¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Juan es un cristiano inteligente, activo y responsable en el servicio de su iglesia. Sin embargo, hace poco llegó a la oficina del pastor pidiendo ayuda por su adicción de más de cinco años a la pornografía. Él está desesperado con sus caídas y su oración es que Dios haga un milagro de liberación hoy mismo.

Hallar libertad de la adicción a la pornografía es, por lo general, el producto de un proceso lento y constante. Si este es tu problema, es vital que leas estos consejos para que tengas una expectativa real de cómo debe ser tu proceso de restauración. Si tu meta es ser libre de este pecado, hay un camino por recorrer y algunos consejos para considerar.

1) Arrepiéntete

Este imperativo suena extraño y hostil en una sociedad embriagada con la autoexaltación. Sin embargo, el arrepentimiento bíblico implica un cambio de mente ante un comportamiento nocivo en particular que no glorifica a Dios. El Dr. R. C. Sproul afirma: “[El arrepentimiento] Lleva consigo no solo una evaluación intelectual, sino también una respuesta emocional o visceral. Por lo cual, el arrepentimiento envuelve dolor por una forma anterior de comportamiento”.[1] Pero hay más.

Lo que la obra redentora de Cristo implica no es una simple ayuda para calmar la conciencia, se trata del maravilloso amor de un maravilloso Señor que libera

Juan el Bautista y Jesús predicaron el mensaje de arrepentimiento (Mc 1:4, 14-15). El arrepentimiento en el Nuevo Testamento involucra el dolor por haber ofendido a Dios, unido a una acción concreta que evidencia un cambio de mentalidad. Arrepentirse es cambiar de mentalidad y de dirección. Ahora bien, “la conversión no significa que saltamos instantáneamente del pecado a la perfección, sino que nuestras vidas se están cambiando fundamentalmente. Desde el momento de nuestra conversión, nuestras vidas se mueven en una dirección diferente, hacia Dios”.[2]

Consejos: Lee 1 Juan 1:9; Proverbios 28:13; y Hechos 2:38. En oración, pide al Señor perdón por tu pecado y que te guíe a un verdadero arrepentimiento.

2) Prioriza amar a Cristo

El amor de Cristo es extraordinario e insuperable (Ro 5:8). Él murió por sus enemigos para hacerlos coherederos junto con Él (Ro 8:16). La obra redentora de Cristo no solo involucra una simple ayuda para calmar la conciencia. Es compasión puesta en acción. Se trata del maravilloso amor de un maravilloso Señor. Pablo escribe sobre este amor:

“de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:17-19).

Reflexionar en el amor de Cristo manifestado en el evangelio es fundamental para ser libre de la pornografía. Al final, la batalla contra el pecado es en esencia una lucha de amor que se suscita en nuestros corazones. Así que, conoce el amor liberador y poderoso de Cristo descrito en la Palabra y déjate llenar de él en tu proceso de liberación y limpieza.

3) Sé radical con el pecado de la pornografía

Quienes están atados a la pornografía y son dependientes de su consumo no tuvieron siempre esa práctica compulsiva. Se inició como una práctica lenta y progresiva. Luego fue convirtiéndose en una práctica irresistible y luego esclavizante. Si quieres ser libre, Jesús revela la clave:

“Si tu ojo derecho te hace pecar, arráncalo y tíralo; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtala y tírala; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno” (Mateo 5:29-30).

“Arráncalo y tíralo” y “córtala y tírala” son mandatos hiperbólicos que no se pueden tomar de manera literal. Lo que significan es que esta frase prohíbe darle vía libre al adulterio y a las seducciones engañosas.[3] Te pregunto, ¿qué cosas te facilitan cometer el pecado de pornografía? Ahora que sabes cuáles son, arráncalas o córtalas.

