“Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de los pies de ustedes. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes”, Romanos 16:20.
Al final de la epístola a los romanos vemos al apóstol Pablo despedirse por nombre de muchas de las personas de la iglesia, lo cual es interesante puesto que en otro pasaje él también ha dicho que la vida ministerial es precisamente, “impartirles no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas”, 1 Tesalonicenses 2:8.
Es por eso, y todavía con esto en mente, que al recordarles otras verdades funcionales muy importantes, él de pronto reconoce la obra de Satanás en la comunidad de fe. Sin embargo, su actitud aquí no es de poner a Satanás bajo nuestros pies, pero de que Dios mismo es el que lo hará.
Lo interesante es que cuando Pablo se refiere aquí a contrarrestar la obra de Satanás, no se refiere a Dios como el Dios todopoderoso, o el Dios justo, o Santo, o aún el Protector de Sus hijos. Él dice que es el Dios de paz quien hace esta obra.
Satanás trae y provoca divisiones, pleitos y envidias entre los hermanos, pero también quita la paz en nuestra propia vida.
Sin embargo, el Dios de paz hará Su obra completa en relación a Satanás en el futuro, pero es nuestra posición legal ante Dios, e independiente de nuestros pensamientos o sentimientos, que produce funcionalmente en nosotros un sentido de paz, para soltar continuamente el control de nuestras vidas y rendir nuevas áreas a Él.
Esta obra de gracia, como dice también el versículo, es una bendición ganada por el Señor Jesucristo en la cruz del Calvario y para nosotros.
Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.