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Tomás controla minuciosamente la apariencia física de su esposa Sara para que se ajuste a sus gustos personales. Él escoge su ropa, le dice cómo se debe peinar, y restringe su dieta para que se mantenga delgada. Cuando Sara lo confronta con su comportamiento controlador, él le cita Efesios 5:22: “Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor”.

Miranda es una madre sobreprotectora. Ella educa en el hogar a su hija Katia, de 17 años, para evitar que se exponga a los adolescentes rebeldes. No le permite jugar deportes, ni asistir a fiestas, ni obtener su licencia de conducir. Ella cita 1 Corintios 15:33 como justificación para educarla de esta manera: “La malas compañías corrompen las buenas costumbres”.

Bill obliga a su esposa Angie a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad. Es rudo en la cama y ocasionalmente la golpea cuando están en la intimidad. Él cita 1 Corintios 7:4 como su permiso para hacerlo: “La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido”.

¿Qué tienen estos tres escenarios en común? Un cónyuge o padre está cometiendo abuso espiritual doméstico. Si bien estos ejemplos pueden parecer extremos, te aseguro que no lo son. Durante mi tiempo como consejero matrimonial y pastor, he visto casos de abuso espiritual en el hogar que harían que tu piel se erizara.

El corazón duro de un abusador espiritual hace que su mente interprete las Escrituras a través de una lente nublada y egoísta.

¿Qué es el abuso espiritual doméstico?

Me parece apropiado definir el abuso espiritual doméstico antes de continuar. El abuso espiritual doméstico es usar las Escrituras, los principios bíblicos, o la autoridad espiritual de uno para controlar a un miembro de la familia con fines egoístas.

El abuso puede ser sexual (Bill), físico (también Bill), social (Miranda), emocional (Tomás), verbal, financiero, o psicológico, pero la clave es que el abusador usa el cristianismo para justificar su comportamiento. El corazón duro del abusador hace que su mente interprete las Escrituras a través de una lente nublada y egoísta. Él distorsiona la verdad bíblica y aplasta el Gran Mandamiento de amar a Dios y amar a los demás (Mt. 22:39-40).

¿Por qué es tan común en el hogar?

¿Por qué el abuso espiritual tiende a asomar su fea cabeza con tanta frecuencia dentro de la familia? Por dos razones.

En primer lugar, los miembros de la familia tienen un enorme poder relacional: la capacidad de brindarnos gozo y miseria (y todo lo que hay en medio) en un solo instante. Puesto que los miembros de la familia nos influencian tan poderosamente, es una tentación tratar de controlarlos. Los abusadores espirituales domésticos ceden a esta tentación del mal.

Segundo, es relativamente fácil salirse con la suya. Los amigos, la familia extendida, la iglesia, y las autoridades legales no pueden ver lo que sucede una vez que las puertas de la casa están cerradas y las persianas bajan. Esto hace que el abuso espiritual doméstico sea casi imposible de comprobar, y eso es exactamente lo que quieren los abusadores.

¿Cómo se ve?

Si bien cada hogar y situación son únicos, aquí hay 15 señales de que el abuso espiritual puede estar ocurriendo en tu hogar. Esta lista ciertamente no es exhaustiva, pero es un comienzo.

  1. Puedes estar experimentando abuso espiritual por parte de tu cónyuge o padre si él o ella está haciendo, en nombre del cristianismo, algo como esto:
  2. Dañándote físicamente.
  3. Presionándote para participar en una actividad sexual.
  4. Insultándote o poniéndote apodos feos.
  5. Aislándote de tu familia.
  6. Amenazándote.
  7. Saboteando tus amistades.
  8. Restringiendo tu capacidad para acceder a la información financiera.
  9. Obligándote a hacer dieta o hacer ejercicio.
  10. Prohibiéndote que trabajes.
  11. Controlando tu correo electrónico o cuentas de redes sociales.
  12. Diciéndote lo que puedes y no puedes decir en grupos pequeños, iglesias, u otras reuniones sociales.
  13. Encerrándote en habitaciones, armarios, o sótanos.
  14. Quitándote tu acceso a transporte.
  15. Bloqueando tu contacto con consejeros, mentores, u otras figuras espirituales.
  16. Castigándote por tus pecados.

Y sí, he visto todo esto. Todo en nombre del cristianismo.

Dios lo odia

¿Cómo ve Dios el abuso espiritual doméstico? Lo odia. Él odia todo abuso espiritual. En Tito 1, Pablo reprende a los cristianos judíos que estaban enseñando herejías por ganancias egoístas (suena muy parecido al abuso espiritual, ¿no?):

“Porque hay muchos rebeldes, habladores vanos y engañadores, especialmente los de la circuncisión, a quienes es preciso tapar la boca, porque están trastornando familias enteras, enseñando por ganancias deshonestas, cosas que no deben… Profesan conocer a Dios, pero con sus hechos Lo niegan, siendo abominables y desobedientes e inútiles para cualquier obra buena”, Tito 1:10-11,16.

Dios detesta el abuso espiritual.

Algunos sobrevivientes del abuso espiritual no saben que están siendo abusados.

Rompiendo el silencio

Si bien el abuso espiritual ha ocurrido en los hogares durante siglos, pocos sobrevivientes salen a la luz. ¿Por qué permanecen en silencio? Al menos por tres razones

Primero, algunos sobrevivientes no saben que están siendo abusados. Pueden ser jóvenes en la fe e ingenuos a lo que la Biblia realmente enseña. O pueden venir de un hogar espiritualmente abusivo similar y piensan que el comportamiento es normal. O pueden amar al abusador hasta el punto de haberse cegado al abuso. No importa la razón, muchos sobrevivientes son ignorantes del abuso espiritual doméstico. Entonces no dicen nada.

Segundo, algunos sobrevivientes temen que nadie les crea. Los perpetradores a menudo son personas respetadas en la comunidad de la iglesia: ancianos, pastores, padres de confianza, líderes ministeriales. Tienen capital espiritual y relacional en la esfera pública, cosa que los sobrevivientes a menudo carecen. Se comprende, entonces, que los sobrevivientes pueden asumir que la iglesia se pondrá de parte de los abusadores “espiritualmente maduros”. Entonces mejor no dicen nada.

En tercer lugar, los sobrevivientes a menudo tienen miedo. Si rompen el silencio, ¿se dividirá la familia? ¿Será que el abusador negará la acusación, y abusara más por haber hablado? ¿Aprovechará el abusador la ocasión para avergonzar a la víctima, llamándola inmadura, loca, engañadora, o malvada? Estas y muchas otras preocupaciones válidas a menudo impiden que los sobrevivientes hagan público el abuso.

Pastores y líderes de iglesias: ya es hora de que nos levantemos contra todas las formas de abuso. Esto incluye el abuso espiritual en la iglesia y el hogar. El abuso espiritual doméstico es mucho más común de lo que piensas. Lastima a ovejas inocentes a diario. Destruye el tejido de las familias y las iglesias.

Si bien es posible que nunca reciba atención nacional, hagamos nuestra parte para poner fin al abuso espiritual doméstico.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Michelle Lago.
Imagen: Lightstock.
Nota del editor: 

Todos los nombres e información han sido modificados para proteger la identidad de aquellos que se describen en este artículo escrito originalmente en inglés. Cualquier persona atrapada en una situación abusiva también puede llamar a la Línea Nacional (en los Estados Unidos) de Abuso Doméstico al 800-799-7233 o a las autoridades en su país si vive fuera de los Estados Unidos.

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