La oración es un tema abundante en la literatura cristiana, el cual se ha explorado desde diferentes perspectivas y se han escrito desde pequeños manuales hasta profundos tratados teológicos.
Con esto en mente, me preguntaba qué tanto más se podría aportar al tema. Debo reconocer que el título Clama a mí: Acércate al Dios que escucha y atiende tus oraciones (B&H Español, 2025) del pastor Miguel Núñez, lo hacía un poco más complicado.
Por supuesto, es un título tomado de Jeremías 33:3. En principio, es un versículo tan conocido que ha sido mal interpretado y usado para pedir virtualmente cualquier cosa. Pero es importante aclarar que el libro no es un estudio sobre este pasaje, sino un llamado a buscar el rostro de Dios en oración. Como indica el autor:
Toma mi reflexión acerca de este tema como un llamado para que doblemos las rodillas al Señor y elevemos un clamor delante del trono de la gracia por Su iglesia, por la sociedad y por los líderes de nuestra nación y de las naciones en general (p. 9).

Clama a mí
Miguel Núñez
Una batalla contra la individualidad
Quizás el problema más grande que encuentro en la doctrina de la oración que se enseña en muchas iglesias y libros cristianos es que tienden a centrarse en el hombre: encontrar respuestas positivas a sus peticiones. Pero el enfoque de este nuevo recurso es diferente: «Con cierta frecuencia vemos a nuestro Dios como un solucionador de problemas y no como un Padre con el cual deseamos tener una relación de intimidad para que Él oiga de nosotros y nosotros de Él» (p. 10).
La gran virtud que encuentro en Clama a mí es que no se centra en convertir la oración en una especie de método ni reduce su alcance a encontrar respuestas a las necesidades que podría percibir la persona que ora. Esto se ve claramente en la estructura del libro.
El autor divide el contenido de quince capítulos en tres apartados: Oraciones personales, que medita en las oraciones de Jesús y del rey David; oraciones por la iglesia, es un estudio más profundo sobre la oración de Jesús registrada en Juan 17; y finalmente, oraciones por la nación, que analiza las oraciones del rey Salomón y del profeta Daniel respecto al destino y a la intervención de Dios en su nación en tiempos difíciles.
En este recurso podemos ver la premisa y el deseo original del pastor Núñez, que es que el pueblo de Dios entienda que la oración no se trata de encontrar formas originales de pedir cosas, de tal modo que Dios se sienta obligado o impulsado a escucharnos. Por eso me parece apropiado que antes de comenzar a desarrollar la oración en cada esfera (personal, iglesia y nación), el autor confronte a sus lectores a hacer un análisis sobre sus propias motivaciones para orar:
Desde el punto de vista de Dios, no es que pedimos mucho, sino que pedimos poco. Pedimos poco y nos conformamos con poco. Digo que pedimos poco, porque pudiendo pedir cosas celestiales, constantemente pedimos y nos sentimos felices con cosas terrenales. Dios nos ve y nos dice: «¡Qué pobres son! Pudiendo ser ricos celestialmente, se conforman con ser ricos terrenalmente» (p. 16).
Encarnando el carácter de Cristo
Durante el ministerio de Jesús, una de las primeras peticiones que hicieron Sus discípulos fue: «Enséñanos a orar» (Lc 11:1). Probablemente, la intimidad que percibían tras cada encuentro de Jesús con el Padre despertaba un deseo de disfrutar esa bendición y qué mejor que recibirla del mismo Maestro.
Ahora, es cierto que —como afirma el pastor Núñez— debemos orar con base en lo que Dios ya nos ha revelado en Su Palabra, no con base en nuestras propias apreciaciones sobre lo que necesitamos. Eso significa que nada de lo que encontraremos en este o cualquier otro libro con doctrina sólida será nueva revelación.
Sin embargo, algo que pude encontrar en Clama a mí fue el sentido pastoral que el autor imprime en sus recomendaciones y explicaciones sobre cada pasaje que aborda. No se trata de dar lecciones simplemente u ofrecer consejos prácticos, sino de encontrarse con Dios mismo. Esta característica que no he encontrado en otros libros sobre la oración es uno de los aspectos más frescos y reconfortantes de este recurso.