Puede que tengas una amistad dañina; sustitúyela por amistades cristianas. Quizá la Internet junto con tu computadora, tablet o teléfono sean tu plataforma para esa práctica adictiva; mi consejo es que bloquees el acceso a páginas pornográficas. Es probable que tu lugar de trabajo sea el escenario donde pecas. Si ese es el caso, pide a Dios que te provea un nuevo empleo y transforme tu vida; si cambias de lugar de trabajo sin que Cristo transforme tu interior, nada cambiará.

¡Sé radical en la lucha contra la pornografía, porque Dios te da libertad del pecado en Cristo!

4) Comprométete con tus disciplinas espirituales

Quienes han estudiado el tema de los hábitos en seres humanos recomiendan que para cambiar las malas prácticas de nuestras vidas debemos sustituirlas, reemplazar los hábitos negativos por aquellos que traerán beneficios. Sugiero sustituir las actividades pecaminosas por disciplinas espirituales que te dirijan a Cristo. La oración, la meditación bíblica, el ayuno, congregarte, entre otras (1 Ts 5:17-19; Col 3:16), son disciplinas esenciales para mantenernos alejados del pecado, en comunión con otros hermanos y hermanas y, lo más importante, cerca del Padre.

La iglesia está constituida por pecadores arrepentidos que, bajo la guianza del Espíritu, buscan imitar el Cristo porque Él los ha hecho libres

Haz un compromiso de poner en práctica tus disciplinas espirituales. Realiza un programa diario y asigna tiempo suficiente para orar, leer, estudiar y memorizar las Escrituras. Puedes encontrar en la web distintos métodos para aprender. Además, agenda ayunar con la meta de tener un tiempo más prolongado de oración y meditación en Dios, Su carácter y Su Palabra. Finalmente, no dejes de congregarte (o conectarte si tu iglesia todavía no se reúne presencialmente).

5) Rinde cuentas

La comunidad de fe del Nuevo Testamento es conocida como la iglesia de “los unos y los otros” (Ef 2:18). La iglesia está constituida por pecadores arrepentidos que, bajo la guía del Espíritu, se animan mutuamente a imitar el Cristo (Ro. 8:29). En ese caminar, los creyentes luchan contra el pecado en su carne, en el mundo y contra Satanás. Hay caídas y desalientos, pero pertenecemos a una familia donde tenemos al Abogado para con el Padre (1 Jn 2:1). Cristo diseñó la iglesia para que haya amor entre los creyentes (Jn 13:34). Eso incluye extender la mano al caído y buscar su restauración.

Si has caído, levanta tus ojos y mira las manos extendidas. Busca en tu iglesia local a aquellos que están dispuestos a escuchar y ríndeles cuentas de tu proceso de restauración del pecado.

Conclusión

Con el sometimiento al señorío de Cristo, contando con Su abundante gracia y el poder del Espíritu, tú puedes ser libre del pecado de pornografía. Amado hermano, tu liberación de la pornografía probablemente tome tiempo. Mientras tanto, no olvides la gracia del Cristo tierno y todo compasivo. Es mi clamor que sea esa bendita y amorosa gracia la que te libere pronto.


[1] R.C. Sproul, What is repentance?(Crucial Questions), pág. 3, versión Kindle.
[2] R.C. Sproul, What is repentance? pág. 17, versión Kindle.
[3] Sobre los verbos “Arráncalo y tíralo” y “córtala y tírala” de Mateo 5:29, autores como William Hendriksen y Samuel Pérez Millos coinciden en su interpretación: “El modo de entenderse el remedio contra el pecado no puede ser literal. El Señor no está recomendando ni justificando la mutilación del cuerpo. Podría desmenuzarse todo el cuerpo, pero el corazón seguiría igualmente perverso… No se trata de la mutilación de un miembro, sino del control que debe ejercerse sobre el mismo”. En Samuel Pérez Millos, Mateo: Comentario exegético al texto griego del Nuevo Testamento (Barcelona: Editorial Clie, 2009) p. 345.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando