida; pero nuestra cultura y experiencia nos hace 100% latinoamericanos a la misma vez. Con la “latinoamericalización” de los Estados Unidos en las próximas décadas, los puertorriqueños estamos estratégicamente ubicados para ser una “fábrica” de pastores y ministros de sana doctrina para las congregaciones hispanohablantes que ya se requieren con urgencia en toda la nación.

Además de su servicio como pastor, usted ha comenzado un ministerio llamado ReformaDos, cuya misión es “restituir la predicación y enseñanza de la Palabra de Dios y el Evangelio de Cristo, a su lugar de preeminencia en los púlpitos de cada iglesia local”. ¿Podría compartir más sobre este ministerio?

Esta organización paraeclesiástica existe básicamente para organizar y coordinar experiencias cortas de desarrollo continuo para pastores, líderes y la iglesia en general, en su mayoría totalmente gratuitas. Hemos coordinado varias conferencias cortas en la isla, teniendo como recursos a tremendos exponentes de ministerios tales como IX Marks, Ligonier, asi como literatura español provista por Coalición por el Evangelio y Logos. Este próximo año esperamos realizar nuestra primera conferencia nacional en Puerto Rico, y esperamos fundar una Escuela de Pastores para preparar potenciales plantadores de iglesias.

¿Cómo podemos orar por la obra de Dios en Puerto Rico?

Necesitamos una nueva generación de pastores y líderes que abracen la sana doctrina y práctica en sus ministerios. Necesitamos la provisión de Dios para seguir exponiendo la iglesia local a recursos de calidad, así como un retorno genuino a las disciplinas del estudio bíblico, la oración, el ayuno y el servicio. Necesitamos sanar la familia cristiana, y en especial al varón cristiano, para que retome su posición de líder-siervo en su casa, la iglesia, y la comunidad. En fin, ¡necesitamos un avivamiento! Y creo firmemente que tenemos la “semilla de mostaza” ya entre nosotros. Oremos para que Dios dé crecimiento y fruto a esta labor.


También en nuestra serie sobre el evangelio en América Latina:

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando