Este artículo es una adaptación de The Way of Wisdom [El camino de la sabiduría], escrito por Jen Wilkin, Ruth Chou Simons, Kelly Minter, Adrienne Camp, Elizabeth Woodson y Courtney Doctor (Lifeway, agosto de 2025).
¿Quiénes son «tus personas»? La mayoría de nosotros tenemos una microcomunidad: las personas con quienes nos ejercitamos, vamos de vacaciones y asistimos a la iglesia. La gente con quien más a menudo vamos a un café o salimos a almorzar. Aquellos que vienen a nuestras fiestas de cumpleaños y nos traen sopa cuando estamos enfermos.
La comunidad es buena. Dios nos diseñó para necesitar a otros, pero es importante reconocer que no solamente compartimos espacios y experiencias con ellos. Somos moldeados y formados por quienes nos rodean, y nosotros los moldeamos y formamos también.
Piensa en la persona a la que más buscas para pedir consejo. ¿Tienes un grupo de amigos al que acudes? ¿Pasas tiempo en redes sociales para ver lo que dicen los «expertos» en algún tema en particular? ¿Haces preguntas a tu vecino, a tu mamá o a tu tío? ¿Qué voces son las que más influencia tienen en tu vida? Para navegar fielmente por la vida cristiana, necesitamos más que un buen consejo. Necesitamos amigos en el evangelio que nos ayuden a caminar en sabiduría.
Una historia aleccionadora
Considera la historia de Roboam que se registra en 1 Reyes 12:1-14. Su padre, el rey Salomón, acababa de morir y Roboam se estaba preparando para ascender al trono. Primero «pidió consejo a los ancianos que habían servido a su padre Salomón», y su sabio consejo fue que él se hiciera «servidor de este pueblo» y les dijera «buenas palabras» (vv. 6-7).
Sin embargo, Roboam «abandonó el consejo que le habían dado los ancianos, y pidió consejo a los jóvenes que habían crecido con él y le servían» (v. 8). Él siguió el consejo de ellos y se comprometió a imponer un yugo pesado sobre Israel. Trágicamente, estos eventos provocaron la división de Israel. Desde ese evento en adelante, Israel se dividió en los reinos del norte y del sur, y eventualmente ambos fueron enviados al exilio.
La mayoría de nosotros no tenemos el destino de un reino en nuestras manos, pero el principio que ilustra la historia de Roboam es real para todos. Las personas con las que nos rodeamos e invitamos a que hablen verdad a nuestras vidas nos ayudarán a apoyarnos en la sabiduría o nos apartarán de ella.
Las personas con las que nos rodeamos e invitamos a que hablen verdad a nuestras vidas nos ayudarán a apoyarnos en la sabiduría o nos apartarán de ella
Pablo lo explicó de esta manera en 1 Corintios 15:33: «No se dejen engañar: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres”». La iglesia de Corinto experimentaba división y confusión en varias cuestiones clave; una de ellas era sobre la creencia esencial en la resurrección de los muertos. Por ello, Pablo les recordó que era importante considerar de quién escuchaban palabras, consejos y opiniones. El apóstol les amonestó que tomaran distancia de las personas que negaran alguna doctrina central de la fe.
Aquí quisiera tener cuidado. Esto no significa que debamos estar completamente de acuerdo con nuestros amigos en temas secundarios (¡qué aburrido sería eso!) ni que no podamos disfrutar de un rico diálogo con aquellos con quienes diferimos en las doctrinas cristianas (¡deberíamos hacerlo!). Tampoco significa que siempre debamos distanciarnos de los incrédulos. Lo que sí significa es que debemos tener cuidado de a quién acudimos al buscar sabiduría.
Una búsqueda colectiva
En el Salmo 90, Moisés incluyó una oración por sabiduría que probablemente hayas leído u oído antes: «Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, / Que traigamos al corazón sabiduría» (v. 12). ¿Alguna vez has notado que Moisés no dijo: «Enséñame a contar de tal modo mis días, que traiga al corazón sabiduría»? Se supone que debemos buscar la sabiduría colectivamente. Y las amistades en el evangelio nos ayudan con esta búsqueda.
Proverbios 27:6 dice: «Fieles son las heridas del amigo, / Pero engañosos los besos del enemigo». Las amistades en el evangelio no son simplemente las personas que se quedan contigo en las buenas y en las malas. Son quienes te aman lo suficiente como para hablarte con la verdad, aun cuando sea difícil. Son quienes también buscan la sabiduría y a la fuente de toda la sabiduría (Sal 1:2). Son quienes hacen que quieras amar más a Jesús. Las amistades en el evangelio te ayudan a vivir en el mundo de Dios según la Palabra de Dios.
Necesitamos amigos en el evangelio que nos recuerden que esta vida nunca tuvo el propósito de ser nuestro todo: una vida mejor está por venir. Necesitamos amistades que con compasión nos confronten cuando vean un pecado habitual en nuestras vidas. Necesitamos amigos que nos encaminen una y otra vez a nuestro gozo seguro y futuro, recordándonos que nuestra esperanza no está en las cosas de este mundo. Cuando lo hacemos juntos, todos creceremos en sabiduría.
Las amistades en el evangelio te ayudarán a vivir en el mundo de Dios según la Palabra de Dios
Con frecuencia me preguntan: «Pero ¿cómo encontramos este tipo de amigos?». Si te estás preguntando lo mismo, primero te sugiero que le pidas a Dios que te dé amistades en el evangelio. En mi vida he visto cómo el Señor ha respondido esta oración en muchas ocasiones. También te recomendaría que inviertas en las amistades con personas que forman parte de tu iglesia local. Los demás miembros de tu iglesia deberían ser las personas que te ayudan a buscar a Jesús. Y, en último lugar, pregúntate si brindas este tipo de amistad a los demás.
Uno de mis profesores en el seminario planteó una pregunta que ha moldeado la forma en que abordo las amistades en el cuerpo de Cristo: «¿Quién está floreciendo a causa de tu influencia?». Quiero hacerte dos preguntas parecidas: ¿Quién está floreciendo porque tú creces en sabiduría? ¿Y quién te está ayudando a crecer en sabiduría?
Considera de quién es la voz que escuchas y a quién hablas verdad. Cultivar amistades en el evangelio no es algo de una sola vía. Creceremos en la verdadera sabiduría cuando amemos y sigamos a Aquel en quien se encuentra toda la sabiduría… juntos.