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El 18 de abril murió el reconocido autor y pastor bautista Charles Stanley, a la edad de noventa años. Su vida y ministerio estuvo llena de batallas que demostraron su carácter firme, su compromiso por seguir la voluntad de Dios y su vida de oración. 

Stanley nació el 25 de septiembre de 1932 en un pequeño pueblo llamado Dry Fork, en el estado de Virginia, EE.UU. Fue criado por su madre, quien enviudó cuando Charles tenía nueve meses de edad. Juntos asistían a una iglesia pentecostal, donde Charles se convirtió a los doce años. Dos años más tarde, entendió que Dios lo llamaba a predicar y dedicarse al ministerio.

Cuando su madre volvió a casarse, Charles tuvo grandes conflictos durante la adolescencia con su padrastro alcohólico. Las experiencias de violencia doméstica marcaron su vida y ministerio, como él mismo reconoció (en inglés): «Yo era muy, muy combativo y muy, muy competitivo. Puedes ver que traje ese mismo espíritu de supervivencia a mi ministerio».

El joven Charles asistió a la Universidad de Richmond, Virginia, donde completó su licenciatura. Allí conoció a Anna, con quien se casó en 1955. Continuó sus estudios en el Southwestern Baptist Theological Seminary y en los siguientes años asumió el pastorado en varias iglesias. En 1969, la Primera Iglesia Bautista de Atlanta, una megaiglesia de 5000 miembros, le ofreció el puesto de pastor asociado. Dos años después, el pastor principal de la iglesia dejó su cargo y Stanley continuó con el ministerio por los siguientes cincuenta años. En 1977, fundó el Ministerio En Contacto, dedicado a enseñar la Biblia a través de programas de radio y televisión.

En 2020, a los ochenta y siete años de edad, Charles Stanley dejó su puesto como pastor principal para dedicarse a predicar a través de su ministerio En Contacto. La iglesia lo nombró pastor emérito luego de cinco décadas de ministerio. Siempre fue apreciado por su predicación fiel a la Biblia y su estilo sencillo pero efectivo, que le permitió tener gran impacto en muchas vidas a lo largo de los años.

Tres grandes batallas

Su compromiso por obedecer la voluntad de Dios y consagrarse al ministerio también lo puso en situaciones difíciles. Cuando recién se hacía cargo de la iglesia en Atlanta, una parte de los miembros se opusieron a su liderazgo, alegando que Stanley era demasiado autoritario. Finalmente, Charles recibió el apoyo de la mayoría de los hermanos, demostrando en el proceso tener un carácter firme y una moral intachable.

Él demostró la misma tenacidad cuando fue nombrado presidente de la Convención Bautista del Sur por el curso de dos años (1985-1986). Allí tuvo que mediar en el conflicto entre conservadores y liberales dentro de la Convención, y logró mantener la unidad de la denominación.

Pero sin dudas, su mayor batalla tuvo que ver con su divorcio. En 1993, Anna Stanley solicitó el divoricio, lo que causó un revuelo en la iglesia de Atlanta y significó la etapa más dura del ministerio de Charles. Nunca hubo acusaciones de infidelidad o conducta inmoral; Anna simplemente sentía que no era una prioridad para su marido. A pesar de que el pastor Charles aseguró en varias ocasiones que estaban trabajando por la reconciliación, finalmente el divorcio se llevó a cabo en el 2000. La iglesia de Atlanta apoyó y confirmó a su pastor en el ministerio, aunque el proceso significó la etapa más solitaria de su vida, como él mismo lo reconoció (en inglés).

En medio de las pruebas y dificultades que le tocó atravesar, las personas cercanas a Charles Stanley afirman que siempre vivió bajo su lema: «Obedezcamos a Dios y dejemos las consecuencias en Sus manos».

Influencia que permanece

En palabras del pastor José «Pepe» Mendoza, «es indudable la influencia que Charles Stanley ha tenido por décadas entre el pueblo evangélico en América Latina. Tanto sus libros como sus prédicas y enseñanzas dobladas al español han servido de edificación y exhortación para muchísimos que lo escuchaban con frecuencia. Sus enseñanzas se caracterizaban por ser bíblicas, sencillas y prácticas».

«Pepe» Mendoza también nos comparte que «una de las enseñanzas características y más populares de Stanley fueron sus Treinta principios de vida, que buscaban resumir las verdades bíblicas más útiles para transformar la vida». En uno de sus sermones, titulado Nuestra esfera de influencia, Stanley invita a los cristianos a no dejar de impactar con su testimonio al mundo, algo que se esforzó en alcanzar con su propia vida:

¿Está usted listo para que Dios le permita ser sal y luz del mundo? ¿Dejará que el alcance de su testimonio vaya más allá de lo que jamás se hubiera imaginado? De ser así, nunca subestime la influencia que puede tener al vivir para la gloria de Dios. Vea cada día como una oportunidad para permitir que Jesucristo viva por medio de usted. Al permitir que la luz de Cristo brille por medio de usted, quienes le rodean desearán conocer la fuente de su fortaleza, la luz de su vida y el origen del gozo que expresa cada día.

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