“Porque por fe andamos, no por vista (no por apariencias)”, 2 Corintios 5:7.
Vivimos en un mundo obsesionado con la apariencia. La apariencia nos define, nos categoriza, nos da cierto status o nos causa gran stress. Cirugías, dietas, modas, marcas; todas estas tienen que ver con la apariencia y con el valor y justificación que recibimos de ella.
El pasaje habla de que vivimos por fe y no por apariencias y en un mundo caído. Este no es el plan original de Dios y vivir esperando y confiando en la aprobación y afirmación de otros en base a nuestra apariencia es vivir esclavizados.
Es una lucha que tenemos que reconocer, muchas veces es demasiado fuerte en nuestra vida y de la cual por fin seremos libres hasta que lleguemos a la presencia del Señor. Pero el pasaje nos recuerda un par de veces que podemos vivir de tal manera que “cobramos ánimo” (v.8) y estamos “animados siempre” (v.6), aun teniendo una “respuesta para los que se jactan en las apariencias y no en el corazón” (v.12).
La respuesta es andar por fe. Fe en Su provisión en la obra de Su Hijo. Sí, es cierto, por supuesto que debemos cuidar de nuestra salud, buscar agradar a Dios en nuestro estilo de vida, y recordar que tendremos que dar cuentas un día de nuestras acciones; pero hagámoslo descansando en la realidad de que, “todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió con El mismo por medio de Cristo” (v. 18).
Es el reconocer esta obra de Su gracia en nuestro favor con amor y agradecimiento, que nos da el poder “para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos (V.15).
Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.