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Jesús, Cristo y Jesucristo son sustantivos propios que en conjunto aparecen en la Biblia más de 1400 veces. Sin tomar en cuenta los muchos otros títulos que se le confieren a nuestro Salvador, esta cifra nos habla de quién es el protagonista en las Escrituras. Estos son 55 versículos bíblicos que hablan sobre la persona y obra de Jesucristo. Léelos considerando su papel protagónico en el mensaje del evangelio.


“Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” (Mateo 1:1)

“El nacimiento de Jesucristo fue como sigue: estando Su madre María comprometida para casarse con José, antes de que se llevara a cabo el matrimonio, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo” (Mateo 1:18)

“Y dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21)

“Cuando José despertó del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a María como su mujer; y la conservó virgen hasta que dio a luz un Hijo; y le puso por nombre Jesús” (Mateo 1:24-25)

Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos[a] del rey “Herodes, unos sabios del oriente llegaron a Jerusalén, preguntando: ‘¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos Su estrella en el oriente y lo hemos venido a adorar’” (Mateo 2:1-2)

“Entonces Jesús llegó de Galilea al Jordán, a donde estaba Juan, para ser bautizado por él” (Mateo 3:13)

“Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y los cielos se abrieron en ese momento y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre Él. Y se oyó una voz de los cielos que decía: ‘Este es Mi Hijo amado[g] en quien me he complacido’” (Mateo 3:16-17)

“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo” (Mateo 4:1)

“Desde entonces Jesús comenzó a predicar: ‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado’” (Mateo 4:17)

“Y Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 4:23)

“Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de Su enseñanza; porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus escribas” (Mateo 7:28-29)

“Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: ‘¿Por qué piensan mal en sus corazones? Porque, ¿qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate, y anda’?” (Mateo 9:4)

“Llamando a sus doce discípulos, Jesús les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 10:1)

“Y sucedió que cuando Jesús terminó de dar instrucciones a Sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y predicar[a] en las ciudades de ellos” (Mateo 11:)

“Jesús les respondió: ‘Vayan y cuenten a Juan lo que oyen y ven: los ciegos reciben la vista y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio. Y bienaventurado es el que no se escandaliza de Mí’” (Mateo 11:4-6)

“Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes, y nada les hablaba sin parábola, para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta, cuando dijo: ‘Abriré Mi boca en parábolas; hablaré de cosas ocultas desde la fundación del mundo’” (Mateo 13:34-45)

“Por aquel tiempo, Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús” (Mateo 14:1)

“Cuando Jesús desembarcó, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos y sanó a sus enfermos” (Mateo 14:14)

“A la cuarta vigilia de la noche (3 a 6 a.m.), Jesús vino a ellos andando sobre el mar” (Mateo 14:25)

“Entonces Jesús, llamando junto a Él a Sus discípulos, les dijo: ‘Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que están aquí y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos sin comer, no sea que desfallezcan en el camino’” (Mateo 15:32)

Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que Él era el Cristo” (Mateo 16:20)

“Pero Jesús dijo: ‘Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a Mí, porque de los que son como estos es el reino de los cielos’” (Mateo 19:14)

“Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se agitó, y decían: ‘¿Quién es Este?’. Y las multitudes contestaban: ‘Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea’” (Mateo 21:10-11)

“Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: ‘Tomen, coman; esto es mi cuerpo’. Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: ‘Beban todos de ella; porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados’” (Mateo 26:26-28)

“El que lo entregaba les había dado una señal, diciendo: ‘Al que yo bese, Él es; lo pueden prender’. Enseguida se acercó a Jesús y dijo: ‘¡Salve, Rabí!’. Y lo besó. ‘Amigo, haz lo que viniste a hacer’, le dijo Jesús. Entonces ellos se acercaron, echaron mano a Jesús y lo arrestaron” (Mateo 26:49-50)

“Entonces les soltó a Barrabás, y después de hacer azotar a Jesús, lo entregó para que fuera crucificado” (Mateo 27:26)

«Jesús respondió: “El más importante es: ‘Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza’. El segundo es este: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No hay otro mandamiento mayor que estos”» (Marcos 12:29-31)

“Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes de que Él fuera concebido en el seno materno” (Lucas 2:21)

“Jesús entonces lo reprendió, diciendo: ‘¡Cállate y sal de él!’. Y después que el demonio lo derribó en medio de ellos, salió de él sin hacerle ningún daño” (Lucas 4:35)

“En esos días Jesús se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios” (Lucas 6:12)

“Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó con Él a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar” (Lucas 9:28)

Aconteció que estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: ‘Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó también a sus discípulos’” (Lucas 11:1) 

“Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: ‘Ahí está el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo’” (Juan 1:29)

“Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: ‘En verdad les digo que uno de ustedes me entregará’. Los discípulos se miraban unos a otros, y estaban perplejos sin saber de quién hablaba” (Juan 13:21-22)

“En el primer relato, estimado Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba en el cielo, después de que por el Espíritu Santo Él había dado instrucciones a los apóstoles que había escogido” (Hechos 1:1-2)

“A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:32)

Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:36)

“El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a Su Siervo Jesús, al que ustedes entregaron y repudiaron en presencia de Pilato, cuando este había resuelto poner a Jesús en libertad” (Hechos 3:13)

“Y Pablo les dijo: ‘Juan bautizó con el bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyeran en Aquel que vendría después de él, es decir, en Jesús’” (Hechos 19:4)

“Y respondí: ‘¿Quién eres, Señor?’. Y Él me dijo: ‘Yo soy Jesús el Nazareno, a quien tú persigues’” (Hechos 22:8)

“Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24)

“Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23)

“Por tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1)

“Pues todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26)

En vista de lo cual, leyendo, podrán entender mi comprensión del misterio de Cristo, que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido revelado a Sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu; a saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio” (Efesios 3:4-6)

“Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres” (Filipenses 2:5-7)

“Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre” (Colosenses 3:17)

“Pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida que tuvimos por parte de ustedes, y de cómo se convirtieron de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a Su Hijo, al cual resucitó de entre los muertos, es decir, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:9-10)

“Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18)

“Pero que Él les dé alivio a ustedes que son afligidos, y también a nosotros, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con Sus poderosos ángeles en llama de fuego” (2 Tesalonicenses 1:7)

“Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús” (1 Timoteo 3:13)

“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, consideren a Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe” (Hebreos 3:1)

“¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo” (1 Juan 2:22)

“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios. Todo aquel que ama al Padre, ama al que ha nacido de Él” (1 Juan 5:1)

“El que testifica de estas cosas dice: ‘Sí, vengo pronto’. Amén. Ven, Señor Jesús. La gracia del Señor Jesús sea con todos. Amén” (Apocalipsis 22:20)

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