Por ejemplo, al hablar del Padrenuestro, el autor nos muestra lo que sucede cuando oramos así con Jesús:
Con la oración del Padrenuestro, por un lado, Jesús nos está enseñando a acercarnos a Dios con confianza porque somos Sus hijos, pero al mismo tiempo nos está enseñando que cuando pensemos en Dios como Padre, no debemos perder de vista la otra dimensión y es que ese Padre es el Creador de todo el universo y, por lo tanto, está encumbrado muy por encima de toda Su creación. Él está en los cielos (p. 28).
Al orar por nuestras necesidades nos deja ver que aunque nosotros somos los receptores de la bendición, en realidad se centra en el carácter de Dios:
Nuestro Dios se complace en dar no solo porque dar es Su naturaleza, sino porque dar lo revela, revela Su carácter. Si hay algo que Dios ha estado tratando de hacer desde el principio es revelarse al hombre; porque mientras más Dios se revela, el hombre más lo conoce. Mientras más lo conoce, más lo ama; mientras más lo ama, más lo obedece; mientras más lo obedece, más propósito de vida encuentra; y mientras más el hombre vive conforme a su propósito de vida, más disfruta de las bendiciones de Dios (p. 43).
Finalmente, al invitarnos a orar por nuestras naciones, el autor nos lleva a reflexionar más en la soberanía de Dios y menos en nuestras circunstancias.
Jesús está y siempre ha estado más preocupado por nuestra seguridad de lo que nosotros mismos podemos estar. Él comprende cuán fácil fue para Adán perderse en el Edén, y Su misión es asegurarse de que esa historia no se repita en nosotros. Su intercesión constante ante el Padre garantiza que nuestra seguridad esté en manos de Su poder eterno (p. 138).
Podemos ver en los ejemplos anteriores cómo el pastor Núñez continúa mostrando el corazón de Dios a través de toda la Escritura.
Esperanza para perseverar
No conozco a una sola persona que me diga que no tiene o no ha tenido temporadas en las que le cuesta orar. Si Dios se empeñó tanto en dejarnos testimonio de la importancia de la oración en Su Palabra, debe ser porque sabía de antemano que nuestro corazón caído iba a ir en contra de Su voluntad.
Cualquiera que lucha con sus tiempos de oración, con dudas sobre la forma en que Dios está obrando o por una respuesta que no parece llegar, encontrará esperanza en orar más después de leer Clama a mí.
Por un lado, somos invitados a orar por aspectos tan grandiosos como que el Nombre de Dios sea santificado y que Su Reino venga, pero también por cosas más específicas como arrepentimiento, restauración o la rendición de nuestra voluntad. El pastor Núñez nos acompaña a través de cada pasaje para orar por la unidad de la iglesia que tanto necesitamos, así como por nuestras naciones para que encuentren el camino al Señor.
Esta perspectiva no solo aumenta el alcance de nuestras oraciones y aparta la vista de nosotros mismos y la dirige hacia Dios, sino que además nos da razones para orar con fe y esperanza, porque tenemos la certeza de que Dios cumplirá todo lo que Él mismo ha prometido y revelado.
Dios nos invita a pedir, a buscar y a llamar (Mt 7:7). En el lenguaje original, las acciones de pedir, buscar y tocar están en el imperativo presente, lo cual implica que debemos hacer esto de manera repetitiva y seguir haciéndolo siempre. Pedir, buscar y tocar la puerta continuamente debiera constituirse en nuestro estilo de vida. Pero ¿por qué? Porque Él prometió responder. ¿Puedes ver que Dios nos invita a orar sobre la base de una promesa que Él ha hecho primero? (p. 12).
Una última oración
Poniendo en práctica lo que me dejó Clama a mí, mi petición delante de Dios es que siga proveyendo recursos como este para la edificación, el crecimiento y el fortalecimiento de Su iglesia, de modo que podamos ver el avivamiento que tanto esperamos.
Creo que muchos líderes cristianos estamos de acuerdo en que lo único que nos puede sacar de la condición en la que nos encontramos es un avivamiento de parte de Dios. Pero dichos avivamientos siempre han comenzado y han sido sostenidos por el poder de la oración que acompaña a la predicación de la Palabra (p. 9).
Si alguna área de oportunidad tiene este libro es que bien podría ser más largo. Te invito a recibir la invitación que el pastor Núñez hace con el subtítulo de su libro: «Acércate al Dios que escucha y responde tus oraciones».