Creo que todos hemos estado con compañeros de trabajo que suelen expresarse con malas palabras o chistes con doble sentido.
Como creyentes, ¿qué debemos hacer en esta situación? ¿Nos reímos? ¿Actuamos como si no hubiésemos escuchado? ¿Hacemos una mala cara de reprobación?
Reaccionar correctamente en una situación así no es tan fácil como parece. Lo que lo hace difícil no es que no sepamos qué debemos hacer, sino que no sabemos cómo hacerlo. Así que quisiera compartir contigo cuatro principios para responder a estas situaciones sabiamente, como Dios espera que lo hagamos.
1. Entiende la gracia de Dios.
Es común olvidar de dónde nos rescató el Señor, pero es bueno recordar que en algún momento participaste de dichas conversaciones cuando no vivías para Dios. Entender la gracia de Dios nos conduce a mostrar gracia ante otros que, en sus pecados, no entienden que las malas palabras no edifican, y que los chistes con doble sentido no traen verdadero gozo sino vergüenza.
Además, la Biblia nos anima a vivir de manera diferente a cómo lo hacíamos antes, dando frutos de la gracia de Dios en nosotros. Por eso dice en Efesios 2:8-10 que hemos sido salvados por gracia y fe en Cristo, conforme al plan de Dios, para que vivamos en buenas obras que Él preparo de antemano.
Recibir y entender la gracia en Cristo que nos llevó a salvación involucra no participar en conversaciones y chistes con malas palabras (Ef. 5:1-10). Lo que encontrábamos divertido o gracioso, ahora ya no lo es porque en Cristo encontramos el poder y la motivación para vivir en buenas obras.
2. Manifiesta humildad.
Una de las grandes críticas que escucho en contra de los cristianos es que solemos pensar que somos muy buenos. ¿Qué piensas de eso? Personalmente, en algunas ocasiones he tenido que pedir perdón por cómo dije algunas cosas, o por las caras que hice cuando no quise participar de algo. ¿Sabes por qué? Porque en varios de esos momentos me sentía mejor que los demás.
La forma en que respondemos a las palabras inapropiadas que escuchamos debe apuntar a la justicia de Cristo.
En realidad, lo que estaba haciendo era extender mi propia justicia. “Miren cuán bueno soy yo. Yo no digo esas cosas, ni participo de ellas como ustedes”. Eso es un grave error. La forma en que respondemos a las palabras inapropiadas que escuchamos debe apuntar a la justicia de Cristo y no a nuestra propia idea de ser mejores por lo que no hacemos. Debe haber humildad en nosotros.
3. Expresa amor.
La cultura de hoy promueve una idea falsa del amor. Hay un deseo de recibir amor, pero uno para su beneficio y determinado por lo que piensan que está bien, y no por lo que Dios enseña en su Palabra.
Por otro lado, los cristianos somos llamados a decir la verdad en amor conforme a la Biblia (ver Ef. 4:15). Por eso Pablo escribió: “No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan” (Ef. 4:29).
En momentos apropiados, en vez de condenar con tus comentarios, usa la oportunidad para expresar palabras sabias llenas de amor para edificación. Quedarnos callados no ayuda en nada, y tampoco hablar la verdad de una mala manera. Pero explicar la verdad en amor edifica (1 Co. 13:1-7).
4. Explica la verdad.
Cristo nos salvó para que seamos heraldos de su evangelio a todo aquel que está perdido y necesita la verdad de Dios (1 P. 2:9).
Somos discípulos de Cristo en busca de hacer discípulos para Cristo. Así que, no participes con tu risa y aceptación en conversaciones y chistes con malas palabras. En cambio, participa agregando un comentario en el momento oportuno que ayude a entender que lo dicho no está bien.
No podemos hacer todo eso por nosotros mismos. Así que oremos para depender de las fuerzas de Dios. Que Él nos conceda ver toda oportunidad en el trabajo, o donde quiera que estemos, para entender su gracia, extender palabras en humildad, y expresar amor al explicar la verdad acerca de Dios.
